Parte 9

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Una semana después, las palabras de Harry seguían perforando su interior.

Le molestaba que no le haya dado un por qué, le molestaba no saber por qué él no quería mantener al menos una amistad. Sin embargo, él no podría, no podría fingir ser su amigo, pero si eso era lo necesario para tener a Harry, él viviría intentándolo. 

Y quería decírselo, pero entonces cada vez supo menos de él. Harry seguía escondiéndose en el instituto, parecían no estar en el mismo lugar. 

Tampoco lo veía en el club, llegaba cuando él se iba y aquello era aún más doloroso que sus palabras. Lo evitaba y nunca se había sentido tan despreciado en su vida.

Dos semanas después ya casi no se odiaba a sí mismo, podía aceptar que el problema era de Harry, no suyo. Y aunque fuese estúpido, aquello disminuía el dolor.

Pero entonces recordaba que estaba dirigiéndose a los vestuarios porque había visto a Harry ingresar en ellos con un hombre rodeando su cintura y por alguna razón quería explicaciones. La decisión le había llevado diez minutos, pero finalmente eligió que sí, que merecía una respuesta.  ¿Era otra persona? Nunca se lo dijo y dejó que se ilusionara. Maldición, le había preguntado si tenía novia o novio.

Empujó la puerta con fuerza, pero la imagen que lo recibió terminó destrozándolo por completo.

Harry se hallaba de cara a él, apoyado contra una taquilla, con una mano del hombre por debajo de su camiseta mientras la otra trabajaba en el interior de sus pantalones. 

Entonces lo entendió. El rostro de Harry estaba contraído y no por placer, giró su cara a la de él y las lágrimas contenidas en sus ojos levantaron la furia en su interior.

- He esperado mucho por esto, niño -La mano de quien ahora reconocía como Bob, el portero del club, se dirigía hacia la parte trasera del cuerpo de Harry, quien lanzó un leve quejido mientras cerraba los ojos con fuerza.

Tuvo ganas de vomitar y entonces reaccionó.

- ¿Qué mierda estás haciendo, Bob?

El hombre volteó sosteniendo sus pantalones para que no cayeran y las nauseas volvieron a él, podía ser el abuelo de Harry.

Bob pareció estremecerse por un momento, pero entonces el coraje brotó por sus ojos.

- ¿Qué haces tú aquí? -preguntó. 

- Córrete, aléjate de él -le advirtió-. Ven aquí, Harry.

El rizado paseó su vista entre ambos. Bob rio, cínico.

- Dios, Harry, ¡Ven aquí! -gritó. 

Harry acomodó su ropa, dirigiéndose a pasos rápidos hacia él.

- Esto no quedará así, Bob.

- Lo mismo digo, Louis -sonrió-. Para ti también, niño. 

Harry frotó sus ojos, caminando simplemente porque su mano lo guiaba fuera, hacia su auto.

Esperó a que su respiración se relajara y entonces arrancó.

- Harry -el chico sólo lo miró, dejando en claro que no iba a contestarle-. ¿Estás bien?

Asintió y volvió su vista a la ventanilla del coche.

- Me alegra saber eso, pero necesito saber otras cosas. Harry, ¿qué te ha hecho?

- Lo que has visto -susurró, luego de largos minutos de silencio.

- ¿No ha ido a más?

Negó, mirando ahora sus piernas.

- Harry, él dijo que ha esperado por esto. ¿A qué se refería? -Harry no respondió, sólo se limitó a sacudir sus rizos y fingir estar concentrado en algo. Su cuerpo sudó, temía preguntar-. ¿No es la primera vez que sucede?

Harry negó nuevamente, tensando todo su cuerpo. 

- ¿Desde cuándo? ¿Ha sido él solamente? -el rizado volvió a mirar por la ventanilla, dejando pasar otros largos minutos-. Mierda Harry, por favor, ¡Contesta!

Golpeó el volante con fuerza, causando que Harry se encogiera en su asiento.

- Desde que soy la mascota del equipo, Louis... ¿Lo olvidas?

Apretó sus puños con fuerza, cerrando los ojos el tiempo que el semáforo se lo permitió.

- ¿Ha llegado a más?

- ¿Te refieres a si me penetró? No, no lo hizo. 

La crudeza en las palabras de Harry lo hizo estremecer. Las nauseas aumentaron y necesitaba aferrarse a él, decirle que jamás volvería a pasar por lo mismo. 

- ¿Por qué nunca me lo dijiste, Hazz?

- Lo siento, no voy por la vida diciéndole a las personas que están abusando de mí.

Supo que Harry no hablaría más y tampoco quería forzarlo. Condujo hacia su casa y bajó detrás de él en cuanto detuvo el auto.

- Hazz, lo siento, estaba enojado por lo que vi.

Harry asintió y giró para ingresar a su casa.

- Hazz -el aludido se detuvo sin voltear a mirarlo-, déjame cuidarte.

Se sorprendió cuando Harry se abalanzó a su cuerpo y lo rodeó con sus brazos. 

- Nadie más pondrá un dedo sobre ti, Harry. Lo prometo, te protegeré. Haremos algo para detener esto, cariño. 

Abuse | L.SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora