—No es que desconfie de ti, Beka, pero... ¿a dónde me llevas? —preguntó Yurio, sintiendo las cálidas manos de Otabek sobre sus párpados.
—Ya te dije, es una sorpresa —sonrió. Yuri suspiró, colocando sus manos sobre las de Otabek.
—Vale, solo ten cuidado donde caminas... —pidió el ruso.
La caminata fue bastante larga y silenciosa, incluyó algunos tropezones que se daban ambos. Hasta que, Otabek detuvo sus pasos, al igual que Yuri.
—Bien, ¿listo? —preguntó el pelinegro, recibiendo asentamiento de cabeza por parte del otro—. A la una, a las dos y a las... ¡tres! —dicho esto, retiró sus manos de los ojos de su mejor amigo.
—¡Wow! Esto es... —balbuceó el rubio apenas enfocó correctamente su vista— una pista de hielo. —bufó, dándose la vuelta para mirar al kazajo con la cara.
—Antes que comiences a gritarme —rió, sacando algo que traía en su mochila que cargaba—. ¿te acuerdas de esto? —Le extendió los patines que le había regalado al gatito. Éste alzó las cejas—. Quiero que los estrenes.
Yurio siguió a Otabek con la mirada, observando que éste se colocaba unos patines marrones, después se percató que se deslizaba de manera lenta hacia la pista, quedando frente suyo.
—Patina conmigo.
Se quedó quieto. Solamente observaba la mano que tenía extendida el Kazajistán. Sonrió, comenzando a colocarse los patines.
—Espero que sepas patinar al menos —le sacó la lengua al pelinegro, deslizándose a un lado de él, esquivándolo. Otabek arqueó una ceja, soltando una risa apenas audible.
El rubio dio un brinquito al sentir a su amigo chocar su hombro con el suyo. Frunció el ceño al contemplar su semblante burlesco.
—Y yo espero que me atrapes, mínimo —le guiñó un ojo el moreno.
Y fue así como ambos comenzaron un duelo en el hielo. El rubio sonrió, observando como su amigo se deslizaba con elegancia sobre el hielo. Siempre supo que alguna vez llegó a pisar una pista de patinaje, pero no pensó que fuera bueno.
Y eso le gustaba de Otabek. Porque siempre lo sorprendía con cualquier cosa, aunque fuera mínima. Ahora que lo pensaba... había muchas cosas que le gustaban de Otabek.
Se detuvo, sin dejar de mirar al kazajo.
Era guapo, sí. Mucho. Pero había algo más que le atraía de ese muchacho. Era todo de él. Su físico, sus ojos, sus labios, sus sentimientos, su sentido del humor; todo.
Ay, joder. ¿Por qué se daba cuenta de todo eso justo AHORA?
—¿Yura? —mencionó el más alto. El susodicho alzó la mirada, encontrándose con aquellos ojos marrones. Sintió -como solía decir la gente- mariposas en el estómago al percatarse que lo miraba con preocupación.
—Estoy bien... sólo pensaba.
Sonrieron. Entonces, Plisetsky soltó: —¿Seguimos?
Justo en ese momento, él tomó la delantera. Otabek no esperó más y salió detrás del gatito.
Entre risas, burlas, y alguno que otro tropezón; Otabek finalmente logró alcanzar a Yuri por la espalda, atrapándolo por la cintura. Lo alzó en el aire, dando un parde vueltas en el hielo, haciendo círculos. Sus oídos se deleitaban con la dulce risa del rubio.
—Gané —avisó, bajando al otro. Éste último se dio la vuelta, quedando frente a frente, musitando un "felicidades". El kazajo sonrió, atrayendo a Yuri para abrazarlo con cariño.
—Gracias por esta tarde juntos —balbuceó el pequeño ruso, abrazando el torso de su acompañante.
No dijeron nada, solo se quedaron así, quietos, transmitiendo su calor mediante aquel gesto de cariño.
Todo esa aura creada fue interrumpida cuando Otabek se separó y se quedó observando los labios de Yuri. Aquellos labios que lo volvían loco, adictivo a ellos. Se acercó. El rubio cerró los ojos, aceptando lo que ocurría. El kazajo mantuvo distancia, observando el suave rostro del menor.
—¿Vas a besarme o no? —gruñó el ruso, provocando un toque de ternura en el otro.
Sus labios se tocaron, estallando emociones en ambos. Sus ojos se cerraron automáticamente, dejándose llevar por el momento. Torpe, tierno y breve. Pero era especial, al igual que sus otros besos. Sus corazones latían acelerados, sus respiraciones eran ligeramente irregulares.
Muchas veces antes se habían visto a los ojos, y no encontraban nada, solo profunda admiración hacia el otro. Sin embargo, esta vez, cuando sus orbes conectaron, un brillo resplandeció, mostrando sus verdaderos sentimientos.
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Solo quiero decir algo: a partir del próximo año estaré de regreso y con nuevas historias <33 Por ahora, me es imposible regresar este año, pues no dispongo de un dispositivo para escribir -tengo la tableta de mi madre, pero es incómodo escribir en ella- y eso :(
Las/los amo ♡
-Miss_Sweetie-
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Kitten | Otabek x Yurio, Yuri On Ice.
Fanfiction[AU] Al cumplir los dieciocho años, el cuerpo de Yurio tomará una transformación que le cambiará su vida cotidiana. Sin embargo, tal vez las cosas no sea tan malas al recibir ayuda de Otabek.