Empezar de cero

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Querido diario: Hoy ya se cumplen 6 meses desde que Ingrid se fue y tengo tantas cosas por contarte...
Los primeros días después de que falleció, vino un abogado a casa y me dijo que Ingrid había dejado una herencia y una carta para mí. La herencia decía que dejaba la mitad de su dinero y la totalidad de la empresa (La cual yo no sabía de su existencia) a su hijo, la otra mitad junto a los bienes materiales y las casas a mí...
La carta decía justamente que la disculpe por no haberme contado que tenía un hijo, pero es que él no la quería desde que se separó de su padre. Que por favor lo busque, su nombre era Franco Zurita y que le entregué el dinero diciendo lo mucho que lo amó. Sabía que yo podría hacerlo. Fue lo que hice, lo busque y lo encontré. Fui en auto hasta su casa, toque la puerta y me abrió una señora embarazada, le dije a quien buscaba, ella lo hablo e hizo que entrara para esperarlo en el comedor. Bajo las escaleras un hombre bien vestido, serio e idéntico a Ingrid. Le dije quién era yo y lo que Ingrid me encargo para que le dijera. Cuando le dije se sentó y lloró con tanto sentimiento, que yo también lo hice. Hablamos mucho, me agradeció por haberla cuidado, me contó que siempre recibía cartas de Ingrid y que le había parecido raro no recibirlas este año. De repente bajaron por las escaleras dos hermosos niños y él me dijo que eran sus hijos, eran mellizos y recordé a mis hermanos que no tenía idea dónde estaban. Me dio su número por cualquier cosa y me fui.
Cuando llegue a casa, comencé a buscarlos, me contacte con Francisco para ver si él sabía dónde estaban y me dijo que ya se había dado por vencido. Entonces contraté a un señor para que los encontrará. Cuando deje de escribir porque tocaban el tiemble era el hombre que venía a traerme información de los mellis. Al tiempo los encontró, tome un avión y fui a buscarlos. Llegue a una casa grande y toque el timbre, me atendió una chica, pero como estaba hablando por teléfono ni me miró y me abrió la puerta para que pasará. Pase y llegué a una cocina me quedé parada mirando desde la puerta, (casi no se me veía) vi a mi madre cocinando y jugando con un niño que estaba sentado en la mesada. Hice un paso adelante, me vio y quedó congelada como si hubiese visto un fantasma, -en eso bajo un hombre y paso por mí lado- dijo: "Hola" y cuando lo vi era el de las fotos. Dije: "Hola" y pregunte donde estaban los mellis, él me señalo atrás. Bajaban las escaleras peleando uno rubio y el otro pelo castaño claro, pero ambos tenían el mismo color de ojos, iguales a los míos. Fui y los abrace con todas mis fuerzas. Tenían 18 años y eran un poco más altos que yo. Ni se acordaban de mí, pero me abrazaron también. Mamá y yo llorábamos, los otros no entendían nada. Los solté y les dije que los extrañaba cuando me di cuenta que ellos no entendían nada. Mire a mamá y le dije: "Mamá, ¿le explicas tú o lo hago yo?" Ella solo se largó a llorar más, el hombre la abrazaba y Santiago estaba un tanto alterado, peguntando porque yo le decía mamá. Cuando estaba por hablar yo, ella me pidió hablar. Entonces sentó en el sofá a los mellis, a la chica que me abrió y al niño, y dijo: "Primero Sol, ellos son Santiago, Samuel, Josefina y Felipe; a los mellis ya los conoces, pero ellos dos -señalo a Josefina y a Felipe- también son tus hermanos. Chicos ella es Soledad, es mi hija." -Todos en coro dijeron ¿qué? (En ese momento mando a Felipe a su cuarto)- continuo: "Yo la dejé con su abuela y me vine para aquí con los mellis y Eduardo"- cuando Felipe ya no estaba la interrumpí y dije: "Tú no me dejaste, me abandonaste. Y no era mi abuela, era una señora que habíamos conocido un tiempo antes que te fueras con tu amante"- ella me miró y le dijo a los mellis que Eduardo no era su padre. Los mellizos empezaban a alterarse. En eso los interrumpí, los mire y les dije que me habían hecho muchísima falta (me largué a llorar) y que los iba a necesitar porque Ingrid se había ido y yo estaba sola. -En eso Samuel se levantó y me abrazó, luego lo hizo Santiago-
Luego de eso hablamos mucho. Intercambiamos teléfonos y les dije que debía volver.
Pasó un tiempo y hablaba seguido con los mellis. Vendí la casa, el auto y me fui a vivir a la "mansión" de la playa para poder empezar de cero. Puse un consultorio en el centro.

Cintia nunca se fue con su mamá porque se había enamorado y vivía cerca de mí casa así que siempre vienen a visitarme. Los mellizos vinieron a vivir conmigo y están estudiando aquí. Josefina y Felipe vendrán solo para las vacaciones.
Te dejo me voy al consultorio... Saludos Soledad...

Soledad (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora