Perdido...

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Kuroko se encontraba caminando sin dirección alguna, después de escuchar a sus compañeros la "verdad" sobre Kagami, pero eso no resolvía nada, entendía que aquella muchacha no era más que una amiga, pero entonces ¿por qué se besaron? ¿Por qué no le dijo nada sobre la llegada de aquella chica? ¿Acaso era tan poco confiable? ¿Por qué no llamo? Si no estuvo incomunicado, si pudo hablar con Himuro ¿por qué no se comunico con él? ¿Por qué no le pidió a Himuro que le dijera algo? ¿Por qué no le aviso de su llegada? Fueron dos malditos meses en los que no supo nada de él, pero quizás de todas esa preguntas había una por sobré todas, una que el celeste pensaba era la más importante, si tanto lo amaba aquel pelirrojo, si ella era una amiga de la infancia, y en la vaga posibilidad de que aquel beso fuera un accidente o a la fuerza, ¿por qué no fue tras él aquella tarde?

Él no sabía que hacer, no sabía que pensar, no quería ver a nadie, solo quería estar soló y meditar, poder pensar con tranquilidad las cosas, si bien sabía que para obtener respuestas de todas y cada una de sus preguntas debía de encontrarse con Kagami no podía, no en ese momento, aquel celeste sabía que nada bueno podría salir de reunirse en ese momento, pero tampoco quería estar con nadie, ni con Ogiwara, ni con Kang Jung, quería estar solo por un par de días, siguió caminando hasta cruzárselo por un parque que solían visitar él y la Generación Milagrosa cuando estaban en Teiko, que tiempos aquellos, y fue justo en ese momento que recordó.

-Es verdad, puedo ir a la casa de mis padres. *caminando tranquilamente*

La casa en la que ahora vivía era una herencia por parte de su abuela, la cual había fallecido hacia casi 5 años, ella tenía su propia casa pero al ir envejeciendo los padres de Tetsuya decidieron que era algo peligrosos el dejar a una persona mayor sola, por lo que la llevaron a vivir con ellos, esta al morir dejo esa casa a Kuroko, cuando el celeste entro a la universidad decidió mudarse a esta propiedad para independizarse dejando a sus padres solos en su casa, ellos debido a su trabajo debieron trasladarse a Okinawa por lo que su casa quedo vacía, nadie sabía de esto a excepción de Kagami quien estuvo en todo el proceso, así que que mejor lugar que este.

Después de caminar por algunas horas para poder despejar su mente y tranquilizarse se dirigió a la casa de sus padres, cuando se acordó de que no tenía llaves.

-Diablos ¿y ahora que haré? *sentándose en las escaleras de la entrada*

Pensó que tal vez esa era una señal diciéndole que debía regresar a su casa, y al estar  apunto de resignarse recordó.

-Es verdad, ellos siempre *caminando en dirección al jardin* dejaban una llave de repuesto en la maseta.

-*tomando la llave* Jeje nunca cambiarán. *yendo a la entrada*

La casa de los padres de Kuroko era normal, de dos plantas, tanto las escaleras como los Marcos y puertas eran blancas mientras que la fachada era un tono de gris claro, las persianas de las puertas estaban cerradas, una ves que Kuroko tuvo la llave en su poder la metió en la cerradura y abrió la puerta lentamente, esta crujía debido al tiempo que había pasado desde que aquella puerta fue abierta, al entrar paso por la sala la cual tenía los muebles cubiertos por una sábana, al pasar por la cocina pudo notar que estaba llena de polvo, la sala que estaba oscura y los muebles al igual que aparatos se encontraban cubiertos por una sábana, solo un espejo se podía ver libre de esta, se decidió por subir las escaleras para llegar hasta su cuarto; al entrar pudo observar todo tal cual lo había dejado hacia años, la cama perfectamente tendida, un computadora de escritorio algo vieja, un librero casi vacío, y fotografías. Algunas fotografías que había dejado; en ellas se podía observar al equipo de Seirin abrazándolo, también varias fotografías de su época en Teiko y por sobré todo una con su luz abrazándolo...

Tarde...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora