Esencia de Amor ❀ KaiSoo

❀ Café

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Escabullirse a la biblioteca sin duda alguna fue un completo infierno para Kim JongIn, y sin embargo, pese a que sus amigos lo hubiesen seguido un día y lo hayan encontrado sentado con el libro de Historia de la magia abierto y él con el ceño fruncido, completamente concentrado en sus deberes, no quitaba el hecho de que lo hubiesen cuestionado.

Se habían puesto un poco rebeldes porque pensaban que los había estado evitando por alguna chica que se hubiese encontrado por ahí, un nuevo prospecto amoroso que no quisiera compartir. Pero JongIn terminó explicándoles que no, que su madre necesitaba buenos resultados y él estaba intentando dárselos.

ChanYeol sugirió entonces que debían acompañarlo a estudiar, y JongIn se había puesto bastante pálido con el simple comentario, porque compartir a su compañero de estudio era algo que no quería hacer en absoluto.

JongIn se apresuró, dando tumbos por los pasillos con el corazón acelerado como hacía un par de semanas había estado sintiendo ese desajuste en su interior, con una sonrisa que se apagó al instante de recordar que se encontraba en la silenciosa biblioteca, JongIn se apresuró por algunos pasillos llenos de mesas mientras observaba como se acercaba a su ahora habitual mesa de estudios.

Do KyungSoo siempre llegaba temprano, sin importar cuanto tiempo JongIn hiciera por llegar puntual, lo cierto era que incluso se había preguntado si es que el muchacho se la vivía en la biblioteca y quizá no dormía en la sala común de Ravenclaw.

En parte la probabilidad de que así fuera era bastante elevada, JongIn lo sabía y no podía sentirse más que un poco revuelto en su interior.

Porque por supuesto que no le gustaba Do KyungSoo, lo cierto era que había gastado algunas noches pensando su situación, y la manera en la que habían quedado siendo un poco más cercanos, repitiéndose incontables veces que era por el estudio, porque KyungSoo lo estaba ayudando a que no fuese a reprobar los TIMO.

A JongIn no le gustaba nada de KyungSoo.

Por supuesto que había dicho o aceptado que le parecía un poquito guapo, pero lo cierto era que no le llamaba la atención esos ojos un poco más redondos y grandes de lo normal en todos sus amigos, sus pobladas cejas o sus largas pestañas.

Y ni mencionar de sus labios, JongIn se había aprendido todas las formas posibles que adoptaban sus labios cuando el bajito de Ravenclaw hablaba, el tono de su voz cuando estaba severamente concentrado y cuando algo le molestaba.

La manera en que sus ojos en automático se desviaban hacia la ventana cuando comenzaba un aguacero o cuando estaba nublado, y cómo fruncía el ceño cuando escribía, apretando los dedos de sus manos para tener más precisión sobre el pergamino.