Instant Chaos [Camren]

XXII [C]

— Así que mi shippeo favorito me necesita para que toque la guitarra... ¡Claro! Será todo un honor. Voy a por un café y vuelvo, id preparándolo todo. Hay que esperar también a Chris, ¿No? —preguntó Ashlee con los brazos cruzados en la puerta del estudio amarillo.

Joey estaba ensayando con la batería y Chris aún no había aparecido por allí, pero había avisado.

— Muchas gracias, Ash —dije moviendo la mano mientras ella se iba por el pasillo.

Entré en el estudio y le hice un gesto a Joey, que estaba con los cascos puestos mientras tocaba la batería. Abrí la puerta de la sala de producción y me senté en la silla mirando los botones que había en el estudio.

Hacía tantísimo que no grababa nada que aquello tenía mi estómago como si fuera la primera vez que hacía eso en mi vida. Bajé el sonido de la batería para coger el cuaderno con la letra en mis manos y subí los piés a la silla.

Lauren entró en el estudio, pero no subí la mirada de mi cuaderno.

— Te he traído un café para después. No hay que jugar con las cuerdas vocales —bromeó divertida dejándolo en una mesa auxiliar que había en aquella zona. Se sentó en el sofá de color blanco. Notaba como me miraba así que levanté la mirada y giré mi silla para poder mirarla a los ojos.

— ¿Estás nerviosa? —preguntó con esa seriedad vacilona que tenía Lauren siempre.

Asentí.

— Tengo que estar a la altura de cierta cantante que tengo delante, ¿Sabes? Y hace mucho tiempo que no practico.

Con el pié, acercó la silla con ruedas a ella y por lo tanto a mí. Cogió mi mano y yo alcé una ceja.

— Esto es como en el concierto... Solas tú y yo, bueno, con Chris, Joey y Ashlee. Tu solo mírame. Ese fue el único concierto en el que me sentí completamente bien sin necesidad de ayudas extra, ¿Sabes? Porque tú actuaste como si fueras un cigarrillo.

Solté una pequeña carcajada.

— No sé si eso es bueno o malo, no te voy a mentir —bromeé mientras nuestras manos balanceaban en el aire.

— Solo deja que tu corazón haga la música que le apetezca... Sé que lo puedes hacer. Lo hacías cada vez que te salías de cantar las canciones de aquel disco horrible, o cuando tocabas en las gasolineras pensando que nadie te iba a escuchar.

— ¡Eh! Eso eran momentos privados.

— Me gustaban aquellas pequeñas composiciones, ¿Sabes? Sé que mi yo de hace unos años nunca te lo habría dicho pero... Este chico de aquí —señaló mi corazón. — Tiene un talento que tiene que salir a la luz para aprovecharlo. Al final... Es lo que dicen. Cuando nos morimos solo va a quedar en el mundo lo que hayamos cultivado para que la gente lo vea y lo recuerde. El arte es duradero...

— Y la vida es breve —completé levantando la mano para que la chocase conmigo.

Miré el café y me mordí el labio.

— Quiero beber... —protesté levantándome de la silla para sentarme encima de mi novia.

— Cuando acabes puedes beber todo el café que quieras. ¿Por qué no me dejas hacer la cena a mí hoy para celebrarlo?

— Eso sería muy buena idea, Laur.

— ¡Hecho entonces! Uh... Mira quién está corriendo por el pasillo...

— ¿Qué? —pregunté confusa.

— Observa. Tres... dos... uno... —la puerta del estudio se abrió y ambas pudimos ver a Chris entrar con una sonrisa a modo de disculpa en sus labios.