—¿Por qué lo hiciste?- le gritó el castaño.-
—¡Pensé que sería una buena broma! ¡Sueltame!-
Y el castaño lo hizo, para después cruzarse de brazos y mirarlo serio.
—Sería buena broma para ese tal Shiroyama, pero a mi me molesto. ¡Sabes que odio que me confundan así imbécil!-
—Ya Shima...Lo siento.-
—No servirá tus perdones, odio que hagan eso y lo hiciste.-
—Olvide que te afectaba lindura...-
—Pues te acordaste tarde, ahora te daré dónde más te duele. -dijo serio.-
—¿Las bolas?-
—No, algo peor según tú. -lo miro a los ojos con cierto odio. —Ya verás, te encantará.-
Y así, el castaño se fue, Akira suspiró.
Sinceramente lo habría pensado dos veces antes, ya que él había olvidado del como su amigo se sentia al respecto de ello.