Capítulo 2. *

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Cuando llegan al orgasmo, las extremidades felinas de las personas gato desaparecen por completo. El gatito puede controlar su transformación con el tiempo.

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Cuando todos los invitados se fueron, Otabek se quedó un rato más en el departamento de su mejor amigo. Viendo así la oportunidad de poder conversar un poco con él, ya que durante el transcurso de la fiesta no cruzaron ni una sola palabra.

Caminó por el pasillo, en busca del rubio, hasta que al pasar cerca del cuarto de baño escuchó unos ruidos que llamaron su atención.

Gemidos.

—¿Yurio? —llamó a su amigo, pensando que éste se encontraba adentro—. ¿Estás ahí? Escuché unos sonidos extraños provenir de aquí.

—N-No entres… —Fue lo único que escuchó como respuesta. Por esa razón, colocó su mano en el picaporte, abriendo levemente la puerta.

Asomó su cabeza por la abertura, observando al ruso en el suelo del baño, abrazándose a sus piernas, a la vez que ocultaba parte de su rostro en éstas.

—¿Estás bien? —le preguntó, ingresando finalmente al baño. Se colocó de cuclillas frente a él, posando una de sus manos en la frente del otro, notando como ardía. —Mierda, estás caliente.

Escuchó un gemido, seguido de un suave ronroneo que le hizo fruncir el ceño con confusión. Lo próximo que sus ojos contemplaron lo dejó boquiabierto.

El rubio había salido de su escondite, y ahora se encontraba frotándose en su mano, mientras sus labios temblaban suavemente debido a los ronroneos que emitía. Unas orejas rubias y puntiagudas sobresalían de su cabeza, al igual que una cola larga se situaba en su espalda baja, meneándose con sensualidad.

Fue entonces, que cayó en cuenta que Yurio era una de esas personas gato.

Lo único que sabía de esas extrañas criaturas, era que servían simplemente para darle placer a las personas que poseían uno, como un juguete sexual.

Hey, eso no sonaba mal.

Su mano pasó a acariciar el rostro del ruso, pasando sus dedos por aquellos finos bigotes que se encontraban en sus mejillas. Notó que el otro tenía los ojos cerrados con fuerza, como si le diera vergüenza dirigirle la mirada.

—Mírame.

Ante esas palabras, el rubio se sintió en la necesidad de obedecer. Así que, abrió los párpados, alzando suavemente la cabeza hacia su acompañante, dejándole ver su rostro sonrojado y sus profundos orbes, que se habían tornado más negros de lo usual debido al éxtasis que sentía.

Su anatomía entera temblaba, mientras las caricias de Otabek se expandían por todo su rostro, recorriendo su piel de manera suave, lenta, desesperándolo.

Ambos sabían que es lo que pasaría en ése baño. Por eso, mandaron al demonio su amistad, se necesitaban, ahora.

El más alto sonrió al observar la mirada suplicante del felino, a la vez que éste abría las piernas, permitiéndole acomodarse entre ellas. Cuando sus caderas de juntan, el pelinegro mueve su pelvis contra la del rubio, haciéndole gemir agudamente, aferrando sus garras a su camiseta. Su rostro baja hacia el cuello del gatito, y se esconde ahí para depositar besos húmedos por toda la extensión de su garganta, saboreando aquella deliciosa piel con su lengua y dientes.

Kitten | Otabek x Yurio, Yuri On Ice.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora