Azúcar Prohibido • Yoonmin • (POV Jimin)

Capítulo 11

Abrí los ojos y una luz me deslumbró, por lo que instantáneamente los volví a cerrar. Fui consciente de mi respiración de nuevo, era como si me hubiese olvidado de respirar, como si hubiese estado congelado durante años. Me sentía realmente bien cada vez que llenaba mis pulmones de aire, e incluso me provocaba la necesidad de más y más inspiraciones cada vez que expulsaba el aire de ellos. Moví frágilmente los dedos, siendo consciente de los suaves toques de mis yemas en mi muslo, era adictivo este sentimiento de vitalidad, de despertar de un trance, no podía incorporarme del todo, pero despertar poco a poco era como nacer de nuevo. Liberé mis muñecas, tras lo cual fui consciente de la existencia de una vía en mi mano derecha. Sentía mucha sed, pero estaba tan agusto descubriendo cada parte de mí, que no le presté demasiada atención a la sequedad de mi boca. Abrí los ojos, y respiré de nuevo profundamente.
Intenté emitir un sonido por la boca, pero me percaté de lo frágil que estaba cuando lo único que pude oír salir de ella fue un agudo hilo de voz que gruñía.

Había pasado bastante tiempo para cuando alguien entró en mi habitación, y empezó a toquetear cosas detrás mío.

-Vaya, buenos días dormilón.

Intenté contestar, de nuevo emitiendo únicamente un agudo gruñido.

-No te asustes, todo esto es normal. La anestesia que requería tu operación no es nada que tomarse a la ligera.

¿Había escuchado operación? Lo único que recordaba era haberme golpeado contra aquella pared de ladrillos en la cabeza, ¿acaso fue para tanto?

-Vendremos a hacerte unas pruebas una vez espabiles un poco más, para comprobar que todo esté en regla.

La palabra operación resonaba en mi cabeza, sin darme mucha tregua, pues el cansancio o lo que fuera que sintiese permanentemente me hizo caer rendido de nuevo, hasta que desperté alentado por unas leves sacudidas de una enfermera.

-Jimin, perdona que te despertemos pero las pruebas durante las primeras 24 horas son esenciales después de una operación, ya verás que no es nada complicado. Luego podrás seguir durmiendo si no se presenta ninguna complicación.

-Sí.

Fui capaz de emitir un monosílabo, e icorporarme poco a poco en la cama.

-La verdad es que es realmente increíble que todo haya salido aparentemente tan bien después de una operación tan compleja como la tuya. Nunca he visto algo así en todo el tiempo que llevo trabajando aqui, que no es poco. Me alegra mucho que sigas aquí ahora.

-¿Qué? - fui capaz de contestar. No estaba de humor para estas cosas. No sabía de qué operación me hablaban, no me gustaba que me tomasen el pelo. ¿Dónde estaban los demás? ¿Y Suga?

- Tuviste unas complicaciones muy graves que nadie se esperaba mientras te recuperabas de tus heridas, y lo que al principio creíamos que era un derrame fue incluso aún más grave. Pero por suerte, la operación, que era muy complicada y de urgencia, parece haber salido bien. Espero que tu mala memoria sea un efecto de la anestesia, y no algo fijo, a ver si vas a olvidar hasta tu nombre. -Dijo ella entre risas.

De verdad que no me acordaba de nada.

El tiempo que duraron las pruebas no supe en ningún momento si todo iba bien o no. Me hacían preguntas para las que anotaban la respuesta, sin dejarme saber si era buena señal o no.

-¿Y los otros? -pregunté, harto de no saber nada de ellos. ¿No sabían qué había ocurrido? ¿Por qué no venían? ¿Era está su venganza?

-Tus amigos están de camino, ¿te duele el oído? He observado que ladeas mucho la cabeza al escucharme hablar.

Hasta ese momento lo había sentido como algo normal, pero sus palabras me hicieron darme cuenta:

-No oigo por el oído izquierdo. ¿Estoy sordo?

La puerta se abrió de golpe, y todos entraron corriendo en mi cuarto. Vinieron trotando hacia mi cama, y, con cuidado, y haciendo caso omiso de la enfermera, se me tiraron encima. De mis ojos caían lágrimas, no supe reconocer si eran felicidad o tristeza. Pero no era el único que lloraba. Suga, enrojecido, me miraba mientras de sus profundos ojos caían lágrimas que empapaban sus labios que tanto anhelaba.