Capítulo 16: Falling apart

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Capítulo 16: Falling apart.

Cuando el reloj marcó las 3 de la madrugada y no podía dormir, se levantó de un salto de la cama que no había dejado en 3 días. Se puso un abrigo café que le llegaba a los muslos y el buzo gris que usaba al interior de la casa, se colocó un gorro de pompón para cubrirse del frío y salió a hurtadillas de la vivienda de sus abuelos. No quería despertar a quienes tan amorosamente la habían tratado, mucho menos preocuparlos más de lo que ya los tenía, pero sentía la necesidad de salir de aquel lugar.

Como su mano estaba con yeso, era prácticamente imposible para ella ir en bicicleta a su destino, así que tomando un fuerte respiro y con el teléfono dentro del bolsillo se aventuró a caminar por las calles de Rusia a aquellas horas de la madrugada. Era un largo trecho que había hecho pocas veces anteriormente, quizás unos 30 minutos si caminaba a paso rápido, pero no le importó, iba a llegar a como dé lugar a decir lo que debía. Tenía suerte de tener buena memoria, era lo único que la ayudaría a llegar, porque las veces anteriores siempre la habían guiado hasta allí.

Con Yuri no habían hablado absolutamente nada desde el día que le pidió que callase, de cierto modo se lo agradecía, pero sentía un vacío al no tener su presencia de ninguna manera. Era una idiota, cabeza dura igual a él, pero era menester tener su espacio para procesar el accidente y todo lo que había pasado entre ellos. Se lo agradecía, agradecía que él respetase su ruego por alguna vez desde que se conocían; sin embargo, no paraba de preguntarse si acaso él se estaba preocupando o no por ella.

Cuando por fin llegó hasta la morada de toque antiguo pero elegante, tenía la nariz congelada y seguramente roja, el frío era cada vez más intenso acorde avanzaba la noche. Rodeo la casa para llegar a una de las ventanas que tenía cortinaje azul, la luz aún estaba encendida en su interior ante lo que no dudó en recoger algunas piedrecillas. Lanzó varias procurando no romper nada, sería el colmo de la mala suerte, pero su puntería era terrible, ya que de cada 5 que lanzaba, sólo 2 caían en el vidrio.

Lanzó finalmente la última piedrecilla que había encontrado esperando que quien estaba adentro escuchase el ruido que estaba causando. No quería recurrir a tocar el timbre, no quería molestar a nadie más por lo que estaba haciendo, era un asunto que únicamente ellos dos estaban involucrados. Pocos segundos después de arrojar la última la ventana se abrió de par en par dejando ver una figura delgada vestida de negro. Éste la miró extrañado y sorprendido, sus ojos se desviaron inmediatamente a su mano inmovilizada, y luego la miró a los ojos.

"Tenemos que hablar, Yuri." Le comunicó sin esperar que él hablase primero, él asintió en silencio.

Apretó el único puño que podía mover, estaba nerviosa y las manos le sudaban, pero tenía que armarse de valor para lo que venía a decir. Yuri apareció a los pocos minutos utilizando una chaqueta azul y un pantalón deportivo igual al suyo, se paró frente a ella sin decir ni una sola palabra, sino únicamente mirándola. El verde de sus ojos era mucho más esmeralda a aquellas horas, lo que la intimidó por algunos momentos, estaba tan serio e inexpresivo ahora.

"¿cómo has estado?" se animó el chiquillo a preguntarle con cierto nerviosismo apuntando la mano inmóvil, quizás aquella era la primera vez que el rubio mostraba esa faceta frente a ella. Lilly no respondió de inmediato, quería grabarse esa imagen en su mente tanto como podía, quizás hasta cuando podría volver a tenerlo así mismo. Al fijarse que ella había prefirió guardar silenció, se aventuró a continuar con lo que le llevaba rondando la cabeza los últimos días. "Mira, en serio siento lo que sucedió, no quise que...no fueron mis intenciones que eso pasara..." trató de expresarse, pero parecía que sus ideas se amontonaban y no lograba hilar una frase completa.

Don't you dare  (Yuri Plisetsky)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora