Capitulo 5

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Debo decir que el comedor no estaba nada mal. El diseño no estaba nada mal, pero creo que lo podrían haber hecho mejor. Había mesas de pic-nic (NA: significa día de campo) por todo el lugar, en dos de las paredes había ventanales que te dejaban ver la ciudad. La barra con la comida estaba en una de las paredes que no tenía ventanas ni puerta.

Fui con Thalía hasta allí, agarramos una bandeja y yo me serví ensalada de lechuga y pollo con una manzana de postre y Coca-Cola light para tomar. Thalía se sirvió lo mismo nada más que con jugo de manzana.

Nos dirigimos hacia un rincón del comedor a una mesa, para no estar en el medio de todo y no llamar tanto la atención. Nos sentamos en una mesa junto al ventanal, sorprendentemente nadie se sentaba por allí, lo cual no entiendo, la vista a la ciudad era sorprendente y hermosa, podías ver los autos y los grandes edificios. Thalía se sentó en la mesa lo más lejos de la ventana posible mientras yo estaba pegada a esta mirando todo.

Todos los "populares" estaban sentados en el medio del comedor, no se detenían a observar algo que muchos pagarían lo que fuera por ver, y eso me molestó. No apreciaban lo que te tenian, y claro como lo van a apreciar sin todos son hijos de mami y papi que pueden tener lo que quieran con solo hacer un berrinche como un bebé. Cuando vivía con mi mamá tenía suerte de tenerla. Malcolm y yo íbamos a una escuela pública, y a mi madre, siendo una, le costaba días enteros de trabajo y viajes tenernos. Y yo le sacaba provecho a todo lo que tenía, no dejaba todo tirado y por la mitad como de seguro lo harían todos los que estaban sentados en el medio.

- Hola Thalia- no me di cuenta, que tres chicas se sentaron con nosotras en la mesa- Hola a ti también, tu debes de ser Annabeth, verdad?- siguió la chica. Era de piel chocolate y tenía el pelo muy rizado y marrón claro, también tenía unos ojos dorados como el oro y una sonrisa tan amable que parecía ser una niña.

- Hola Hazel- dijo Thalia.

- Hola, soy Annabeth- me presenté a las chicas- Thalia les hablo de mi?-

- si- respondió una de ellas que tenía el pelo marrón cortado desigual y desordenado, con algunas trenzas y decorado con plumas de colores , lo cual me pareció muy original, la piel morena un poco más clara que la de Hazel, y los ojos.... Wow que lindos, no podía saber de color eran, parecían multicolores- por cierto soy Piper Mclean- dijo sentándose junto a mi.

- Un gusto- dije- espérate, Mclean? Como Tristán Mclean? El famoso actor de cine?- pregunte

- si, él es mi padre- contesto, como si estuviera acostumbrada e irritada a que la gente se asombre cuando pronuncia su apellido.

- yo me llamo Calipso Belladona, un gusto Annabeth....- hizo una pausa, hasta que yo la interrumpi.

- Chase, Annabeth Chase- dije.

Calipso sonrió, ella era de piel clara, el pelo marrón claro y unos ojos marrones y cálidos como las almendra.

Lo que quedó del almuerzo nos la pasamos hablando y riendo, resulta que todas eran muy amables y agradables, eran hijas de los más grandes empresarios de Nueva York. Ellas venían a este instituto desde que empezaron la secundaria y todas estaban en su último año. También me comentaron que vivían en el mismo barrio que yo, nada más que en distintas zonas del barrio. Ellas me preguntaron sobre mis padres, y no sabía cómo responder. Para mi suerte sonó el timbre, indicando que terminaba el almuerzo. Mire mi horario y tenía historia en el aula 31, corrí a mi casillero saque mi cuaderno, ya que no tenía el libro aún, y le rogué a los dioses por encontrar el aula. Por suerte no muy lejos de mi casillero había un cartel que decía Aulas del 24 al 33. Estaba llegando tarde, asi que corrí. No me fijé hasta que dos segundos después estaba tirada en el suelo con algo, no, más bien alguien sobre mi.

Inmediatamente lo reconocí, el inmaduro de Percy Jackson. Él me miro socarronamente y yo lo aparte de un empujón.

- Pero que te pasa?- le pregunté.

- perdóname, es que llegaba tarde a mi aula- se excusó.

- y necesitabas correr?- le pregunté.

- que yo sepa, tú también estabas corriendo- touche.

- ya no importa- dije y me puse a agarrar mi cuaderno, y los lápices que se me habían caído del estuche que estaba un poco abierto. Cuando termine me paré y lo vi que me estaba mirando- gracias por nada-

Comencé a caminar pero él se me puso en frente.

- Lo lamento, linda, para quedar a mano, te invito al café a unas cuadras de acá mañana después de clases- ah bueno, ahora se hacia el bueno, el interesado, pero no,no,no. Ni muerta aceptaba.

- A ver déjame pensar...- adopte una pose pensativa- creo que antes me tiro del Empire State y después al Tártaro. Me puse la mochila al hombro y seguí caminando hasta tener al aula enfrente. Abri la puerta y entre.

- llega tarde señorita.....- reviso su libreta- Chase, como es su primer día, se lo dejaré pasar, pero si vuelve a interrumpir mi clase la enviaré a un castigo después de clase.

-Como diga profesora Smith- le dije

- Señor Jackson, nos honra con su presencia al llegar tarde, por favor tomé asiento y preséntese en el aula 4 después de clases, está castigado-

- será un honor profesora Smith, cómo está Garfio?- dijo con una sonrisa, en mi opinión ese fue un chiste muy malo.

- muy gracioso, otra hora de castigo, ahora sientese- dijo en tono demandante- ahora señorita Chase porque no se presenta-

- no gracias profesora-

Se hizo un silencio como de funeral.

- como quiera- dijo apretando los dientes y los puños. Me fui a sentar junto a la ventana y delante de Jackson ya que era el único lugar libre- como les decía la revolución francesa fue consecuencia de......- siguió con su clase.

No conteste o más bien no me quise presentar porque no me parecía necesario, si quieren saber de mi por que no preguntan?

Lo que quedó de la clase me dediqué a tomar apuntes en mi cuaderno. Nos dio una guía de preguntas de la cual habia que hacer hasta la 7, cuando las termine agarre mi cuaderno de dibujo y comencé a dibujar algo contradictorio. Afuera estaba nublado y parecía que iba a llover. Entonces dibuje un sol lleno de lineas que darían lugar a un millón de colores cálidos.

Detrás mío Percy tocaba mi hombro y me susurraba tratando de llamar mi atención pero yo lo ignore.

Tocó el timbre indicando mi última clase y paso lo mismo: no me presente, me senté junto a la ventana, dibuje y Jackson seguía molestándome.

Sonó el timbre de salida agarre mis cosas y salí del aula, fui a mi casillero y puse mis libros saque los cuadernos y los puse dentro de la mochila. Después fui hacia la salida cuando sentí que alguien me jala del brazo y me da vuelta, a que no adivinan con quien tuve la desgracia de ver.


Nunca Juzgues A Un Libro Por Su PortadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora