Tarde...

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Era una mañana normal para el peli celeste a pesar de ese sueño, ¿cuantos años hacía ya de eso? Ese pasado invaluable pero al mismo tiempo tan doloroso para él.

Flash back

Después de haber ganado la Winter Cup Kuroko había logrado reunir el valor para confesar sus sentimientos a su luz Kagami Taiga, si esa persona que lo había apoyado en los momentos más difíciles y obscuros, alumbrando para él ese camino obscuro, y no solo eso también con su ayuda había recuperado a sus compañeros de la generación de los milagros. Esa tarde como en la mayoría después del entrenamiento fueron a comprar hamburguesas y un batido de vainilla el favorito de Kuroko, era ahora o nunca.

-Kagami tengo algo...*respiro profundamente* tengo... algo que decirte.
Su voz era suave pero firme.

Kagami por su parte se quedó perplejo, era raro que Kuroko empezara una conversación sobre todo con ese tono tan serio, tenía que ser algo realmente importante para causar toda esa seriedad en él.

-¿Que pasa Kuroko?

-Kagami-kun yo... Tu... Tu... me gustas.

Esa última parte fue apenas audible, y justo en aquel momento un rojo carmesí se apoderó de aquella blanca cara que era como de porcelana.

Kagami se quedó, por un momento en un estado de shock del cual salió al ver como la cara de su sombra se tornaba roja. El silencio pareció eterno, Kagami solo lo veía.

- Se lo que vas a decir y estoy preparado para eso, *suspiro* sé que lo que quiero es algo imposible, pero sólo quería que lo supieras.

Kuroko había imaginado esa escena una y otra vez y siempre era el mismo resultado, el declarándose le a Kagami y este quedándose callado para luego rechazarlo cortés mente, era algo que esa sombra ya estaba "preparada" a escuchar.

Kuroko solo dio media vuelta para poder alejarse del lugar, ese silencio lo mataba, y si bien el imaginaba lo que seguía y a pesar de estar "listo" para el rechazo, aún no podía escuchar esas demoledoras palabras, no aún.

En ese momento solo sintió un jalón que lo hizo chocar contra un pecho firme, Kuroko quedo en shock por un momento ya que no entendía lo que estaba pasando.

-Kagami-kun?

-Kuroko tú a mí también me gustas

Se escuchó esa frase con una voz firme y segura, estaba de espaldas y eso impedía ver su cara pero lo había escuchado, Kagami correspondía sus sentimientos y lo abrazaba con tanto cariño, sentía una extraña calidez proveniente de esos brazos, por sus ojos caían algunas lágrimas de felicidad, era inmensamente feliz.

De un momento a otro Kagami volteo a su sombra y quedo asombrado por lo que vio si bien caían lágrimas de los ojos celestes se pudo dar cuenta que eran de felicidad ya que Kuroko tenía una sonrisa hermosa y un ligero tinte carmín en sus mejillas, si, esa cara lo había enamorado aún más, en su cara una sonrisa se dibujó, de esas que te quitan el aliento pues era feliz, se agachó un poco para quedar a la altura de su sombra que limpiaba sus lágrimas con las mangas de su chamarra, sonrió y suavemente llamo a su sombra diciendo su nombre.

-Kuroko.

El mencionado al escuchar su nombre alzó la mirada para encontrase con la sorpresa de que sus labios fueron robados de una dulce manera y de alguna forma inesperada, con gusto correspondió el beso, y en el depósito todos los sentimientos guardados por tanto tiempo, acaso podía haber una situación más perfecta.

Algunos meses pasaron de aquella confesión, sus sempais ya se habían dado cuenta y les habían dado su apoyo incondicional, algunos de los integrantes de la generación de los milagros habían armado un revuelo al enterarse de la noticia

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