Parte 5

11.6K 1.1K 564
                                    

Viernes por la tarde y desde el miércoles no veía a Harry.

El chico no volvió a aparecer por el instituto y Liam, su amigo,  se las había arreglado para esquivarlo. Cuando sus esperanzas de verlo en el entrenamiento estaban evaporándose, divisó su desordenada cabellera camino a los vestuarios. Sonrió, no iba a dejarlo ir.

Escaneó los pasillos con la mirada mientras daba pasos lentos. Todo estaba vacío, eran los únicos en el club, sin contar al portero y al guardia de seguridad.

Empujó la puerta con suavidad, pero sin éxito, dado que su gesto no pasó desapercibido ante Harry, quien saltó al sentir el sonido de la misma.

-         Mierda, Louis, me asustaste.

-         Lo siento, no era mi intención.

Harry asintió y se dirigió hacia los baños.

Se sentó en un banco mientras el rizado aparecía cargado de ropa sucia que vertió luego en un canasto.

-         ¿Olvidaste algo? –preguntó, volteando el rostro en su dirección.

-         No, yo solo... Harry –se interrumpió-. ¿Qué le pasó a tu ojo? -su pómulo y párpado derecho se hallaban cubiertos por un suave color violeta.

Se acercó al chico mientras este enseguida intentó voltear, pero él fue más rápido y tomó su mano, frenando su cuerpo en el lugar.

- Se me ha caído un frasco mientras lo intentaba bajar de la alacena.

Su respuesta era firme y segura, pero notaba en su mirada que había algo más, un velo que cubría todo lo que había en su interior.

Acercó su mano derecha a la mejilla del rizado, todavía reteniendo su brazo con la mano izquierda.

Los ojos verdes lo miraban vulnerables, casi con miedo, esperando su reacción. Pasó suavemente su pulgar por arriba del moretón y una capa color piel se deslizó a un costado, dejando ver un fuerte color morado. Tenía corrector cubriendo la hematoma.

Lo miró intentando buscar una respuesta en él.

-         Era de vidrio –aclaró. Esa era toda la respuesta que estaba dispuesto a darle.

Suspiró y lo soltó. Notaba que comenzaba a temblar ante su escrutinio.

Se alejó volviendo a sentarse sobre el banco. Observó la forma en que Harry acomodaba su flequillo a un lado.

-         ¿Te falta mucho aquí? –cuestionó, intentando volver a sonar alegre.

-         ¿Por qué?

-         Podríamos ir a tomar algo.

-         No puedo, Louis. Debo regresar a casa.

-         Vamos Harry, es viernes en la noche.

-         Tengo cosas que hacer.

-         ¿Qué cosas?

Agachó su rostro mientras mordía su labio con indecisión, parecía tener una discusión interna.

- De acuerdo, solo un rato. Realmente debo regresar a casa.

Asintió risueño. Saldría con él y finalmente podrían hablar más de dos palabras seguidas. 

De hecho, un sólo vaso de alcohol logró quitar el miedo del rostro del chico. Un alegre Harry dirigía su mano hacia su segundo chupito de vodka, lo bebió de un trago y luego lo desplazó lejos de él. Louis sabía que aquello no era suficiente para emborracharlo, pero Harry aparentaba no querer detenerse y él sólo quería verlo sonreír relajado, como cualquier otro chico de su edad, pero no fuera de combate por la bebida. 

- ¿Quieres ir a casa?

La pregunta salió sola, retumbando entre la música y el bullicio del bar. Los ojos del rizado revolotearon hacia él.

- ¿Casa? Quiero ir a casa.

Sonrió. Tomó a Harry de la cintura y lo llevó hacia su auto.

- ¿Sabes, Louis? Nunca antes había bebido, el alcohol es malo.

- Lo sé, Harry, pero no te hará mal una vez. 

- ¿Ya es de madrugada? -miró el reloj del auto y soltó una carcajada-. Él se enojará.

Miró su perfil, tenía la piel suave y delicada, llevaba puesta una remera negra de escote redondo que hacía lucir su cuello más extenso de lo que era. Deseaba poder besar aquel lunar que Harry tenía cerca de sus labios. Deseaba enterrar los dedos en sus revoltosos rizos. 

Lo deseaba y eso le recordó que debía interrogarlo. Creía que Harry comenzaba a confiar en él, no quería destruir aquello con preguntas incómodas, pero sí deseaba conocerlo más. 

- Harry, ¿tienes novia?

El rizado volteó su rostro hacia él, observándolo con sus ojos entreabiertos.

- ¿Novia? No, no he estado con nadie.

- ¿Nadie? -su sorpresa fue notable. Harry rio, sonando ronco y haciendo el gesto sexy.

- Sin contar a la niña que me ha besado a mis cinco años porque decía que mi boca era una frutilla, nadie. Una frutilla, ¿puedes creerlo? -rio nuevamente, su par de hoyuelos apareciendo a cada lado de su rostro.

Pero él sí que lo creía, la niña no estaba errada y si podría le preguntaría si el sabor era también el de una frutilla.

- ¿Tú tienes novia, Louis?

- Me gustan los chicos, Hazz.

Harry agachó el rostro para observar sus manos entrecruzadas en su abdomen.

- ¿Pasa algo? -preguntó asustado, no quería volver a inquietarlo. 

- Él dijo que debían gustarme las chicas. Pero los chicos también son lindos, Lou.

Harry mordía sus labios mientras enfocaba sus ojos en cualquier cosa que no sea él. Louis quería acurrucarlo entre sus brazos. 

- Harry, no debes sentirte mal por eso. Ambos pueden parecerte lindos, quizá sólo las chicas o los chicos, pero nada de eso es un error. Debes sentirte bien contigo mismo mientras elijas lo que tú quieras. Es amor, ¿sabes? No le hace daño a nadie. 

Lo miró por un momento y antes de volver a recostarse sobre la ventanilla, respondió:

- Claro, no puedes elegir a quién amar. 

Abuse | L.SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora