I

154K 6.1K 714
                                    

-Llegamos -anunció la voz masculina, segundos antes de que la limusina finalmente se detuviera.

Tragué saliva en seco, nerviosa, tratando de imaginar a qué clase de lugar era que me había traído ese desconocido. No tenía idea de dónde estábamos, tan solo estaba consciente de que minutos atrás nos encontrábamos saliendo de Londres, y que poco después de eso, la limusina se detuvo unos segundos frente a una imponente reja negra, esperando a que se abriera para seguir nuestro camino a través de un sendero de adoquines rodeado por grandes y verdosos árboles.

La puerta del vehículo fue abierta por el chofer, dándole paso a la salida del tal "señor Styles", quien bajó para luego ofrecerme su mano para ayudarme a salir. Insegura, la acepté, sintiendo de inmediato el fuego de su roce, de su piel. Ya estando de pie frente a él, y a pesar de tener frente a mí la casa más grande que jamás había visto, mis ojos solamente podían mirar los suyos, fijamente. Los ojos más hermosos que había visto.

¿Había sentido lo mismo que yo? Quizás. Había sido como tocar el fuego, como la más agradable de las quemaduras.

Carraspeó, y desvió la mirada, obligándome a que yo, torpemente, lo imitara. Toda la vergüenza que creí que sentiría, se vio opacada en cuanto pude observar con detención el precioso paisaje que se exhibía a mi alrededor. Había quedado literalmente boquiabierta.

¿He dicho que era una casa? Error, esa inmensidad solamente podía ser una mansión de ensueño. Era grandiosa, absolutamente elegante e imponente, exactamente como Styles. Las paredes de piedra caliza creaban un contraste con las decenas de ventanas y ventanales junto con la gigantesca puerta de la entrada, negra con detalles dorados, esta se encontraba levemente más elevada del suelo gracias a los escalones de mármol que guiaban hacia ella. El césped era tanto o más verde que los árboles del sendero. En el jardín hay arbustos con diversas figuras, y también se ve una preciosa fuente de agua que parece darle el toque final a toda la construcción. Dios mío, si era así por fuera, ni siquiera podía imaginar en cómo sería por dentro.

-¿Te gusta? -me distrae el castaño que tengo a mi lado, el cual me observa con una amplia sonrisa dibujada en su rostro.

Cierro la boca, avergonzándome por segunda vez en menos de cinco minutos por culpa de este tipo. Me ha quedado más que claro que hay algo en él que me está jugando en contra. Estoy totalmente consciente de que tiene un efecto extraño sobre mí.

No quiero responderle, no hasta recibir mis explicaciones pertinentes. Y él se da cuenta, por lo que frente a mi silencio, se resigna a que no responderé.

-Bueno, vamos... -murmura, haciéndome un gesto para que caminara hacia la entrada, y así lo hice.

Estaba muy consciente de que lo tenía justo detrás de mí, y que no sería capaz de adelantarme o de pasar por mi lado. No querría que escapara, aunque tampoco pretendía hacerlo todavía, no era tan estúpida como para hacerlo de inmediato. Si quería esfumarme de ahí, lo haría a su debido tiempo, cuando lo tuviese lo suficientemente despistado y distraído como para liberarme.

Cuando llegamos a la puerta, esta ya está abierta en su totalidad, con una mujer esperándonos a ambos pacientemente. Posee un amigable rostro, es de baja estatura y viste como lo que imaginé que sería una ama de llaves. Llevaba el cabello castaño recogido en el más prolijo de los moños, y sus ojos celestes, al igual que sus labios, parecían sonreírnos con la mayor de las dulzuras.

-Bienvenido, señor Styles -saluda, haciéndose a un lado para que pasáramos. Detecto en su voz un arrastre de las palabras acompañado de un fuerte acento polaco.

-Muchas gracias, Trudy -escucho decir al aludido, cariñosamente-. Eh, Trudy, ¿Podrias ayudar a la señorita a instalarse en su habitación?

Normalmente, me habría espantado ante la mención de la palabra "habitación", aunque no tuve tiempo para reaccionar, ya que en cuanto me encontré en el interior de la casa, tuve que hacer esfuerzos para no volver a soltar mi mandíbula debido a la impresión.

Million Dollar Man » Harry StylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora