Aquel Día...

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Bien regresemos al momento en el que un pelirrojo de ojos color fuego subía a un avión con destino al aeropuerto de Narita, tenía aproximadamente 10hrs para pensar lo que le iba decir a su pareja, más bien su ex pareja, seguramente lo mandaría al diablo y con toda la razón del mundo, además de enfrentarse a la generación de los milagros, solo de pensar en lo que le esperaba tembló de miedo, pero tenía esperanzas de que lo escucharán, que lo dejaran vivo el tiempo suficiente como para poder explicar la situación que lo orillo a hacer lo que hizo. Una vez en el avión y sin más que hacer se puso a recordar ese día, ese fatídico día...

Flash back.

Hacía tiempo había recibido un correo de su padre indicándole que su prometida llegaría a Japón para reunirse con él, sí, él, Kagami Taiga tenía una prometida, una vieja amiga de la infancia hija de un empresario que había hecho fortuna en la industria de las telecomunicaciones, para él era como una hermana menor, pero sabía que ella tenía sentimientos románticos por él, esa había sido una de las razones por las cuales se mudó a Japón, si bien ya había rechazado tal compromiso al parecer su padre no lo había tomado en serio. Solo tenía una persona con la cual desahogarse y esta no era su pareja.

*hablando por teléfono*-Demonios, Tatsuya ¿qué le ocurre a ese viejo? diciendo que viene mi "prometida". No se rinde.

*riéndose*-Taiga tranquilo, todo se solucionara.

*resignado*-Ojalá y sea así... *escondiendo el teléfono.*

-Kagami-kun... ¿Qué pasa? Últimamente te noto algo raro, ¿te ocurre algo?

-No es nada Kuroko.*luciendo tenso y cortando la llamada*

Así es ahora tenía una pareja a la cual amaba mucho, y haría todo lo posible para que no se entera, después de todo no quería que pensara que lo había engañado todo este tiempo, además estaba seguro que solucionaría todo esto rápido, solo sería cuestión de hablar con ella, explicarle la situación y todo regresaría a la normalidad, si era así ¿para qué preocupar a Kuroko?, no había necesidad de ello.

-Kuroko, mañana no podremos salir, surgió algo importante y no me podré reunir contigo, lo siento. *tomando su mano*

-No te preocupes Kagami-kun, ya saldremos en otra ocasión. *con cara de póker*

Sabía que bajo esa máscara de indiferencia y seriedad su sombra estaba triste, pero debía ir a recoger a su "prometida" al aeropuerto y de ahí hablar con ella.

Llego al aeropuerto, y al verla entrar por la puerta de desembarque no pudo contener una sonrisa, sí que había crecido aquella mocosa, se había convertido en una belleza, una cabellera ondulada café claro que le llegaba a la cintura, un cuerpo esbelto pero con las curvas suficientes como para hacer babear a cualquiera, una tez blanca, no tanto como la de Kuroko, pero podía competir, sí que había madurado.

-Hi, Tiger. *corriendo a los brazos del pelirrojo*

-Hi. *sonriendo mientras la recibía en sus brazos* sí que has crecido.

-Tú estás igual, aunque * alejándose para verlo* ¿creciste? Estás enorme. *volviendo a abrazarlo*

-Espera, vamos por tu equipaje, después te llevare al hotel, tenemos mucho de qué hablar.

Esto último lo dijo con tono serio mientras caminaba hasta la banda del equipaje. La chica solo lo siguió obedientemente, sabía que cuando quería el pelirrojo podía ser muy obstinado, sabía de qué quería hablar, pro ella haría todo lo posible por retrasar esa charla, una vez que hablarán todo entre ellos habría terminado, debía llamar al padre de Taiga para arreglar unos asuntos, y quería disfrutar de su compañía por el máximo tiempo posible.

Tarde...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora