- Tengo que despertar... tengo que despertar - una y otra vez se repetía corriendo en las penumbras. Había descubierto la verdadera razón del que antes creía ser un fantasma y resulto ser que se encontraba entre la vida y la muerte. Si antes le hubieran pregunto si creía en los viajes astrales hubiera dicho: "Me considero una persona escéptica" ¡Oh!, sin dudas ahora la respuesta era total y absolutamente distinta. La cuestión ahora erradicaba en ¿Cómo despertar?, ¿Cómo salir de ahí? Desde que revivió todo de nuevo, no encontraba más que oscuridad y una extraña humedad bajo sus pies descalzos; un chapoteo constante producto de sus pasos. Arto de todo lanzo un grito que resonó a los cuatro vientos por primera vez; ¿estaba sorprendido de tal sonido? Si, no era para menos, no había escuchado su propia voz desde hace mucho, pero por la frustración y desesperación dejo tal asombro de lado.
Paró en seco, una voz casi en un susurro dulce lo inundo, lo llamaban de nuevo pero, esta vez algo era distinto; no pronunciaban su nombre. Era casi como una súplica, un anhelo... un sentimiento tan fuerte que lleno su pecho de una sensación que hacía ya muchos años no experimentaba. A pesar de estar sumergido en una total oscuridad cerro sus ojos, tratando de recodar de quien era aquella voz aterciopelada, varonil, que lo estremecía de una forma única.
Sentía como de alguna manera flotaba en el aire, poco tiempo después noto bajo sus pies la usencia del agua, se hallaba equilibrado en un metal frio y delgado. Alivio fue lo primero que sintió, abriendo lentamente sus ojos, sabiendo perfectamente donde se encontraba. Casas, edificios, calles iluminadas con la ayuda de luces artificiales de las farolas, vieron sus ojos desde lo alto de una edificación; mas exactamente desde su balcón.
- Volviste - un susurro quebrado escucho ahora más claramente.
Giro su cuerpo ante el murmullo, vio esos posos negros profundos brillosos, observándolo anhelantes y cautelosos. Como si de un movimiento en falso creyera que se marcharía tan rápido como llego.
- ¿Puedes oírme? - su voz fina salió tal cual la recodaba, provocándole al otro un escalofrió que le erizaron los bellos de la espalda. Abriendo esos posos de ojos con sorpresa, asintió lento y pausado sin dejar de verlo ni un segundo - bien - dijo - porque quiero hablar contigo.
- Yo también - dijo el otro poniéndose de pie del sillón; del cual antes se encontraba lamentándose con pesar, pero muy pronto con la presencia del otro todo se esfumo con el viento - no sabes cuánto lo deseo - las palabras salieron arrastradas en un susurro ansioso y suave - puedes bajar de la ventana y sentarte en mi sillón si gustas - ofreció en son caballeroso.
- Eso me recuerda - bajo de la barandilla de un santo grácil, avanzando a pasos lentos - lo más importante - una vez frente a frente, cielos contra mares oscuros se cruzaron, como unificándose mágicamente - está en mi casa y ese es mi sillón - señalo el mueble sin desviar su mirada sumida en la contraía. No levanto su tono de voz, tampoco sonaba molesto al resaltar dicho comentario, fue como si toda molestia de que estuviera invadiendo su casa, se esfumara entre la oscuridad de esos ojos.
- Eso explica muchas cosas - dijo sonriendo en un gesto divertido pero dulce. Como un acto reflejo, que ni si quiera el previno, movió su mano para tratar de posarla en su mejilla, la traspaso solo un poco, pero no la quito en ningún momento y la mantuvo suspendida como si pudiera tocarla de verdad. El otro no opuso resistencia alguna, se mantenía en la misma postura viendo cada acción del contrario - Deidara... ese es tu nombre ¿verdad?
Asintió lentamente.
- Lamentablemente no sé el tuyo -
Su voz como si de campanillas se tratase, lo invadió en toda totalidad, imaginándose que si escuchara a un ángel hablar seria exactamente igual a la suya - Es incluso aun más hermosa que la de él - pensó - Itachi - dijo casi sin aliento - puedes llamarme Itachi - más que respuesta fue una súplica.
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ADVERSIDAD
FanfictionDeidara un estudiante de artes muy dedicado y apasionado que trabaja en una floristería resulto ser víctima de un atentado. Quedando en estado vegetal su espirito vaga por los lugares que alguna vez frecuento. Como un alma en pena se siente frustrad...