Prólogo

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"One for the money, two for the show..."
- Lana del Rey.

***

Todo comenzó tres meses atrás, fue ahí cuando conoció personalmente a la que sería su perdición. Partió entonces como una casual visita con Tomlinson y Malik a lo que sería un stripclub. La clase de lugares que Styles no solía frecuentar, pues sencillamente no le llamaban la atención. Si quería ver a una mujer semidesnuda, él podía ir a buscarla perfectamente, no necesitaba buscarla en uno de esos antros de mala muerte. Sin embargo, esa noche estaba particularmente borracho, y sus amigos no paraban de hablar de las -supuestamente- tan fabulosas chicas que habían visto la última vez que estuvieron ahí. Que ironía, jamás habría imaginado que ese sitio terminaría convirtiéndose en una de sus grandes adicciones.

Entró al oscuro local. A esas alturas, la mayoría de las chicas que trabajaban ahí ya lo reconocían.

"Bienvenido, señor Styles. ¿Lo mismo de siempre en la misma mesa de siempre?", preguntaba Zaphiro, una castaña con uno de los mejores traseros que había visto.

En medio de una sonrisa, le guiñó el ojo, siendo esto gesto suficiente como para que fuesen a prepararle su whiskey a las rocas.

Y al igual que cada noche, tomó asiento en la misma mesa que lo acompañaba mientras observaba los espectáculos que se le exhibían frente a él. Se trataba de una de las mesas más apartadas del escenario, aunque no lo demasiado como para perder la perfecta visualización. Le gustaba mantener las distancias, pues habría detestado tener que mezclarse entre el resto del público, ya que la mayoría eran borrachos que al final de la noche tenían que sacarlos a patadas por tratar de propasarse con las bailarinas del lugar. Él no era así, él prefería permanecer silencioso, sumido en la oscuridad, observando desde su sitio atentamente hasta que ella apareciera, Desire.

Pronto fue que llegó su pedido, y ansioso, permaneció con sus ojos fijos en el pequeño escenario, expectante para verla a ella.

Y no aparecía, aún no aparecía.

Dirigió su vista hacia su reloj de oro, anhelante. ¿Dónde estaba? Se suponía que ya era su turno. Necesitaba verla una vez más.

Una sensación de alivio lo invadió cuando las luces bajaron, y una voz mediante los parlantes anunciaba la salida de su chica al escenario. Entonces, comenzó su trance.

La perfectamente esculpida figura de la mujer caminaba con elegancia, luciéndose seductoramente hasta llegar a aquel tubo metálico que se extendía desde el techo hasta el piso, en donde sus manos se deslizaban al tiempo en que sus caderas realizaban movimientos deliciosamente insinuantes.

Se mordió el labio, deleitándose con aquella musa, el máximo objeto de sus fantasías. La deseaba tanto, con una desesperación que jamás imagino que podría dominarlo de esa forma.

Esbozó una traviesa sonrisa, llevándose el vaso hacia sus labios, con una sola idea en mente: esa noche, Desire sería suya, costara lo que costara.

(...)

El espectáculo de la rubia había acabado, lo que generalmente indicaba su salida del lugar. Sin embargo, a diferencia de cada noche, esta vez el castaño se desvió de la salida para acercarse a la barra, donde se encontró al que identificó como el novio de Desire, al mismo que noches atrás había visto besando a la chica luego de su rutina. Si su memoria no le fallaba, Bryan.

-Buenas noches -saludó al tipo de cabellos negros, barba incipiente, jeans gastados y un aspecto más bien descuidado. El hombre lo recorrió con la mirada de arriba abajo, como preguntándose qué hacía un tipo como Harold en ese sitio.

Million Dollar Man » Harry StylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora