Cap.15

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Narra Merida

No planeaba decirle a Haddock mis sentimientos hacia él. Por nada del mundo se lo diría, al menos no en este momento. No quería terminar como las demás y con eso me refiero a con corazón roto.

El timbre sonó y todos entraron en estampida al salón. Cuando entré me quedé parada en la puerta, el profesor ya estaba dentro y me miraba con desaprobación. Me sorprendió el encontrarme la entrada llena de barro, como si todos los que estaban jugando al fútbol afuera se hubieran sacudido los pies ahí antes de entrar.

-Señorita Dunbroch, si no planea sentarse, al menos puede ir a buscar un escobillón para juntar la mugre que dejaron sus compañaros- yo asentí un poco confundida ante la antipatía del profesor.

Cerré la puerta del salón detrás de mí y me encaminé al cuarto del conserje. Ese cuartito se encontraba a un lado de los baños. Casi nunca estaba el conserje ahí, en realidad, nadie sabía donde se metía cuando había alumnos, pero el cuartito estaba abierto en todo momento a la disposición de todos para que agarraras lo que necesitaras.

Ya cerca me sobresalté al escuhar un gemido, curiosa pero con el pulso acelerado eliminé la distancia que había con el cuarto y apoyé la oreja en la puerta con cuidado de no hacer ruido.

Al oir el nombre que la chica soltó en un suspiro se me heló la sangre y se me agrietó el corazón.

Narra Hiccup

Unos brazos me jalaron dentro del cuartito del conserje lleno de escobas, baldes y trapos. Había poca luz pero podía reconocer perfectamente quien era ella.

-Por favor,- sollosó entrecortadamente poniendo sus manos en mi torso a través de la remera- dame otra oportunidad, vuelve conmigo.

Yo apoyé mis manos en su cara, sentí que sus mejillas estaban mojadas.

-Astrid, yo...

-Elígeme- me interrumpió y el timbre sonó, nos quedamos en silencio mirándonos y escuchando los pasos en el pasillo.

Cuando cesaron ella lo repitió y se lanzó a besarme, en vez de oponer resistencia, me dejé llevar y le seguí el beso. Ni siquiera estaba pensando en lo que hacía, o, tal vez, lo que estaba haciendo no me dejaba pensar claramente, no tenía ni idea.

Mis manos fueron instintivamente a su cintura y la alcé. Ella no se despegaba de mi boca ni me dejaba de revolver el pelo, la senté en una mesita con un par de cajones. Le comencé a levantar la blusa, hasta que terminé quitándosela y a besarle el cuello.

-Hi...Hiccup- soltó en un suspiro.

En lo que la puerta se abrió y nuestras miradas se cruzaron, y con nuestras no me refiero a la mia y la de Astrid.

Narra Merida

Tenía ganas de salir corriendo de allí y echarme a llorar, sin embargo no lo hice. Hasta yo misma me sorprendí cuando me encontré abriendo la puerta.

Hiccup me miraba sorprendido pero también podía notar dolor en sus verdes ojos, en cambio, la rubia, también estaba sorprendida pero furiosa.

-Permiso,- me abalancé en la habitación- necesito la escoba- dije con desinterés tomándola.

Salí de ahí y se me estrujó el corazón al sentir su tacto en mi. Había venido detrás mío y ahora me agarraba del brazo indicándome que me detuviera.

Narra Hiccup

-Merida, puedo explicarlo- no se porque extraña razón estaba arrepentido.

El Rompe CorazonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora