8. Los boletos

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Otabek salió de la habitacion y miró al chico rubio, quien escuchaba la conversación a través de la puerta.

-¿Qué pasa?

-Oh, Yurio... nada -mintió el castaño, mirándolo a los ojos.

-B-bueno... ¿Nos vamos?

-C-claro.

Aclaró su garganta y abrazó por la espalda al rubio.
Caminaron por el pasillo, dirigiéndose a la salida.

¿Qué se encontraba allí?

Una motocicleta negra, algo grande, que esperaba a los dos caballeros.

-Un momento Otabek ¿¡Quieres que me suba en eso!? -gritó Yurio, asustado y completamente rojo.

-Es nuestro único medio de transporte.

-Pe-Pero ¡Yo no quiero subirme a eso!

-Vamos, será divertido.

Otabek le dedicó una sonrisa a Yurio, quien completamente rojo, se subió a la moto.

-Pero no vayas muy rápido.

-Haha, tranquilo.

-Me encanta verlo sonrojado.

Y arrancó la motocicleta.

Después de unos cinco minutos en la autopista, el rubio empezó a arañar a Otabek, tratando de agarrarse.

-¡O-Otabek! M-Más lento, ¡me voy a caer!

-Pero tenemos que ir a comprar los boletos rápido, sólo... sujetate bien.

Yurio tomó con fuerza el torso del pelinegro, y cerró los ojos.

Otabek siguió adelante, imaginándose -¿Qué pasaría si Yurio no fuera menor de edad? ¿Podría besarlo en público sin hacer un escándalo?

Llegaron. Otabek estacionó la moto y la aseguró.

-¿Yurio? Ya puedes soltarme.

-¿E-eh? A-ah s-si...

-Te ves tan adorable.

Yurio sólo soltó una risa, poniéndose cada vez más rojo.

Entraron en el aereopuerto, dispuestos a pagar cualquier precio por aquellos boletos.

-Buenas tardes caballeros ¿Desean abordar a algún avión?

-De hecho señorita, deseamos comprar 3 boletos de avión.

-Muy bien, ¿Algún destino en particular?

-Deseamos ir a Japón, lo más rápido que se pueda, por favor.

-Vale, déjenme ver cuando es el vuelo más pronto.

La señorita empezó a teclear algo en su computadora y miró a los jóvenes.

-El avión sale mañana a las 8 am ¿les parece bien?

-Si.

-¿Con tarjeta o con efectivo?

-Con efectivo.

Pagaron los boletos, los tomaron y salieron de allí rápidamente.
Yurio sacó su teléfono y le marcó al albino.

-¿Viktor? Habla Yurio.

-Ah, Yurio. ¡Ya casi aprendo a manejar ésta cosa!

-Muy bien. Ya compramos los boletos, salen mañana a las 8.

-¿De la noche? No puedo esperar tanto.

-No tonto, de la mañana.

-suspiró-. Perfecto, voy a empacar las cosas para irnos rápido ¿vale? Todavía necesitamos encontrar a Luna.

-No me he olvidado de ello, ya vamos en camino.

-Hasta al rato.

Yurio colgó su celular y subió a la moto de Otabek.

-No te asustes, Yurio. Trataré de bajar la velocidad, pero no prometo nada.

-E-está bien.

Llegaron a la casa del albino, quien los esperaba en la puerta.

-Al fin llegan, necesitan empacar sus cosas. Mañana tendremos que levantarnos más temprano para llegar a Japón con el tal Yuuri.

-Ya que, iré a mi cuarto.

Yurio le dio un beso a Otabek en la mejilla y subió corriendo las escaleras.

-También deberías ir a empacar tú , Marte. Te esperamos mañana a las siete y media aquí.

-Esta bien, ¡hasta mañana!

-¡Hasta mañana!

Viktor entró a la casa y empezó a sonreír...
Una sonrisa que ha cualquiera hubiera enamorado.

Viktor estaba emocionado.

El Sol y La Luna ✨En Remodelación✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora