Capítulo 1: Clínica

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En la ciudad de México en una de las clínicas privadas y más caras que hay en la ciudad. Se hayaban un doctor y su compañero de turno en una de las habitaciones de ésta, revisando a uno de sus pacientes, pero, solo que este era de las más delicadas y a eso debían trabajar más, para poder ayudar a su paciente en salvar su vida.

—¿Hace cuánto está aquí doctor? - le pregunta  a su compañero.

—Ya hace 4 años, que está aquí.— responde el doctor. —Lo los resultados siguen siendo los mismos, ninguna mejoría, está igual desde que la trajeron. Aunque es fuerte, aún sigue con vida. Eso nos conviene, pagan muy bien para mantenerla con vida y que nadie sepa que está aquí. — termina de decir el doctor como si fuera lo más común.

El joven doctor que le acompaña le mira fruncido el ceño.

—¿Y eso doctor? ¿Por qué no quieren que sepan? — pregunta con curiosidad.

—Eso no lo sé, pero nosotros debemos cumplir con nuestro deber. Salvarla y mantener el secreto.

—¿Nunca le han visitado algún familiar? — pregunta ahora observando a la paciente.

— No, nunca. Parece que los familiares no se han enterado o simplemente, no tiene familiares. — dice al terminar con el chequeo a su paciente.

—Bueno, parece que los medicamentos están fusionando. Al fin veo una mejoría con esta paciente, si sigue así en unos meses más estará mejor... pero veo que puede tener un problema. — dice un tanto preocupado.

—¿Cuál doctor? - pregunta de igual de preocupado.

—Que puede que despierte del coma, no recuerde absolutamente nada. Es lo más probable en estos casos. — termina de decir el doctor.

—Aunque claro por el golpe en la cabeza que se ha dado, lo más seguro. Y vaya que era muy fuerte el golpe.

— ¿Qué tan fuerte? — pregunta quiriendo saber más sobre la paciente.

—Fíjate que... en cuanto llegó en esta clínica estaba desangrando y tenía muy poco pulso. — relataba al recordar de aquel día.

Su colega lo escuchaba atentamente, mientras que en dos por tres miraba a la paciente, no negaba que su paciente era muy atractiva.

—Logramos parar el sangrado, la pudimos restablecer y la operación fue un éxito. Tenía una fractura en el cráneo, pero con el tiempo pudo mejorar, el motivo era su reacción y había mucho riesgo a que volviera a bajar la presión, de caer y de paro respiratorio... - explicaba el doctor. - ¡Y bueno! ya sabes el resto de la historia. — terminó de narrar.

—Si, claro.

—Lo bueno es que ha comenzado a mejorar, no hay riesgo de que recaiga aunque no hay que bajar la guardia, siempre hay que estar en alerta. Uno nunca sabe, ya sabes cuando se recupere... tardará en recobrar el reconocimiento y como te dije es muy probable de que no recuerde nada. — finalizó.

— Vaya, pobre mujer... — dice lamentado.

—¡Hey! — llamó su atención — ¿te estás enamorando?

—¿Qué? ¡no! no claro que no, sólo me da lastima su situación. —trataba de sonar convencible.

El doctor vio que no sólo era eso, tal vez le haya gustado a la paciente. Era muy linda, eso no se podía negar pero ellos eran profesionales.

—Además... sólo quiero ayudarla a reestablecerse, que pueda despertar pronto.- intentó explicar.

—Como digas Erik. — dicho esto se despidió de él y salió de la habitación.

Erik era el compañero nuevo del Doctor Osvaldo Gómez.

Él se quedó con la paciente observándola, revisando algunos estudios y en eso quiso averiguar más sobre ella. No espero más y salió de la habitación, directo bajó en la primera planta a recepción a averiguar más de la paciente.

—Señorita.—le habló a la enfermera que atendía en recepción.

—¿Le puedo ayudar en algo doctor? — preguntó amablemente.

—Eh, ¡si! Quería saber los datos de la paciente de la habitación setenta seis. — temía en no encontrar nada, pero decidió la respuesta de esta.

—A ver, déjeme buscar... — dijo sacando carpetas debajo del gran escritorio de la recepción.

El doctor Erik quedó esperando, estaba inquieto, impaciente pero tenía que esperar que le dijeran.

En paso en unos minutos la enfermera sacó solo una hoja, a las carpetas las dejó en su lugar.

—Aquí dice que la mujer llegó hace 4 años, que venía ensangrentada con un fuerte golpe en la cabeza, con cortes en las muñecas, no se sabe el nombre de la persona que la trajo y ni el nombre de la paciente absolutamente ni un dato. Sólo que pagan muy bien sus cuidados, nada más. — termina de decir dejando la hoja arriba del escritorio para que vea el doctor.

Erik toma el papel, desgraciadamente todo es cierto. No se sabe quién es, que edad tiene ¡nada! ni una pista para reconocerla.

Justo su temor pasó a la realidad, no encontró nada.

Cómo haría para ayudarla si... no sabe siquiera su nombre.

Erik le devolvió la hoja a la enfermera, agradeció y se fue a su oficina.

En su silla pensaba:
«Hay una manera de ayudarla a empezar de cero, tal vez pierda el habla, la caminata, la escritura y lectura. No tendría ni nombre ni pasado, si es que no más que debe despertar del coma que ha caído luego de sus 24 horas de su operación. Debería ayudarla.. ¡si no tiene a nadie más! La ayudaré yo... cueste lo que cueste y lo que me cueste, pero esa mujer va a salir adelante»

Ese sería su nuevo propósito: ayudar a una completa desconocida.

No importaba lo demás, sólo esa mujer que le ha cautivado su extraño caso.

Joselyn: RevivalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora