Capítulo 12

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NOW

Jensen colgó el teléfono solo para, un segundo después, descolgarlo y llamar a Susan para pedirle que avisara a su padre. Sabiendo que en cinco minutos le tendría en su despacho, se apresuró a sacar un par de aspirinas del frasco que siempre guardaba en su cartera, tomándoselas con un poco de agua mineral.
Apoyó los codos sobre la mesa, dándose un leve masaje en la sien con las manos, deseando que el medicamento hiciera efecto lo antes posible.
Ya llevaba varios días con una ligera migraña pero en las últimas horas (y sobre todo después de la última llamada de teléfono, de una hora de duración y donde solo habían habido gritos), apenas podía pensar con claridad.

Soltando un gruñido de dolor, inspiró profundamente varias veces, notando como la espalda volvía a resentirse. Ya se lo había dicho Jared un millón de veces: Si iba a pasarse todo el día sentado en el escritorio, al menos debía ir una vez a la semana a que le dieran un masaje en condiciones.
Y sabía que tenía toda la razón del mundo, como siempre. Pero había tenido que saltarse la cita de la semana pasada por una reunión de última hora... Y ahora lo estaba pagando con creces.

De pronto se encontró pensando en Jared, que ahora estaba en París, disfrutando de una semana de vacaciones. Y Dios, cómo desearía estar con él, remoloneando en la cama durante horas, disfrutando del desayuno buffet del hotel y dando interminables paseos junto a la rivera del Sena. Sin pensar en nada más que en ellos.
Pero aquello tendría que esperar.

Hubiera deseado más que nada en el mundo coger aquel avión con él, o como mucho seguirle un par de horas después en el avión privado. Pero la reunión de la mañana con la filial, que esperaba zanjara el asunto de una vez por todas, había acabado en una amenaza de huelga si no escuchaban sus exigencias.
Y Jensen sabía que tenían toda la razón del mundo para ir a la huelga y así se lo había hecho saber a su padre. Pero su querido padre, como siempre, le había dicho por enésima vez que cediendo a las presiones de sus empleados no era como se dirigía una empresa multinacional, así que la respuesta seguía siendo NO.

Así es como había acabado hablando durante horas con el presidente del sindicato, intentando encontrar una postura intermedia que beneficiara a ambas partes; para luego pasarse toda la tarde pegado al ordenador, buscando el modo de reducir el presupuesto sin tener que bajarles el sueldo.
Pero todo seguía igual y el tiempo no dejaba de correr.
Cuando su padre entró en el despacho, con cara de que le acabara de salir otra úlcera, soltó aire muy despacio, repitiéndose un millón de veces que no podía perder los nervios. Que discutir con su padre solo iba a conseguir retrasar más el llegar a un acuerdo, y en consecuencia poder coger el maldito avión y marcharse a París.
Dios. Necesitaba tanto estar con Jared.

- Dime que el imbécil del sindicato ya se ha dado por vencido – dijo su padre a modo de saludo, plantándose frente a su mesa con los brazos cruzados.

Jensen quiso morirse.
Porque no podía hacer lo que realmente quería, que era mandarlo todo a la mierda e irse con Jared, hasta que todo el problema no se hubiera solucionado.
Sintiendo como la presión de la cabeza era peor que antes, se tomó una tercera aspirina antes de pedirle a su padre que por favor se sentara, pues la cosa iba para largo.


THEN

La Fundación Ackles se encontraba en su máximo apogeo. Desde que hubiera llegado a las 7 de la mañana, Jensen apenas había parado cinco minutos para tomar un café. Pero tampoco le importaba demasiado: cuanto más ajetreado estuviera, más rápido pasaría el día y antes de que se diera cuenta podría reunirse con Jared.
Quien le había prometido una pequeña sorpresa para aquella noche.

Intentaba no hacerse ilusiones con la "pequeña sorpresa", y no porque no le gustaran las sorpresas. Todo lo contrario: desde que hubiera conocido a Jared, "sorpresa" tenía un significado mucho más agradable que el de hasta ahora, donde era sinónimo de horas extras, pasar la noche en el trabajo, o suspender el viaje de relax que había conseguido reservar.
Sin embargo, Jensen reconocía que no había dejado de pensar en ello desde que Jared se lo hubiera dicho la noche anterior, y albergaba la esperanza de que "la sorpresa" fuera dar un paso más en su relación.

Sucedió en ParísDonde viven las historias. Descúbrelo ahora