♡ Capitulo 3 ♤

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♢ Law ♢

El invierno había llegado, me sentía tranquilo al ver la nieve y sentir aquel frío desgarrador que entra por los agujeros de mi ropa.

Tocaron mi puerta y mi gata fue a rascar la parte inferior de ella, de ahí supe que eras tú. Mi sol había venido a darme calor en esta tarde de invierno.

Me apresuré para darte la bienvenida y ver tu rostro por primera vez desde hace una semana. Abrí la puerta y tú estabas parado, sosteniendo una bolsa color blanca con el eslogan de la tienda.

— ¡Law! Mucho tiempo sin verte. — Me abrazaste y después te dejé pasar para que saludaras a la pequeña que estaba pasando por tus piernas, robándome un poco de tu atención.

— ¿A qué veniste? — Hablé secamente.

— ¿Así recibes a tu amigo? — Dejaste a la gata en el suelo y tu cuerpo se dirigió a mi.

— Yo no he dicho que seas mi amigo. — Guardó silencio por un momento y empecé a pensar si eso habría sido muy grosero, incluso para una persona fría como yo, entonces me pregunté "¿Habré herido a mi sol?"

— Y aunque tú no lo digas yo estoy seguro que lo soy, así que por favor ahórrate esas palabras porque siempre estaré contigo, idiota.

Sonreí y el se rió. Se sentó en el sillón y yo me senté a su lado, sintiendo a pocos centímetros su calor y oler su embriagante perfume. Abrió la bolsa y saco varios bocadillos demasiado dulces a simple vista. De tan sólo verlos me asquearon un poco.

— ¿Y qué vamos a celebrar hoy Sanji?— Tomó mi mano y sentí como mis mejillas ardían levemente y una rara corriente eléctrica recorrió mi mano.

— Law, tengo que decirte algo muy importante. — Me sonreía, su cara tenía brillo y su ojo visible se agrandó, debía ser algo demasiado importante como para que se pusiera de esa forma aniñada.

¿Acaso la estrella fugaz si funcionó?

No quería pensar en eso, qué tal si es una trampa y sólo me dirá otra cosa aunque me hacía feliz pensar, que por fin mi sol sólo me iluminaría a mí, que su luz solo sería mía.

— ¿Qué ha pasado? — Trataba de que mi voz no sonara nerviosa y lo lograba bien pero realmente, dudan que durará mucho mi engaño.

— Nami me ha correspondido.

Mi conclusión: Las estrellas fugaces no sirven, sólo ilusionan.

— ¿En serio? Eso es grandioso. —
Soltó mi mano y siguió muy efusivo hablándome de Nami, mientras yo, por dentro, quería llorar a mares y gritar hasta no tener voz.

— Lo sé, la verdad no me lo esperaba... Ella me lo pidió, debo admitir que fue muy tierno.

— ¿Quieres té o café? — Suspiré sin tener aliento.

Estúpidas estrellas.

— ¿Por qué tan cortante de repente, Law? — Me miraste a los ojos y tomaste mi mano, de nuevo. Me seguías ilusionando inconscientemente con tus hermosos encantos.

— No, es sólo que se me hizo muy... repentino, siempre los veía pelear y ya sabes. — Aparté su mano bruscamente de la mía y aparté mis ojos de los suyos.

Espero y me perdones mi sol pero en estos momentos me duele tu presencia, más de lo que debería .

— Tienes razón.

— ¿Té o café?

— Té.

Me alejé del lugar y me situé en la cocina. Mientras preparaba las cosas me trataba de contener, trataba de no odiar a Nami, pero estaba tan devastado que prefería culparla antes de echarle la culpa a mi cobardía.

¿Por qué no ves que me estoy muriendo de amor?

Salí de la cocina con las bebidas en la bandeja.

— Felicidades Sanji.

Me sonreíste. Tu sonrisa era el arma y tus ojos la bala, así te visualizaba, peligroso para mi corazón.

Ahora quedaba dar mi carta de renuncia, quedaba olvidarte y dejarte guardado en un cajón bajo llave. Sólo quedaba alejarme un poco de ti y de esa ilusión de amarte.

Lo siento pero me haces daño, Sanji.

Las Comisuras Del Sol.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora