Ángel Custodio, capítulo 1.

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Oigo un sonido detrás de mí, levanto el arco con cuidado y me giro para intentar matar al animal. No veo nada y bajo el arco. Sigo caminando por el bosque hasta que localizo un ciervo; apunto a su cuello y suelto la flecha. Doy en el blanco. Corro hacia donde se encuentra y saco un cuchillo.

-No sufras, tu muerte no será en vano-susurro bajito- alimentarás y vestirás a una familia.

Le rebano el cuello con un ágil movimiento de mano, descuelgo la bolsa que tengo al hombro y empiezo a mover el ciervo para ponérmelo a la espalda. Consigo cargar con él y camino a casa. Cuando llego, mi hemana aún sigue durmiendo.Dejo el ciervo en la mesa de la cocina y me despojo de la ropa;me pongo el camison y me echo un rato a dormir.Lo que no sabía, era que no me iba a volver a levantar; no hasta después de un centenario.Bajo tierra. En un ataúd.

Me levanto jadeando de la cama.Siempre recuerdo ese día,aún después de un milenio no se me olvida ese dia. Tumbada en la cama recuerdo cómo siguió...

Después de salir del ataúd me tambaleo hasta un río cercano del cementerio, me arrodillo. No veo nada inusual, solo un rostro pálido, rodeado de un pelo ondulado negro como la tinta; los ojos eran verde esmeralda, y los labios rojos,pálidos y carnosos se mordian entre ellos; las mejillas estaban pálidas como un muerto. "Ésa soy yo" pienso con naturalidad. Me levanto pesadamente y corro por el bosque todo lo que puedo y más. Cuando paro, estoy sin aliento, sedienta y muerta de hambre. Caigo al suelo rendida y me duermo.

Me remuevo en la cama al recordar esa sensación. Jamás había pasado tanta hambre, incluso cuando estaba con mi hermana me pasaba meses sin apenas probar bocado solo para que ella pudiera comer algo. Me paso la mano por la cara, cierro los ojos y sigo recordando.

En el sueño,veo una luz que brilla:me da calor y seguridad. Una seguridad que solo me daban mis padres antes de morir de una enfermedad;yo me encargué de cuidar a mi hermana, darle educación, alimentarla y cuidarla... Éramos solo campesinas. Yo me encargaba de trabajar de sol a sol para consegir algo de dinero. Por las noches, cazaba para tener algo que comer.Cazaba como podía, ya que apenas tenía armas: solo contaba con algunos cuchillos y un arco, que era lo que más usaba porque las flechas son fáciles de hacer. Esa luz se acercó a mí y me habló con una áspera voz familiar.

-Me siento muy orgulloso de ti, mi pequeña Lucy, siempre estoy orgulloso de ti.

-Padre ¿Eres tú?

-Sí, mi pequeña estrella, pero el tiempo se agota.Vive y haz caso al ángel. Pero debéis tener cuidado de en quién confiáis.

Parpadeo e intento tocar a mi padre. La luz va desvaneciéndose;llamo a mi padre gritando, pero la luz acaba por desaparecer y me sume en la oscuridad.De repente, siento un ardor en el brazo; cuando lo miro, veo un símbolo grabado en la piel: un círculo triangular cuyo principio está dentro y el final fuera. Me tambaleo y me desmayo.

Cuando me despierto, lo primero que veo es una potente luz que me daña los ojos. Me empiezo a habituar a la luz y logro distinguir una figura. Es un chico y parece ser de mi edad, 16 años. Tiene algo de músculo, es alto y delgado. Me acabo de acostumbrar a la luz y lo veo con mas claridad: es rubio y tiene los ojos verdes como la hierba fresca; sus labios, carnosos, se curvaban en una sonrisa burlona. Está de cuclillas encima de mí. Me intento levantar, pero me mareo y me vuelvo a tumbar.

-Lucy, debería ayudarte a levantarte, aunque estás muy provocativa así- me ayuda a sentarme- así mejor.

Le miro con desconcierto pero enseguida me recupero y le lanzo una mirada dubitativa.

-¿Quién se supone que eres?

Sonríe y me mira con comprensión. Me pone furiosa, no me gusta que me miren así. Él se pone de pie y camina un poco. Luego se sienta y me mira algo nervioso.

-Mi nombre es Jacob y soy... fui tu ángel custodio, pero cambiaste, y ahora soy tu tutor.

- Espera... ¿yo que soy?

Me mira y dice solemnemente:

-Lucy... eres un ángel custodio.

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