Capítulo 28

664 41 5
                                    

Cuando entraron en el hotel, lo hicieron como una pareja de recién enamorados, todos abrazos y risas, incapaces de estarse quietos mientras avanzaban hacia la recepción. Solo consiguieron parar de hacerse arrumacos cuando vieron que Stephanie les entregaba una llave que no correspondía con su habitación.

- Nuestra habitación es la 435 - comentó Jared.

- Ya no – respondió Stephanie con otra sonrisa de su cosecha, mostrando una hermosura que Jensen no había sido capaz de ver hasta ahora, pues los únicos cinco minutos que habían hablado ella le había mirado como un perro rabioso a punto de atacar... Por otra parte, no es que no se lo mereciera - Estáis alojados en la suite nupcial.

- ¡Que! – exclamó Jared, tal vez demasiado alto – Esa habitación es de Karen y Mike.

- Lo ha sido hasta ahora - explicó la mujer sin abandonar el buen humor - Cuando se han enterado de que había llegado tu acompañante, no les pareció justo seguir ocupando la suite.

- Pero... Sus cosas.

- Hemos tenido tiempo de cambiarlo y limpiarlo todo – respondió, extendiendo la mano para que cogiera la llave de una vez por todas, y arqueando una ceja – Habéis dado un paseo muy largo.

Jared rio, un poco cohibido.

- No sé qué decir.

- No hace falta que digas nada – optó por ofrecerle la llave a Jensen al ver que el otro hombre seguía dudando.

Jensen, por su parte, cogió la llave con una leve sonrisa, procurando que no se notara las ganas que tenía de borrarle a golpes la sonrisa a aquella mujer. Sobre todo cuando parecía sonreír exclusivamente a su prometido.
Lo que, por cierto, le recordó un modo de deshacerse de ella en segundos.

- No le des más vueltas, Jay – pidió, rodeando la cintura del hombre de un modo un poco más posesivo de lo adecuado – Además, es justo la habitación que nos merecemos, ¿no?

Jared sonrió ante el comentario del hombre y, como si solo entonces se hubiera acordado de que no lo había anunciado a los cuatro vientos, le enseñó el anillo a la recepcionista con una cara de felicidad difícil de igualar.

- Es verdad. Estamos prometidos... Desde hace cuatro horas.

La recepcionista abrió los ojos como platos, observando con apreciación el anillo.

- Enhorabuena. Me alegro mucho por los dos.

- Gracias – respondieron a la vez los dos, si bien el "gracias" de Jared parecía más sincero.

Se dirigieron al ascensor y, cuando estaban a punto de cerrarse las puertas, la mujer se despidió de ellos.

- Tendréis mucho que celebrar.

El comentario logró arrancar un sonrojo al rubio, sobre todo cuando la mujer le sonrió de soslayo, demostrándole que sus "celos" no habían pasado desapercibidos.

Y Jensen, al final, no tuvo más remedio que devolverle la sonrisa, siendo en parte de disculpa, al ver que no tenía nada que temer de ella. No cuando Jared no se había separado de su lado desde que hubiera llegado y no tenía pinta de que fuera a hacerlo en el futuro.
Nada más entrar en la habitación, Jensen se quedó asombrado ante el lujo desplegado, con la enorme cama de matrimonio elevado sobre varios peldaños y lo que tenía pinta de ser el cuarto de baño más grande que había visto justo al lado.

- Dios Santo, Jared, ha debido costarte una fortuna - susurró.

Jared le abrazó por detrás, rodeándole el pecho con los brazos y apoyando la barbilla sobre su hombro.

Sucedió en ParísDonde viven las historias. Descúbrelo ahora