Capítulo 10

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-Maggie, necesito tu ayuda. El quinteto está en casa.¿Te parece que juguemos a tener 15 de nuevo? –le preguntó Cass a su amiga por teléfono y pudo oír la carcajada del otro lado.

El día anterior Cassandra había recibido la llamada de Lucas para invitarla a cenar y ella había aceptado. El problema era que necesitaba una coartada, no quería que sus hermanos entrometieran sus narices y para ello debía mantener al hombre lo más lejos posible. Y bajo ninguna circunstancia debían enterarse que iba a cenar con él.

Así que se le ocurrió un plan y para ello necesitaba la ayuda de su amiga Margarita.

-Voy a pasar la noche con Maggie, tiene algunos problemas –anunció a sus hermanos.

-¿Problemas? – preguntó Brendan

-Sí, de los femeninos que se curan con una buena charla y un tarro de helado – contestó ella antes de que él se ofreciera a ayudar.

-Sí es así...

-¿Kenn podrías llevarme?

-De acuerdo.¿Cuándo vas a comprarte un auto?

-Me gusta ser peatón – contestó ella sacándole la lengua. En verdad.

-Vamos, te llevo – dijo el chico y ella se despidió.

Llegó a la casa de Maggie quien se acercó a saludar a Kenneth y luego las dos entraron a la casa conteniendo la risa.

-¡Quince de nuevo! –gritó Maggie cuando cerraron la puerta.

-Gracias.

-¿Qué traes en el bolso?¿Tequila?

-Ropa. Por una vez agradezco a Brendan, no pudo ser más oportuno...

-Yo que había imaginado que saquearías mi armario...

-Nop, tengo algo ideal para esta noche.

-¿Y a qué hora viene tu galán?

-En un par de horas, así que tal si me ofreces un té...

-¿Nerviosa?

-Un poco...

-¡Vaya Cass! Es raro en ti...ponme al día.-dijo su amiga sorprendida por el interés de Cassandra en Lucas.

Cuando él llegó fue Margarita quien lo recibió y le indicó que Cass estaría lista en un minuto.

Lucas se quedó sin respiración cuando la vio, llevaba un vestido negro corto y que se movía sutilmente remarcando los elegantes pasos de la joven. Por un segundo tuvo la horrible sensación de que el hombre de tienda había pagado por aquella prenda, pero el pensamiento se borró de su mente cuando ella le sonrió.

-Hola –dijo Cass intimidada por el atractivo de Lucas vestido con traje.

-Estás preciosa-dijo él y le tendió la mano -¿Nos vamos?

Ella se puso un abrigo que Maggie le había prestado y tras darle un beso a su amiga se fue con él.

Cass había oído del restaurante, pero no había estado allí antes ya que era bastante nuevo y ella no había salido mucho recientemente.

Lucas se acercó al Maître en la entrada del Lobby mientras ella dejaba su abrigo.

Se acercó a él para entrar y entonces vio a alguien salir hacia el lobby mientras hablaba por celular.

¡¿Qué diablos hacia Dylan allí?!

Venía caminando directo hacia ella, en unos minutos más si alzaba la vista la vería, así que Cass se vio obligada actuar con rapidez. Cuando Lucas se acercó a ella lo tomó de las solapas y lo arrastró hacia la pared del lobby, de esta forma él quedó cubriéndola mientras ella echaba miraditas nerviosas a Dylan que hablaba en voz alta por el celular.

Lucas iba a preguntar qué sucedía, pero al seguir la mirada de la mujer se dio cuenta que ella no quería que aquel hombre la viera. Elevó los brazos por encima de la cabeza de ella y se acercó más para cubrirla mejor. Grave error.

Cass dejó de preocuparse por su hermano y fue plenamente conciente del hombre que tenía pegado a ella. El calor de él le llegaba mezclado con la deliciosa esencia que era parte colonia y parte él mismo, desde donde estaba podía apreciar el bello color de sus ojos, las pestañas curvadas y los labios bien formados que la tentaban .Además tenía la sensación de que él era una pared frente a ella, era más alto y en aquella posición su musculatura era notable, la chica suspiró y eso fue suficiente invitación para él, que sin pensarlo bajó la cabeza y la besó.

Una corriente eléctrica recorrió los cuerpos de ambos y Lucas debió recurrir a toda su fuerza de voluntad para separarse de la chica y recordar que estaban en mitad del lobby del restaurante más popular del momento.

Cuando Lucas separó sus labios de ella, Cass tardó en recordar donde estaba, el mundo se había desvanecido al sentir el contacto masculino. Era el mejor beso de su vida, se quedó mirándolo con la respiración agitada y difícilmente comprendió lo que él le decía.

-¿Quieres que nos vayamos de aquí? –le preguntó él en voz baja mientras miraba hacia atrás y Cassandra recordó lo que había ocasionado aquello. Dylan estaba cenando allí y ella no quería encontrárselo.

-Sí...-contestó y agradeció que Lucas no le pidiera explicaciones.

Él la tomó de la mano y se dirigieron al guardarropa a buscar su abrigo, al pasar Cass echó un vistazo y alcanzó a divisar que su hermano estaba sentado en una mesa rodeado de unos cuantos hombres jóvenes. Lo peor era que no podía preguntarle nada al llegar a casa porque se descubriría a sí misma. Aunque ahora tenía algo más importante que pensar y era el hombre que aferraba su mano y el calor que la invadía con aquel mínimo gesto.

Finalmente terminaron cenando en un pequeño restaurante italiano. Era un lugar pequeño pero encantador y lo mejor, sin ningún O'Bannon a la vista.

Lucas era demasiado bueno para ser real, no hacía preguntas y mantuvo su acuerdo anterior de no hablar de trabajo ni familia. Sólo disfrutaron de la mutua compañía, la deliciosa pasta y el buen vino.

Tampoco ninguno dijo nada sobre el beso.

Luego de la cena caminaron un poco charlando animadamente y cuando el frío de la noche se hizo evidente, Lucas llevó a Cassandra de regreso a casa de Maggie.

Al despedirse, volvió a besarla y Cass no pudo evitar aferrarse a él como si deseara que aquello no acabase nunca, cuando él se marchó y ella entró a la casa, aún estaba sonrojada.

Lucas tenía una mezcla extraña de sensaciones. Había notado la inquietud de Cass en el restaurante a causa de aquel hombre, ¿qué historia tenía con él que había necesitado usarlo como escudo para no ser vista?

Cada vez le resultaba más difícil no preguntar, ¿tenía novio, marido? ¿Quiénes eran aquellos hombres con los que la veía constantemente?

Lo cierto era que no se animaba a preguntar, temía que la respuesta los separase y él quería estar cada vez más cerca de ella.

Con una seguridad que rozaba la estupidez, se dijo a sí mismo que no importaba quiénes estaban en la vida de Cassandra , porque él los desterraría.

Después de todo los dos besos de aquella noche le habían probado que ella se sentía tan atraída como él hacia ella.

Operación CupidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora