Esencia de Amor ❀ KaiSoo

❀ Lluvia

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Cuando JongIn se levantó esa mañana y observó las colosales nubes grisáceas cubriendo por completo el azul celeste del cielo, se percató de que quizá las cosas se le complicarían un poco, pero no demasiado como habían sucedido.

A Kim JongIn siempre le había gustado la sensación del viento en su rostro, la manera en que se alborotaban sus cabellos que solía dejar a propósito un poquito largo para que se ondearan mientras él volaba en la escoba, sentir que el aire lo cortaba en pedazitos cuando estaba demasiado gélido, según la temporada. Le gustaba volar, amaba el Quidditch porque lo hacía sentir vivo, lo hacía querer ir más veloz si es que eso era posible, rasgar el firmamento con su escoba para intentar alcanzar la Snitch.

Le gustaba pensar que no estaba obsesionado, que le gustaba simplemente concentrarse y divertirse mientras ganaba, pero claro que los demás no podían decir lo contrario, por algo había heredado el título de Capitán.

La multitud rugía a sus pies, siendo sus gritos el alimento que lo impulsaran a salir disparado a todo lugar mientras que fruncía el ceño observando en la distancia una pista, un simple aleteo que hiciera juego con el de su corazón y que le advirtiera que podía ser campeón, que podía ganarle a su oponente, más aún si es que el equipo contrario carecía de buenos movimientos y quizá de buenos miembros en el equipo.

Ravenclaw nunca se había distinguido por sobresalir en los deportes y sin embargo JongIn estaba nervioso, sentía el estómago revuelto y era un simple extra a todo lo que venía sintiendo desde que comenzó el partido. Era por si Do KyungSoo a final de cuentas había decidido venir a ver el partido.

Cuando lo visualizó sobre las gradas de su casa, con los colores emblemáticos del azul y bronce, sonrió sin poder evitarlo, su corazón retumbó de alegría en su caja torácica y dio un par de volteretas solo para llamar su atención pese a que existía la posibilidad de que no estuviese ahí precisamente para verlo, de que quizá hubiese ido a apoyar a su casa, como un buen Ravenclaw haría.

El partido de Quidditch había terminado después de un par de horas de ajetreo en los cuales JongIn se las ingenió para que su equipo no perdiera por nada del mundo, por fortuna para él el equipo de Ravenclaw no era muy bueno, les hacía falta un buen buscador porque el chico que tenían era un completo novato que ni siquiera se había percatado de que la Snitch pasó un par de veces a su alrededor.

A JongIn no le gustaba alardear demasiado, pero amaba los vítores de su casa y la manera en la que gritaban su nombre cuando el equipo bajaba a tierra. Le gustaba escuchar el ruido que hacía la gente cada que se emocionaba por apoyar a sus respectivos equipos, y que hubiese estudiantes tan apasionados que no les importe la ventisca, el frío o la lluvia con tal de ir a apoyarlos.