XXI [L]

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— Mami... Mami, no encuentro los regalos de Santa en la casa... —susurró Lindsey dándole pequeños golpecitos a su madre en el hombro, que por inercia repercutían en mí, que estaba dormida con la cabeza en la espalda de Camila y mis manos en su cintura.

— Cielo... ¿Qué hora es? —dijo llevándose una mano a la boca para bostezar, que fue justo cuando abrí los ojos, asomando la cabeza por el hombro de Lindsey.

— Buenos días... —susurré cerca del oído de Camila, por lo que se sobresaltó y tanto Lindsey como yo empezamos a reír.

Extendió su mano y yo se la choqué.

Puse una mano cubriendo la oreja de Camila para poder susurrarle sin que Lindsey escuchase.

— Entretenla un rato, voy a por los regalos —musité en su oído antes de levantarme y escaparme de la habitación andando de puntillas, como si hubiese alguien más a parte de nosotras tres en la casa.

Salí del cuarto y caminé descalza por mi salón hasta llegar al armario que había al lado de la televisión. Me agaché y saqué dos paquetes meticulosamente envueltos. Era un poco maniática de la perfección, y no me conformé hasta que quedaron perfectos.

Cogí la caja más grande y la coloqué en el sofá. El paquete pequeño lo dejé encima de la mesa de café.

— Lindsey, he encontrado tu regalo —vociferé escuchando como los pequeños pasos saltaban de la cama y llegaban hasta donde estaba yo. Lindsey se sentó en el sofá viendo el paquete aparentemente sorprendida. Camila salió de la habitación justo en ese instante dirigiéndose a la encimera de mi cocina y sacando leche para calentar.

— ¿Puedo abrirlo? ¿Me ayudas Joregui? —preguntó colocando ambas manos encima del paquete.

Coloqué el paquete entre mis piernas y empecé a rasgar el papel con su ayuda, emitiendo sonidos de monstruo para que Lindsey se riese.

Ella misma llegó a la caja y la abrió por un lado encontrándose el mástil de mi Apolo.

— ¿Polo? —preguntó confundida indagando más en el paquete y sacando con cuidado la guitarra roja con las diferentes marcas de uso en su madera. Le había cambiado la correa roja por una de color blanco que además daba una talla más ajustable para que Lindsey nunca tuviese problemas al cogerla, y la pudiese cargar con sus hombros.

Asentí con la cabeza.

— Santa y yo nos hemos puesto de acuerdo para que te quedes a Apolo, porque como yo tengo a Polo no quería que Apolo se quedase solo. Estoy segura de que tú sabrás cómo cuidarlo bien. Además, eres una rockera de pura cepa, tienes que aprender a tocar bien lo antes posible... —bromeé.

Lindsey miró a su madre en busca de alguna forma de aprobación, y Camila asintió con la cabeza.

— Te dije ayer que te compraría una pero veo que se me han adelantado... Así que sí, puedes quedártela, siempre que la toques cuando estemos Lauren o yo presentes. ¿Vale?

La pequeña Cabello asintió muchas veces con la cabeza antes de saltar para abrazarme con la mayor ternura que había visto en mi vida... Aquella niña me tenía enamorada, al igual que su madre.

— Gracias, Lolo —pronunció Lindsey antes de dejar un beso en mi mejilla.

— ¿Lolo? —pregunté confundida.

— Sí, Lolo, Lolo... —canturreó con una sonrisa en sus labios.

Estiré la mano y cogí el segundo regalo, colocándoselo encima de la caja de la guitarra.

— Este es un regalo un tanto especial —dije antes de que la niña empezase a desgarrar el papel de regalo y revelase una sudadera roja y blanca de Planet Green Eyes.

Instant Chaos [Camren]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora