Cap.14

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No me podía sacar la confesión de Jack de la cabeza, las palabras que había dicho retumbaban una y otra vez, pero a pesar de eso, no volvimos a tocar el tema, es más actuabamos como si nada hubiera pasado. Tal vez era lo que él prefería, no complicarse mucho.

El chillido que soltó una silla al correrse me sacó de mis pensamientos. Apareció Hiccup de cuclillas con el mentón apoyado sobre el escritorio mirándome, yo del susto solté los libros que tenía intención de guardar en mi mochila. Él, sin cambiar su postura, me los extendió y de ellos calló un papelito.

Mientras caía, el ojiverde lo seguía atento con la mirada, al tocar el escritorio lo tomé rápidamente ya que él tenía intenciones de agarrarlo primero.

"Tu. Yo. Plaza Honoré. A las 5 ¿Te parece?
Anónimo"

No me lo creía. Tuve que releerla muchas veces, Hiccup observaba confundido, sin entender nada.

-¿Qué tienes ahí?

Yo mostré una sonrisa y di saltitos de alegría. El castaño se paró para intentar leerla pero no se lo permití.

Estábamos parados pero Hiccup estaba prácticamente apoyado en
mi tratando de alcanzar la nota que estaba en el brazo que estiraba lejos de él. La nota no la alcanzó sin embargo el contacto entre nosotros alcanzó para que se me erizara la piel y me pusiera colorada.

(...)

Había llegado antes de lo planeado, había calculado que tardaría más o menos diez minutos en llegar al parque, sin embargo llegué en menos de la mitad, me sentía como si hubiera roto un nuevo récord.

Como faltaban unos quince minutos para nuestro encuentro saqué mi libro y empezé a hacer una tarea de historia. Por mucho que lo intentara no podía concentrarme en los primeros pobladores egipcios, cuando tenía la mente volada en otra persona que estaba en el punta del mundo contraria a la de ellos.

Al parecer ese corto tiempo se había pasado en un pique, apenas fueron en punto escuché una voz.

-Hola Merida- levanté la mirada y allí estaba con sus ojos oscuros y su cabello azabache. Me maldije por no haberlo notado antes, me había dado suficientes pistas, pero yo sólo era indiferente a ellas, me tapé la cara avergondada.-¿Pasa algo?

-No, nada Hiro- sonreí de lado mientras guardaba los libros.- ¿Dónde vamos ahora?

-Si no te molesta, tengo que hacer unas cosas por el centro- señaló hacia atrás un poco tímido.

-No me molesta- me colgué la mochila al hombro y comenzamos a caminar.

El primer lugar al que fuimos fue a una tienda de ropa. Allí cambió una camisa, seguramente a encargo de Tadashi, por un talle más. El segundo fue una tienda de mascotas, mientras yo miraba los peces de colores que había en las peceras de muestra, Hiro compraba comida para un animal. Me enteré de que tenía un gato, más bien, es de su tía.

También fuimos a un mercado a comprar los ingredientes de la reseta de una torta que le había pedido su tía y también otras cosas para llenar la heladera.

-¡Ahí va!- anuncié y le lancé un poté de crema, él lo atrapó y lo puso en el carrito.

(...)

Para tomarnos un dezcanso ya que los lugares a los que habíamos ido quedaban en extremos opuestos de la ciudad, nos tomamos un helado, para ser exacta, un helado de palito.

Justo cuando todo parecía en calma, una pregunta pasajera en mi cabeza me desequilibró.

-¿Vos sentís algo por mi?-le pregunté, a lo que él se puso colorado.

El Rompe CorazonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora