Encuentro...

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Kagami se encontraba afuera de la casa de Kuroko, había pasado un mes desde la última vez que había estado ahí, muchas veces lo podías ver rondando la universidad del peliceleste pero nunca había tenido oportunidad de hablarle ya que el pequeño siempre se encontraba acompañado, no es que tuviera miedo de enfrentarse les, más bien comprendía que de enfrentarles solo empeoraría las cosas con su sombra y haría más difícil el hablar, tampoco le había mandado mensajes y esto se debía a querer evitar presionar de más a su ex-pareja; Suspiro pesadamente por enésima vez en el día, había salido de su oficina y por alguna extraña razón termino frente a esa puerta, por algo debía ser, así que sin pensarlo mucho toco el tiembre.

*Ding Dong, Ding Dong*

Espero por una respuesta pero esta no llegaba por lo que dio media vuelta y en ese momento escucho una voz que le pareció angelical.

-Un momento por favor. *dentro de la casa* ¿Quién es?

-.... *nervioso*

No dijo nada, no por miedo si no porque en su interior sabía que de decir algo sería reconocido y que probablemente no abriría la puerta.

*abriendo la puerta sin verlo* -¿Qué se le ofrece?

*viéndolo fijamente* -Hablar contigo. *voz firme*

*retrocediendo sorprendido* -Kag... Kagami-kun...

Kuroko quedo sorprendido, Kagami estaba parado frente a él, no sabía que hacer y por un momento su mente quedo en blanco.
Kagami por su parte no podía creer lo que veía, era él, por fin el destino le sonreía y le daba la oportunidad de verlo, dio un paso al frente aventurándose a invadir el espacio personal de Kuroko.

*reaccionar* -¿Qué... Qué es lo que haces? *retrocediendo*

-Pues... *rascando su cabeza* yo en realidad... vine para poder hablar contigo. *dando un paso adelante*

-¡No! *nervioso* No des un paso más, ¿hablar? ¿Ahora si quieres hablar? *tono sarcástico* No bromees conmigo.

-Sé muy bien que es tarde... *tono arrepentido*

-¡¿Tarde?! Tarde es poco, 2 años son mucho esperar para querer hablar ¿no crees?

-Por favor déjame explicarte las cosas, hablemos, por favor.

Kuroko sabía que eso era lo correcto, respirar profundamente y contar hasta 10, él también quería hablar y sobre todo preguntar el porque de su decisión de no comunicarse con él mientras estaba en E.U.A, ¿acaso no confiaba en él? La curiosidad lo mataba pero...

-¿Hablar? *tono de sarcástico* Hablar de que nos va a servir ahora, todo fue pasado, ya no... ya no me importas *lagrimas en los ojos* ya... no... eres importante para mi.

*dando un paso hacia dentro* -No digas eso por favor, se que es completamente mi culpa pero por favor, yo nunca te eh dejado de amar, nunca me olvide de ti, a pesar del tiempo que ha pasado jamás te eh sido infiel o desleal, *dolido* por favor escúchame.

-¡No! *llorando* Yo... no te creo... *susurro* No puedo hacerlo...

-...*lagrimas en los ojos*

Sabía que no era cierto, la culpa no era enteramente de Kagami, lo sabía y de alguna manera sabia que lo que decía el tigre era verdad, pero algo dentro de él se lo impedía decir. Sabía que esas hirientes palabras nunca debieron salir de su boca, esas palabras no eran las que quería decir, él había imaginado esa misma escena en innumerables ocasiones en diferentes situaciones y en ninguna decía lo que ahora, sabía también que lo estaba lastimando se notaba en su rostro, pero en el momento en que lo vio indescriptibles sentimientos de ira, despecho y dolor se apoderaron de él, esos sentimientos eran los que hablan cosas que no quería, cosas que no debía.

*mirada gacha y titubeante* -Yo... yo... *alzando la mirada y con voz apenas firme* se que no eres tu el que habla, se que son tus sentimientos... Perdón.

*molesto* -¿¡Qué sabes tú?! ¿¡Quien te crees que eres para decir eso!?

*seductor y decidido* -Lo sé porque tus ojos son los que me lo dicen, lo sé porque soy aquel que te encontró cuando nadie lo hizo... *avanzando decidido* Y por sobré todo lo sé porque soy quien más te ama en este mundo.

*lagrimas en los ojos de frustración* -No juegues conmigo crees que con esas palabras bonitas te voy a perdonar, que voy a decir "sí olvidemos todo y volvamos a comenzar", no, estas muy equivocado *llorando* una llamada... Un correo... Una palabra... Eso hubiera bastado para retenerme, para entenderte *golpeando su pecho sin fuerzas* pero fuiste un idiota. *llorando y golpeando su pecho* ¿Acaso sabes lo qué me hiciste sufrir? *encarandolo sin alejarse de él* ¡Todo lo que llore por ti! Tú... *titubeando* Tú tuviste la culpa... ¡Fuera! ¡Vete! *empujando lo a la entrada*

*tomando sus brazos para evitar que lo empujara* -Odiame si quieres, de esa forma se que estarás pensando en mi, de esa manera se que aún tengo una oportunidad. *saliendo*

-¿A... a qué te refieres? *nervioso*

-A que él odio es solo otra expresión del amor. *sonriendo pícaramente*

*poniendose rojo* -¡I... idiota! *azotando la puerta*

Kagami salió algo animado de ahí, algunos lo tacharían de masoquista pero algo en él le decía que tenía una oportunidad, aquellos ojos celestes se arrepentían de aquellas hirientes palabras dichas, si bien coincidía en que había tenido la mayor parte de la culpa por no comunicarse con su celeste no entendía muy bien que era lo que tanto le dolía, necesitaba hablar otra vez con él y estaba seguro que la siguiente ocasión en que se encontraran lo podría hacer tranquilamente ya que aquella sombra estaría más tranquila.

Al cerrar la puerta se recargó en la misma, se toco el pecho para comprobó bar lo que ya sabía, su corazón se encontraba latiendo sin control alguno, su cara estaba roja pensando en las palabras de aquel tigre, debía respirar y tranquilizarse, pensar en lo que había dicho y hecho porque ese no era el plan, pensó en llamar a Kise pero se detuvo no era buena idea ya que probablemente iría corriendo con los demás de la GM, entonces a ¿con quién podría desahogarse? Furihata-kun, iban en la misma universidad por lo que podrían hablar además de que él no había tomado partido y a pesar de ser el novio del emperador sabía que podía contar con su discreción.
Se puso de pie y fue a la cocina por un vaso con agua eso le ayudaría a tranquilizarse, vio la hora, las 5:45, había estado un buen rato sentado en la puerta, Ogiwara y Jang Jung llegarían a eso de las 6:30 debía comenzar a preparar la cena eso lo distraería, y así se dispuso a hacerlo. Termino a eso de las 6:15 para su desgracia habia hecho los platillos favoritos de taiga, estofado y hamburguesas con su respectiva ensalada con aderezo, decidió que una ducha resolvería el problema ya que en verdad su corazón y mente iban al 100 por hora; justo cuando abrió la llave del agua fría escucho como abrían la puerta ya habían llegado y no lo podían ver en ese estado ya que sospecharían y no podría ocultarles la verdad.

-¡Tet-chan!/ ¡Kuro-chan! Llegamos. *unísono*
-Salgo en un mito disculpen.
-No hay problema.
-Hyung ayúdame a poner la mesa.
-¿Recuerdas cuando salimos Tet-chan y yo hace como un mes?
-Si, Kuro-chan se veía algo raro y nervioso cuando llegue a casa.
-Bueno es que... me le declaré *sonriendo*
-¡Oh! *sorprendido* ¿Y... Qué te dijo? *poniendo los platos*
*poniendo los cubiertos* -No respondió y sinceramente yo no esperaba una respuesta *suspirando* puede que aún sea algo pronto para que avance, pero eso no significa que me vaya a dar por vencido, *terminando* así que no te descuides no un momento. *sonriendo con superioridad*
-Que cosas tan interesantes dices, ahora siento que me enfrento a tu y a un fantasma pero... *determinado * no dejare que me lo arrebaten.

En otra parte de Tokio Kagami se encontraba en su apartamento sentado en el balcón contemplando las luces de la ciudad, hacia mucho tiempo que no se sentía tan pleno y con tanta esperanza, sabía muy bien que para poder ganarse al celeste de nuevo tendría que hacer su mayor esfuerzo y ganarse a la Generación Milagrosa de nuevo pero por sobré todo debía sortear dos grandes obstáculos cuyos nombres eran Ogiwara Shigehiro y Lee Kang Jung, no se rendiría ni echaría para atrás amaba el celeste con todo su ser y estaba dispuesto a pagar el precio de las lágrimas derramadas y tiempo perdido, lo conquistaría y le haría recordar aquellos tiempos en los que eran felices y por sobre todo los motivos por los cuales se había enojado de él en primer lugar.
-¿Quizás un partido de basket no este mal? *hablando solo al viento*

Tarde...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora