Capítulo 5

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NOW

Jared llamó a Jensen nada más bajar del avión.

Tras cinco tonos no tuvo más remedio que dejar un mensaje cuando saltó el buzón de voz. Tan solo le dejó la dirección del hotel, pidiéndole que le llamara en cuanto aterrizara.

Después de recoger las dos maletas salió por la puerta para encontrarse con un hombre que llevaba un cartel con el nombre de Ackles y Padalecki.

- Bonjour – dijo avergonzado, al darse cuenta de que su pronunciación no se parecía en nada a lo que había oído en la grabación – Je suis...

- Buenos días. ¿El señor Ackles? – preguntó el hombre en un perfecto inglés, y Jared agradeció a las escuelas de idiomas que permitían ayudar a los torpes turistas que llegaban a París sin conocer el francés.

- No. Soy Jared Padalecki.

- Encantado, señor Padalecki. Su vehículo les está esperando para trasladarles inmediatamente al hotel. ¿El señor Ackles aún no ha recogido su maleta?

- No. Esto... – Jared sintió que se le enrojecían las mejillas, y solo entonces comprendió que tendría que decir lo mismo unas cuantas veces a lo largo del día. Más le valía a Jensen cumplir su palabra y hacer que mereciera la pena todo aquello – No pudo coger el vuelo y vendrá en otro más tarde.

- Algún imprevisto de última hora, supongo.

- Sí. Algo así.

- Si lo desea, tan solo tiene que decirme el número de su vuelo y vendré a recogerle cuando llegue, sea a la hora que sea.

- Vaya. Es usted muy amable – dijo asombrado. Pero luego recordó que, para lo que le había costado el viaje, el chofer privado podía hacer eso y mucho más – Pero aún no he conseguido hablar con él. Cuando llegue al hotel le llamaré para averiguarlo.

- Estupendo. Avíseme tan pronto lo sepa para encargarme de ello.

- Muchas gracias.

- Por aquí, por favor – señaló con el brazo, prestándose a llevar la maleta de Jensen - ¿Es viaje de negocios o de placer?

- De placer. Son mis primera vacaciones en mucho tiempo – respondió encantado, si bien solo la mitad de la frase era cierta. Había oído que los franceses, en concreto los parisinos, eran bastante antipáticos. Pero por lo poco que llevaba allí o era una gran mentira, o había encontrado a la excepción que confirmaba la regla.

- Me alegro. ¿Es su primera vez en París?

Jared respiró hondo antes de responder. Al hacerlo, una enorme sonrisa (la primera desde que hubiera subido al avión) se dibujó en su rostro.

- Sí. Es mi primera vez en París.



THEN

Jensen no encontró a nadie cuando entró en el Centro de menores.
En cualquier otra ocasión aquel detalle le habría sorprendido porque no dejaba de estar en un Centro donde algún chico podría querer escaparse, con lo que convendría que hubiera más vigilancia.
Sin embargo, en esa ocasión se alegró de que no hubiera nadie que le impidiera el paso. Sabía que eso jamás ocurriría, pues no dejaba de ser el hombre cuya empresa había donado una más que generosa cantidad de dinero a la institución, pero prefería pasar desapercibido. Al menos hasta que estuviera frente a Jared para poder hablar con calma.

Sus ruegos no fueron escuchados.
Ya iba a bajar por las escaleras por las que recordaba perfectamente haberse perdido el primer día, hacía casi un mes, cuando alguien le interrumpió.

- ¿Puedo ayudarle en algo?


Jensen se giró, topándose con la dueña del centro. Apenas habían hablado quince minutos la última vez, pero su complexión menuda y voz infantil eran difícilmente olvidable.
Se dirigió a la mujer de 60 años pero que tenía cuerpo de 15, y le tendió una mano.

- Buenos días. No sé si me recordará. Soy Jensen Ackles. El otro día vine por...

Sucedió en ParísDonde viven las historias. Descúbrelo ahora