Uruha miro la pequeña tarjeta que Aoi le dio. La misma decía:
»Mirame, dejándome en ridículo a mi mismo con esta porquería.
Te quería hacer la siguiente pregunta por el simple hecho, de que me gustas Uruha.¡Me gustas!
Aoi podría jugar que las mejillas de Uruha se habían teñido de un color rosado.
Era una bonita imagen a su parecer.
—¿Yo te gusto? ¿Cómo puedo gustarte?-
—¿A qué va eso? Me gustas por todo lo que vivimos juntos. Yo sé que un Uruha sensible y bonito se esconde debajo de ese escudo que tienes.-
Uruha lo miro a los ojos y Aoi le agarró de las mejillas acercándolo a su rostro.
—Has enamorado a este idiota.-
—Y tú...También has hecho lo mismo.-
Aoi sonrió con una alegría inmensa en su rostro.
—Pensé que dirías que no.-
—Pues creo que salir un poco del papel de cubo de hielo, no me hará mal.-
Los dos ríen e inesperadamente Aoi besa a Uruha, siendo correspondido por el mismo segundos después.
—Bendito sea Reita, ¿Sabes?-
Uruha ríe.
—Ese idiota creo que al fin hizo algo bien. Nos llevó a conocernos.-
—Lo mejor que he hecho.-
FIN.