Capítulo 7: Descubrimiento

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Todo para ella era desapercibido, tanto como si en esa ciudad fuera nuevo, recorría con la mirada todos los lugares donde paseaba del brazo de su amigo.

No podía faltar pasar por el puesto de aquel niño que vendía dulces, le compraban un kilo de ellos y le pagaban sin recibir el vuelto, el pequeño lo necesitaba más que ellos.

Siguieron su caminar por las calles de Guanajuato, comiendo de los dulces caseros de aquel puesto. Sabían deliciosos, ahora Erik entendía porqué la obsesión de Sandra por ellos, eran muy ricos que te dan ganas de comer y comer de ellos. La estaban pasando increíble, recorrían todas las calles de avenida y por haber.

Sin embargo en la clínica la joven muchacha es dada de alta, allí se encontraba la autorización del doctor Salierno, retoma sus cosas y sale del hospital dirigiéndose al hotel donde se hospedaba. No dejaba de pensar en esa mujer, su cabello largo rubio lacio, sus ojos azules, su voz... su voz era cálida, a diferencia a la de su madre. Ésta era por lo poco que pudo oír y ver, más delicada, más atenta pero sobre todo más dulce.

Así la sintió cuando se dio cuenta de lo preocupada que estaba por una extraña en cual era ella, Karen deseaba verla de nuevo, aunque sea antes de irse para la capital, una última vez, solo para convencerse de que esa señora no se trataba de su madre, porque Joselyn no habitaba nada en lo que descubrió en esa mujer desconocida. Si algún día fuese posible, quisiera conocerla más, a lo mejor es... dejó esos pensamientos, tomó sus cosas y bajó al lobby del hotel.

Se acercó a recepción para devolver las llaves.

-¿Se ha sentido cómoda en nuestro servicio, señorita Farías?

-Sí, me he sentido muy cómoda, mucha gracias. - agradeció Karen, le cargaron su equipaje llevándolos hasta el taxi que la esperaba.

El botón dejó el equipaje en la cajuela, la joven le agradeció y le dio su propina.

El taxista la llevaría directo al aeropuerto de Guanajuato.

-Es un hermoso lugar, deberíamos ir al teatro. - propuso emocionada.

-Sandra...

-¿Qué? No conozco el teatro. Me encantaría conocerlo, debe ser exactamente como lo dice en los libros. - su cara era soñadora.

-Iremos. - asintió Erik rendido.

-¿Enserio? - se asombró ella.

-Claro. - le sonrió.

-¡Ay, gracias! - y sin poder evitarlo, lo abrazó fuertemente.

-No hay de qué, Sandra. - verla de aquel modo, hacía que se ablandara todo su ser.

Poco a poco, Erik se estaba enamorando cada vez más de Sandra/Joselyn. Y aunque así lo estuviera, no le faltaría el respeto, porque no sabía si ella sentiría lo mismo que él, además de que no sabía nada de ella.

¿Qué tal si era casada?
¿Si tiene hijos?
¿Cómo quedaría él?

Por eso luchaba contra todo su ser lo más que podía, pero, cada día era más inútil.

Sus sentimientos hacia ella, eran cada vez más fuerte.

-Iremos en la noche, te lo prometo cariño. - le sonrió con ternura.

-Gracias corazón. - le sonrió igual.

Camino al aeropuerto pasó por el puesto de dulces de aquel niño, lo veía desde la ventana del coche, se alejaba mientras ella agachaba su mirada con tristeza.

En ese mismo lugar creyó ver a su madre, quizás fue producto de su imaginación, quizás fue porque la extraña mucho. Fue entonces que la vio y lo comprendió. Había sido una alucinación de su cerebro engañoso, no es la primera vez que la había visto, así que se relajó notoriamente.

Joselyn: RevivalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora