Capitulo 3- Las chicas.

152 5 0
                                    

Las chicas que nos miran desde la puerta están boquiabiertas. Las analizo con la mirada y logro distinguirlas. La primera chica tiene el pelo castaño oscuro y los ojos grises; unas curvas de escándalo que tapa una camiseta de tirantes de color negro, igual que sus shorts y sus botas; los calcetines le llegan hasta la rodillas y son rojos y negros. Al fijarme más en ella,  noto que su cara refleja cierta irritación.

La cabeza castaña de la segunda, muy parecido al color del chocolate, y sus ojos del mismo color atraen mi atención. Lleva una camiseta azul y leggins de color turquesa que le resaltan la cintura. En su cara hay una mirada divertida. La otra chica que está a su lado me enseña una cara burlona. Sus ojos son verdes y su pelo castaño claro, es delgada y de cintura estrecha. En definitiva, todas parecen modelos. Comparadas conmigo son auténticas diosas griegas...

La chica de negro se acerca a nosotros. Yo me despejo y me aparto rápidamente de Jacob, recojo la daga y la coloco en su sitio. La chica se acerca aún más a mí y me mira como si fuera un animal peligroso.

-Eh, relájate. No nos tires nada, que queremos conservar el pellejo...

Me paso las manos por el pelo, exasperada, y me voy relajando poco a poco.

-No deberíais haber visto eso.-Digo entre dientes- Perdonadme por mi actitud indecorosa...

Las chicas me miran por un momento y se echan a reír. Una de ellas consigue decir algo entre carcajadas.

-Pero...Pero... ¿De... de dónde... de dónde has salido tú? ¿Indecorosa? ¿Qué es eso? ¿Se come?

Miro algo extrañada a la chica de ojos verdes, pero ésta no se da ni cuenta. Miro por segunda vez, esta vez  a Jacob, pero tampoco me mira, sino que mira gélidamente hacia el frente.

-Chicas, lo mejor será posponer el entrenamiento, una de vuestras compañeras no está bien.

Remarca la palabra bien y noto que se refiere a mí. Miro a las chicas de nuevo, y esta vez me sonrojo al pensar que no las conozco de nada.

-Emm... Yo me voy ya... -digo, sonrojándome aún más- ¿Venís a tomar un café para conocernos y tal?

Ellas vuelven a reír pero asienten, la chica de negro sonríe y se dirige hacia mí.

-Mi nombre es Deborah, ¿y el tuyo es...?

-Lucy, Lucy Blackmoon.

Camino hacia la puerta y de repente, la chica de ojos marrones me abraza.

-Yo soy Niamh, encantada.

-El gusto es mío.

Hago una ligera reverencia, por la costumbre, lo que hace que la chica de ojos verdes se ría.

-Soy... soy Atenea... y tú... ¿De dónde has salido?... ¿Del siglo... XVI?

Asiento tímidamente. Ella debe de creerme, ya que abre mucho los ojos y se ríe de nuevo. Sonrío y comienzo a caminar hacia el bar cercano al Instituto.

[...]

Ahora las conozco mejor y sé algo más de ellas, por ejemplo, como murieron. Deborah se suicidó por unos problemas que no he logrado averiguar; Atenea, de un golpe de la cabeza que se dió al caer de una escalera y Niamh se partió el cuello en un accidente. También sé características de sus personalidades, que son muy fuertes. Niamh es muy amable y Atenea se ríe de todo. Deborah es capaz de decir lo que piensa siendo objetiva y clara cuando te lo dice.

-En resumen, me enterraron y salí de la tumba un tiempo después.

Atenea sonríe burlonamente.

-Osea que eres como una especie de vampiro -Se ríe entre dientes- ¿Estás segura de que eres  un ángel?

Me río y asiento, cojo mi té negro con cuidado y bebo un sorbo. Al momento, veo entrar a dos chicas que se acercan a la mesa. Una es de cabello castaño y ojos color miel; la otra chica, más bajita, con el pelo color chocolate y ojos azul verdoso. Se acercan y Atenea las abraza.

-Ámbar, Tabata, ¿qué tal? -sonríe y me señala- Os presento a Lucy, la "nueva".

Sonríe irónicamente cuando dice "nueva". Saludo tímidamente y les doy la mano; la más bajita me abraza y habla con voz melodiosa.

-Yo soy Ámbar. ¿Qué tal, querida?

La otra chica, supongo que Tabata, pone los ojos en blanco e interviene.

-Discúlpala, es de los años 30... Por cierto, soy Tabata.

Sonrío y guiño un ojo a Ámbar.

-Yo soy del siglo XVI, así que estamos en paz. Gusto en conoceros.

Después de eso, me siento mas cómoda entre ellas y me lo paso muy bien con todas. Ámbar y Tabata son muy buenas, ambas se conocían de la otra vida, así que son inseparables. Vamos de compras, ya que insistieron en que mi ropa está pasada de moda. Al final, compramos unos vestidos que estrenaremos esta noche en la dicoteca...

¡Pienso demostrar que no soy una carcamal!

Angel custodioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora