Capítulo V. Hortensias <<Caprichos>>

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- ¿Cuánto tiempo ha transcurrido ya? Seis meses dicen... Para mi parece una eternidad. Los segundos pasan fugaces, los minutos le siguen de cerca, dando entrada a las horas, hasta llegar al final de los días, los cuales siguen avanzando hasta cumplirse los meses, que posteriormente se transformaran en años... años... ¡Oh, "my darling"! dime ¿Cuánto tiempo estarás así?, ¿Cuánto más tendré que suplicarte, añorarte y pedirte que abras tus hermosos pedazos de cielo?, ¿Acaso planeas continuar en ese sueño profundo por una larga temporada?, ¿Seguir en los brazos de Morfeo?, por favor dime ¿Cuántos tiempo más seguirás torturarme por lo que te hice?, ¿No te parece suficiente castigo?... Despierta, por favor "my darling", despierta por favor "my love".

Depositando en un jarrón de porcelana unas hermosas caléndulas, queriendo trasmitirle al bello durmiente su "inquietud", junto a ellas un pequeño sobre sellado, que contenía una carta con una hermosa letra cursiva de un poema de amor y agonía.

El viento se coló a través de la ventana moviendo grácil las flores. Giro su rostro para observar por última vez - en ese día - el rostro del joven doncel antes de salir por la puerta, pero su sorpresa fue grande al ver unos ojos cenizas posados en lo suyos con el mismo asombro. Ambos quedaron estoicos en su lugar por corto tiempo y fue el mismo que rompió el silencio.

- Las visitas acabaron hace más de dos horas, se puede saber ¿Quién eres tú? - cuestiono con su voz prepotente y autoritaria de siempre.

- Iba a decirte exactamente lo mismo - se cruzo de brazos, imitando el comportamiento del contrario - nos encontramos en la misma situación me parece.

- No lo creo - dijo cruzándole por su rostro una sonrisa de medio lado - a diferencia de ti tengo el permiso y autoridad de estar aquí.

- ¡Ja! - exclamo en son burlesco - si claro, al menos que seas doctor o enfermero no tienes acceso a este lugar y por tu pinta que te cargas... - dejo la frase a interpretar, escudriñándolo con la mirada, viendo que vestía unos caquis, con una blusa azul a cuadros, una franela blanca debajo y unos tenis azul oscuros.

- Tú no tienes una bata blanca exactamente - dijo con sarcasmos, señalando con un movimiento de su cabeza lo que se cargaba: un traje pulcro color tierra con una blusa blanca debajo, corbata vinotinto haciendo juego y unos mocasines marrones - y sea como sea, el caso es que no puedes pasar.

- Y se puede saber ¿Quién te crees para darme órdenes? - inquirió con hastió.

Estaba claro que había sido pillado en el acto, pero no se doblegaría ante nadie y menos ante ese tipo en frente suyo que no le emanaba nada bueno. Y eso era otra cosa, ¿Qué hacía en la habitación de Deidara?, ¿Otro nuevo "conocido"? - Joder - antes hubiera matado por encontrar a un amigo o familiar de Deidara, pero ese sujeto no le emitía nada bueno y ya bastante tenía con el revoltoso del encuentro pasado.

- Detective Uchiha Shisui - una sonrisa despectiva surco sus labios, con el orgullo en alto y mirándolo con aires de superioridad, al percatarse que por una minúscula de segundos el hombre había puesto cara de horror. Solo fue una fracción de segundos antes que volviera a su pose inquebrantable que quería trasmitir. Para su desgracia él tenía vastos conocimientos del comportamiento humano; su trabajo lo requería y estaba más que orgulloso de eso.

Observando con mas detalles al sujeto ante él: tez blanca, ojos cenizas - que lo escrudiñaban de la misma forma que él - y de cabellos pelirrojos. Era idéntico al sujeto que... No le quedo mas duda, era el mismo que vio el día del accidente de su rubio. Así es "su rubio", era suyo y de nadie más, por lo tanto al verlo tomando lo que era suyo entre sus brazos, tuvo que hacer acopio de todas sus fuerzas para no matarlo en ese preciso instante. Si no fuera por el hecho de que se hallaba rodeado de sus compañeros de trabajo, hubiera acabado con la plaga molesta; todos diciéndole que se había metido en un grandísimo lio... Como si no lo supiera en el preciso instante en que activo el gatillo.

ADVERSIDADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora