Leina
Calor
Eso era lo que sentía por todo mi cuerpo. Me sentía ahogada y con pereza empieza a abrir mis ojos.
La habitación que al parecer era de Dereck apareció ante a mí y suspire al mirar el causante de mi calor.
Dereck me tenía abrazada contra a él mientras dormía como un bebé. Miré su cara por unos minutos, sus hermosos ojos azules estaban cubiertos por sus parpados y sus largas pestañas, tenía un semblante relajado, su piel se veía tan suave y de manera temblorosa acerqué mi mano a su rostro.
Lo acaricie despacio y un pequeño ronroneo salió de él.
Pensé que los únicos que ronroneaban eran los gatos. -Lo mire divertida y me aparte con cuidado de él.
Camine hasta la puerta que llevaba al armario y bufe al mirar la ropa que Dereck mandó a comprar después de que llegue.
Tomé una blusa que cubriera las cicatrices de mis brazos y unos jeans de color negro junto a unas zapatillas del mismo color.
Por último, até mi cabello en una trenza que descendiera sobre mi hombro y salí de ahí.
Dereck se encontraba sentado sobre la cama dejando al descubierto su gran espalda y abdominales. Sentí mi corazón acelerarse y caminé hasta él. Mi cuerpo se sentía de forma extraña al tenerlo cerca y no era de una forma desagradable sino todo lo contrario. El me miró y sonrió, sentí mis piernas debilitarse al ver su sonrisa y tomé una gran bocanada de aire.
-que sucede cariño- hablo con la voz ronca por haberse levantado hace poco.
- ¿puedo salir al jardín después de desayunar? - hable despacio y el asintió.
Me di la vuelta y salí rumbo al comedor. Sentía que si me queda aún segundo más en esa habitación me lanzaría sobre Dereck y eso me desconcertaba
Aunque lo negara mil y una veces la atracción era notable al ser mates, y de cierta forma lo quería, aunque me negaba rotundamente a aceptarlo en voz alta.
En el comedor estaba prácticamente todo servido, y camine hasta el asiento de siempre, a los pocos minutos después llegó Dereck quien beso mi frente y se sentó a comer.
Para el desayuno siempre comía algo con carne, mientras yo comía frutas. Comí despacio, no tenía ningún a puro y tampoco se me apetecía comer, pero Dereck se enojaría si no me ve comiendo.
-serás presentada como Luna en la manada-dijo Dereck de imprevisto y yo me atoro con la fresa que estaba comiendo.
Dereck se levantó preocupado de su asiento y desesperado dio pequeños golpes en mi espalda. Al momento que la fresa bajo por mi garganta pude respirar con normalidad y me pare rápidamente de mi asiento.
- ¿que yo que? - pregunté con la respiración acelerada.
-tranquila cariño, ¿estás bien? - dice mirándome preocupado.
Mire fijamente sus ojos azules furiosa. - yo no pienso ser la Luna y reina de los cambiantes. -hable furiosa.
-es momento de presentarte a la manada así podrás salir por los alrededores y no estar siempre encerrada en el castillo, aunque obviamente con escolta. - dijo mirándome tranquilo.
-no tienes ningún derecho en hacerlo, ni siquiera deberías de tenerme encerrada aquí, estas jodidamente loco, en este momento yo debería de estar lejos de todos estos malditos pulgosos- hable furiosa, jamás en mi vida habían salido tantas palabras de mi boca tan fluidas y molestas.
Mire sus ojos azules. - Grave error
Su pupila estaba tomando un color rojizo y sus brazos se mantenían al lado de su cuerpo en un intento de controlarse, sus manos estaban hechas puños y se llegaban a remarcar sus venas al apretar con tanta fuerza
-Leina a mí me puedes insultar todo lo que quieras, pero ¡con mi manada no! o no me detendré a pensar cuando te castigue - hablo furioso.
El miedo me invadió y retrocedí alejándome de él, me miró más enojado y camino grandes zancadas hasta poder sostenerme de la cintura.
Hundió su cabeza en mi cuello aspirando mi olor en un intento de poder calmarse, por otro lado yo puse mis manos sobre su pecho intentando apartarlo, y me sonrojé al instante que sentí su firme pecho entre mis manos.
No es momento de pensar eso... - Me regañe mentalmente y volví a empujarlo. No lo moví ni un milímetro y hasta incluso me acerco más a él, si es posible.
-mía...-susurro con la voz ronca, rodé los ojos al escuchar su notable tono posesivo- debes estar a mi lado, tú debes de entender que naciste para mí que soy lo único que necesitas y siempre estarás a mi lado- dijo con un tono más calmado.
Bufe y lo aparte de mi enojada.
-yo no soy tuya -dije y pude ver como sus ojos volvieron a tomar el tono rojo- y sobre tu manada ¿no te importa llevarlos a una guerra si me mantienes a tu lado? - hable intranquila -tanto te importa tú manada que los dirijas a una guerra sólo por mí-hable y pude notar como su semblante se endurecido.
- a mi manada no le ocurrirá nada si es lo que te preocupa- dijo respirando lento.
- ¿quién te lo asegura?, pueden ser fuerte y todo lo que quieras, pero los humanos son inteligentes y tiene armas para utilizar contra ustedes. -dije con veneno en mi voz.
-los humanos no nos podrán lastimar y no habrá nadie herido-dijo contradiciéndome.
- ¿porque lo dices? -hable alzando mis cejas - ¿dime porque crees eso? - dije firme. Quería, necesitaba escucharlo de su boca- ¡dilo! -grité - ¡responde!
- ¡son inútiles! Los humanos son inservibles, una maldita escoria en este mundo ¡no sirven para nada! No nos podrían tocar ni un cabello cuando ya los tengamos despellejados...-hablo furioso y calló al verme.
Sentía mis ojos picar y mis mejillas mojadas.
Necesitaba que él me diera una razón para odiarlo, como lo hago con todos los cambia-formas, pero jamás pensé que dolería tanto el escucharlo...
Siempre estuve acostumbrada a escuchar los insultos de los cambiantes, pero jamás me sentí tan destrozada como lo estaba en este momento.
Yo misma me lo busque... -Me dije a mi misma mientras me alejaba de el con la cabeza baja.
Tomo de mi brazo y sentí como el pánico me invadía.
Volvió el miedo...
Sus firmes brazos envolvieron mi cuerpo y lo apretó contra él.
- lo siento... No es verdad lo que dije, por favor perdóname, cariño, por favor- suplicó con voz débil.
Sentía mi cuerpo temblar bajo su toque y mi corazón a mil por hora, pero el miedo que me envolvió fue mucho más fuerte y empecé a sollozar e intentar apartarlo.
-cariño por favor -dijo besando mis mejillas con delicadeza.
Eres inútil...
Una escoria...
No deberías existir, sólo eres una piedra más en el camino...
Las palabras, los recuerdos me envolvían y sentía mi cuerpo pesado, la respiración me fallaba.
No otra vez- Me dije a mi misma, aunque claramente sabía lo que pasaba; otro ataque de pánico. Pero esta vez no pude controlarlo y mi vista se empezó a nublar hasta tal punto que sólo alcanza a divisar a Dereck mirándome desesperado mientras gritaba por ayuda.
Y caí en la inconsciencia...
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Amarrada a ti
WerewolfDesde mis 9 años he vivido en un lugar regido por los hombres lobo, los humanos no son bien recibidos en el y su vida consta de maltratos y abusos. Mi madre adoptiva es mitad cambia forma y con su mate nos llevaron a ese lugar, sin tener en cuenta t...