Cuando seamos grandes

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Thomas Sangster se había mudado a Estados Unidos con tan solo 5 años de edad. El pequeño esta a punto de entrar a una nueva escuela , que para él le era difícil , debido a que no era muy bueno haciendo amigos. Con tan solo decirte que solamente tenía 2 amigos en su antiguo jardín de niños  allá en Londres.
En su primer día de kinder, Thomas no hizo contacto alguno con sus nuevos compañeros. La maestra amablemente le pedía a Thomas que se sentará junto con sus compañeros, pero él prefirió sentarse a lo lejos de ellos.
Llego la hora libre y Thomas seguía solo, su mirada se enfocaba a la nada. Así le gustaba estar. No duró mucho la tranquilidad hasta que un niño se sentó a lado de él. Cabello castaño, ojos castaños, su piel estaba lleno de lunares.
Thomas no sabía que hacer, estaba totalmente nervioso, pero el chico no se dio cuenta.
-¡Hola!- dijo el castaño sonriente- Me llamó Dylan- extendió su mano para poder apretar la mano del chico nuevo, pero éste no hacía nada, sólo se le quedaba viendo de una manera tímida.
A segundos de no obtener respuesta del nuevo, tomó la mano de él y la junto con la suya para estrecharla- Hola, Dylan. Mucho gusto- contestó Dylan por él ,debido a que el rubio no emitía palabra- Yo soy...- Dylan esperaba a que el nuevo respondiera.
Thomas respondió en voz baja- Tho-Thomas...
-¿Thomas?- pregunto el castaño a lo que el otro chico solo asintió sin dejar de apretar la mano de Dylan- Mucho gusto, Thomas- sonrió- ¿De donde eres?- quería sacarle platica, pero no obtenía ninguna respuesta del rubio.
El timbre sonó indicando que era la hora de comer. En eso, Dylan se levanta- no te muevas- le indicó a Thomas y se fue directo por su mochila. De regreso, tenía su lonchera y la abrió sacando 2 panes con mantequilla de mani y mermelada- mi papá me hizo 2 sándwiches para compartirlo con alguien más- miró directamente al nuevo- ¿Eres alérgico a la mantequilla de maní?- El rubio negó con la cabeza- Entonces...¿A la mermelada?- negó también. En eso, Dylan le entrega el sándwich a Thomas.
-Espero que te guste- dicho esto, Dylan empezó a devorar su lonche, Thomas; de poco a poco. Dylan sacó una sonrisa, pues estaba progresando con el chico nuevo de poco a poco.
Y así pasaron los días. Dylan le sacaba platica a Thomas, y este hablaba cada vez más. El pequeño Tommy se sentía cada vez más a gusto con Dylan. Y solamente con él. Era extraño. Sentía una cálida armonía junto con Dylan.

Un día, Thomas y Dylan salieron al recreo, pero el rubio tenía que ir al baño , dejando a Dylan sentado en la banca. De regreso; no estaba, Dylan se había movido de ahí.
El pequeño empezó a recorrer todo el patio en busca de su amigo, pero no lo encontraba.
Sonó la campana y los niños empezaron a correr a sus respectivos salones, Thomas quedó congelado, debido a que todos corrían a su dirección, empujándolo y dejándolo solo en el patio.
El chico empezó a llorar porque lo habían empujado y sobre todo, no había encontrado a su amigo. Se sentó en la esquina del patio. Juntó sus piernas y agachó su cabeza en ellas , tapando su cabeza con sus brazos. Empezó a sollozar, esperando a que la escuela terminara y se fuera corriendo a su casa.
En eso, llega la maestra y trata de calmar a Thomas, pero sus actos eran en vano.
-Vamos, Thomas. Es hora de entrar a clases
-N-no quiero- dijo sollozando
-Pero...
-¡NO QUIERO!- gritó el rubio con lágrimas saliendo de sus pequeños ojos- Quie...¡quiero a Dylan!
La maestra se sorprendió a tal respuesta, pero en seguida se levanto y trajo a Dylan al patio. En eso, el castaño fue rápidamente a darle un cálido abrazo, transmitiéndole a Thomas que todo estaría bien.

Al día siguiente, Thomas estaba esperando con ansias a su amigo. Tocó el timbre y la
maestra cerró la puerta. El chico se empezó a preocupar, su único amigo no había llegado a la escuela- y ¿si no llegará?... y ¿si algo malo le habrá pasado?- se pensó pero acto instante sacudió su cabeza. Era imposible que algo malo le haya pasado a su Dylan.
La maestra anotó unas operaciones al pizarrón y fue pasado a varios alumnos a que resolvieran. Pasó a Thomas y el pequeño se levanto tímidamente, no le gustaba que todos lo miraran. Se sentía inseguro... y más si su amigo no estaba a su lado para apoyarlo. Le era imposible resolver el problema si no estaba Dylan. Las lagrimas empezaron a brotar de sus ojos. Aventó el gis y abrió la puerta, abandonando la clase. Empezó a correr cuando de repente chocó con un chico, se sobó la cabeza y se percató de que era Dylan con el que había chocado. Rápidamente va y lo abraza , disculpándose por haberlo aventado.
-No te preocupes- contestó el castaño- ¿que hacías corriendo? Espera...¿Estás bien?- se acercó a Thomas
-Si, ahora lo estoy- respondió con una sonrisa.

Para la hora de descanso, Dylan llevo a Thomas a un lugar más tranquilo y solitario.
Ambos entraron a la pequeña biblioteca del jardín a comer su almuerzo.
Mientras que Thomas comía de su sándwich, Dylan se levanto y quedo en frente del chico, sacándolo de su pequeño mundo.
- ¿Qué pasa Dylan?
-Um...la razón por la cual llegue tarde a clases fue porque...porque...- de su bolsillo saco 2 aros pequeños , color dorado- porque fui a recoger estos 2 anillos...
Thomas quedo más confundido de lo que estaba, así que espero a que su amigo siguiera hablando.
-Tommy- siguió Dylan- todos los momentos felices las paso contigo, porque me agrada estar contigo. Me siento a gusto contigo... y para demostrar el cariño que te tengo- le entrega el pequeño anillo- me gustaría...que...
-¿¡Qué fuera tu pareja!?- pregunto algo alterado el rubio
-Bueno... yo...- se sonrojó el pequeño de lunares
-Dyl... ¿no somos muy chicos para casarnos?- esa palabra hizo que Dylan se pusiera rojo como un tomate. No pensaba que su amigo se la tomaría a la ligera. El había pensado que su amigo lo rechazaría y se iría lejos de él, pero fue todo lo contrario.
-No nos vamos a casar ahora mismo tontito- río el castaño- pero cuando seamos grandes, lo haremos...claro...si tú quieres
-¿Porque yo? - preguntó curioso Thomas
-Porque eres la persona más agradable y linda conmigo... nadie , aparte de mis padres, me hace sentir tan feliz como tú lo haces
Thomas no pudo evitar sacar una sonrisa de oreja a oreja con un leve sonrojo en sus mejillas. Dylan se acercó con el anillo.
-¿Entonces?
-Si, si me gustaría- contestó Thomas tomando el anillo con el nombre de Dylan grabado, sonrió y con timidez se fue acercando al cachete de su amigo y lo besó tierna y rápidamente
Ambos tenían el nombre grabado del otro en su anillo. Y prometieron jamás quitárselo. Inclusive el día de su boda.
Aunque por desgracia , ambos se fueron por caminos separados al terminar el jardín de niños.
Y jamás se volvieron a ver...







O eso creían





Qiubole ¿qué tal se la están pasando en estas vacaciones? aquí les dejo la primera parte de este pequeño OS c:
Disfruten mis shanks.

Dylmas// Newtmas StuffDonde viven las historias. Descúbrelo ahora