Capítulo 4 - A veces las cosas solo son magia.

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A veces las cosas solo son magia.
🌙

      Lydia la dejó a solas con Derek sin oponerse después de que Selene casi se lo rogara con la mirada.
      Puso una cara sospechosa antes de volver al instituto desde la clínica veterinaria, algo así como si creyera que tenía algún tipo de intención pecaminosa.
      El chico era guapo e interesante, eso era innegable. Un poco desagradable y antipático también, pero a ella todo eso no le importaba en absoluto. Sólo quería descubrir qué más cosas no sabía de los habitantes de Beacon Hills. Empezando por los ojos camaleónicos.
      —Derek —lo llamó tras una larga y meditada reflexión.
      Si iba, era a por todas.
      Él no se detuvo.
      —¿Derek? —insistió en el caso de que no la hubiese escuchado.
      —Tengo prisa —contestó, dirigiéndose a su coche negro sin dignarse a mirarla.
      No pudo distinguir la marca, era malísima en esos temas, pero tampoco pudo negar la evidencia de que no era un cochecillo barato.
      Tocó la ventanilla de cristal antes de hablar.
      —Tengo algo que preguntarte.
      —No tengo tiempo.
      Era obvio que la estaba evadiendo. Él sabía lo que ella sabía y no quería entrar en detalles o quizá descubrirse. Pero si algo caracterizaba a los Sinclair, era que no se rendían fácilmente.
      Nunca lo había hecho, y esa no iba a ser la excepción. Era tan testaruda y cabezota como lo fue su padre.
      Ni siquiera desistió viendo sus oportunidades perdidas cuando Derek se dispuso a pulsar el botón del candado. No podía permitirse perder probablemente la única oportunidad que tendría, así que actuó rápido, abrió la manija  y se sentó en el copiloto justo cuando los dedos de Derek estaban rozando el botón rojo.
      —Demasiado lento —añadió en cuanto cerró la puerta.
      Eso a él le había sorprendido enormemente, estaba escrito en toda su cara, aunque tratase de cambiar la expresión a un poco más fría y distante.
      Ese intento por volver a su estado hierático le permitió deducir que aquella fachada no era más que un esfuerzo por aislarse.
      —Sobre ayer... —empezó—. He estado dándole vueltas y...
      —¿Puedes simplemente ir al grano? —la interrumpió, cortante.
      —No eres humano.
      Menuda estupidez acababa de soltar. Por supuesto que no era un humano. A la gente normal no le cambiaban los ojos de color, y la gente normal tampoco era tan antipática.
      —¿Vas a contarme algo nuevo? —levantó las cejas.
      Lo confirmó, sin más. No obstante, a ella no le sorprendió. Quizá porque el mundo sobrenatural ya no era algo tan ajeno.
      —¿Qué eres entonces? ¿Algún tipo de... experimento?
      Cometió el error de recurrir a la ciencia en busca de una explicación. Un error que cometía la mayor parte de la población. A veces las cosas no tenían por qué ser explicadas de forma racional. A veces las cosas solo eran magia.
      —Casi —respondió, pero sonó más como una molesta ironía.
      Extendió su brazo por encima de las piernas de Selene y abrió la puerta desde dentro.
      No se había fijado en cuán grandes y voluminosos eran hasta que los tuvo demasiado cerca.
      —Ya sabes dónde está la salida —se incorporó y encendió el motor.
      —Ni siquiera me has respondido.
      —Pero te he escuchado.

       Habría sido mucho más fácil simplemente dejar el tema y no meter las narices en asuntos ajenos, pero... Derek Hale era demasiado interesante como para ignorarlo.
      No podía preguntarle a Lydia porque pondría mil excusas antes de ceder, tampoco a Scott, porque seguramente querría protegerla por encima de todo.
      No le quedó opción que preguntarle a su fuente más fiable en cuanto tuvo oportunidad, ya que nadie estaba por la labor.

      —Stiles, tengo que hablar contigo.
      Él estaba buscando algo en su taquilla.
      —Eres una de las personas en quién más confío y necesito que me digas que no estoy loca.
      Paró y asomó la cabeza por la puertecilla.
      —¿Qué ha pasado?
      —Ayer, cuando volví a casa encontré a Derek Hale en mi habitación. Me dijo un montón de cosas raras sobre psicoanálisis y me exigió que le contara qué había pasado realmente cuando vi a Sombra. Le dije que lo que conté era todo y cuando me negué a seguir hablando, sus ojos... Sus ojos se volvieron...
      No sabía como decírselo para que no se destornillara.
      —¿Azules? —completó, más serio y calmado de lo que esperaba.
      Los ojos de Selene se abrieron como platos.
      —¿Lo sabes?
      —Sip —cerró su taquilla y empezó a caminar.
      —¡Stiles! —aceleró hasta ponerse a su altura—. ¿No piensas contármelo?
      —No creo que sea un buen momento.
      —Hey —le cortó el paso colocándose delante de él—, he visto a esa cosa con mis propios ojos. Una sombra que ha desaparecido delante de mis narices. Puedo soportar que a un humano le cambien los ojos de color.
      —No es exactamente un humano —hizo una mueca.
      La condujo hasta un banco en el área de descanso, lejos de cuantos curiosos pudieran oírlos.
      —¿Sabes qué es un licántropo? —habló casi en un susurro.
      —Sí... Mitad hombre, mitad lobo.
      —Pues...
      —Derek es un hombre lobo.
      Una chica apareció de entre los árboles. Era alta y delgada, con el pelo corto a la altura de los hombros y unas piernas larguísimas y estilizadas.
      —Igual que Scott, Liam, Haden... —se apoyó en el árbol delante de ellos.
      —¿Qué...? ¿Quién...? —preguntó Selene confusa.
      —Malia...
      —¿Qué? Ibas a contárselo, ¿no? Alargarlo no va a hacer que lo digiera mejor.
      —¿Scott es un hombre lobo? —preguntó, tratando de asimilarlo.
      Ambos adolescentes asintieron.
      Él un poco dudoso; ella decidida.
      —¿Tú también...? —lo señaló.
      Si le decía que sí, le iba a explotar el cerebro.
      —No.
      —Él sigue siendo un humano frágil y débil —añadió la chica, forcejeando con una nuez que no conseguía abrir.
      Él la miró molesto, pero a ella no le importó.
      —¿Qué? Es la verdad —se encogió de hombros—. Agh, esto es mucho más fácil cuando eres un coyote.
      Rindiéndose en su tarea de romper el fruto seco, hizo un brusco movimiento con la mano y sacó una garra del dedo índice.
      —Vaya.
      Es todo lo que Selene pudo decir a tan surrealista  situación.
      —Y ella es una mujer coyote... —añadió Stiles.
      —Hombres lobo, mujeres coyote... ¿Cuándo pensabas contármelo?
      —No te olvides de las banshees, sabuesos del infierno, quimeras, kitsunes... —enumeró despreocupada.
      Malia no tenía ningún problema en responder a cualquiera de sus dudas.
      Era bueno saberlo.
      —Creo que lo ha pillado.
      —Vale.
      —Decidimos esperar unos días...
      —Dios, Stiles. ¿Uno de mis mejores amigos es un hombre lobo y queríais esperar unos días?
      —Con todo lo que ha pasado...
      —¡Esto es increíble!
      —Sé que estas enfadada, Sel, pero entiende que lo hemos hecho...
      —Todo lo contrario. ¡Es fascinante!
      —¿Hablas en serio?
      —En cierto modo me lo esperaba. Os oí hablar en casa de Scott.
      —Vaya un fallo.
      —Ocultármelo no iba a hacer que me sintiera mejor, Stiles.
      —Lo sé, lo sé. Pero han pasado tantas cosas desde que te fuiste que no sabíamos por donde empezar... Verás, Sel... Cuando te mudaste empezaron a pasar un montón de cosas extrañas y sin explicación.

      Stiles hizo un breve y no tan simplificado resumen de todo lo que había pasado durante su ausencia. No imaginaba que tan corto periodo de tiempo diera cabida a tantos sucesos desastrosos.
      Le hablaron sobre tantas criaturas mitológicas que a penas podía asentarlas. Algunas las conocía gracias a internet y los trabajos del instituto. Otras jamás las había escuchado, ¿qué demonios era un skinwalker?
      También se enteró de que el chico raro, Liam, era un hombre lobo, un beta de Scott o algo así. Como Haden, su novia. Cory, el novio de Mason, era capaz de hacerse invisible, y que su prima, Lydia, era una banshee, la mensajera de la muerte, aunque, oído o oído, ella lo catalogaría más como un trastorno psíquico.
     Le costó asimilarlo, no podía mentir. Era alucinante que algo así existiera, pero el hecho de que el mundo de repente se desmienta no es algo fácil de digerir. Menos aún lo es sentir que no conoces realmente a las persona que te rodean, a las personas que amas. Pero todo había cobrado sentido al fin.

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🐺 ¿Qué os parece Selene hasta ahora?

KORRIGAN [Teen Wolf] (D.H)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora