Capítulo 8

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NOW

El pequeño restaurante que albergaba el hotel estaba prácticamente vacío.

Cuando ocupó su mesa tan solo había una pareja un par de mesas más a la derecha, que estaba demasiado ocupada en sus respectivas bocas como para darse cuenta de que había entrado alguien.
Jared sonrió de soslayo ante el intercambio de afecto, sintiendo una punzada en el estómago porque él no podía estar haciendo lo mismo.

Llevaba casi todo el día en la habitación.
Después del mensaje de Jensen se había limitado a tirarse de los pelos y, cuando ya se había relajado un poco, ver la televisión. Buscó entre la decena de canales algo interesante que ver, pero cuando vio que los únicos canales interesantes eran en francés, decidió alquilar una película en el canal de cine. Sabía que ese tipo de servicios costaban un ojo de la cara, pero teniendo en cuenta que no iba a gastar mucho dinero ese día se podía permitir el capricho.

Al final resultó ser un despilfarro, pues fue incapaz de prestar atención al argumento (y eso que no tenía mucho al ser una película de Van Damme), y estuvo todo el tiempo pensando en cómo desearía darle una paliza a Jensen en vez de ver a Van Damme dársela a un montón de tipos descerebrados.

Cuando la película terminó le sorprendió encontrarse con hambre, y solo por eso decidió bajar al comedor para cenar algo. El hotel contaba con servicio de habitaciones y una extensa carta para elegir todo tipo de cocina, pero eso le parecía demasiado sibarita... Si tuviera a cierto hombre con él haciendo cierto tipo de actividades no le importaría nada usar ese servicio... Pero hoy ese no era su caso.

Jared negó con la cabeza, obligándose a cambiar de tema, porque pensar en Jensen era lo peor que podía hacer ahora mismo. Aunque no dejaba de ser lo único que había hecho desde que hubiera llegado.

En cuanto entró en el comedor del restaurante se arrepintió de no haber hecho uso del servicio de habitaciones. Si fuera así, ahora no tendría que estar cenando y llevando un cartel luminoso que decía que le habían dejado solo.

Lo peor era que esa sensación no resultaba extraña. Ya la había experimentado en el pasado, en peores tiempos, y siempre le había parecido humillante el modo en que el resto de personas le miraban de soslayo.
Pero en el pasado no había tenido otra alternativa.
Desde que conoció a Jensen, hacía ya cuatro años, albergaba la esperanza de que no tendría que volver a pasar por esa experiencia nunca más.
Pero, de nuevo, se había equivocado.

Es verdad que casi siempre comía solo en casa, pero por lo menos estaba en una casa que podía llamar hogar. No dejaba de ser la casa de Jensen, cierto, pero era algo que formaba parte de él y eso hacía que fuera menos triste tener que estar día tras día preparando una comida para dos y que al final resultaba ser para uno.
Aunque todo eso cambiaba cuando el "cena para uno", tenía lugar en un lujoso y romántico restaurante, en la ciudad más romántica de todas, y cerca de una pareja que no hacía sino recordarle lo asquerosamente solo que estaba.

Jared decidió concentrarse en su comida, deseando acabar cuando antes para poder marcharse de allí enseguida.
El camarero le trajo el postre, que probablemente estaría delicioso, pero por desgracia no podía saborearlo en condiciones, ya que todo tenía un sabor amargo que no podía quitarse de la boca, por mucha cerveza que bebiera.


THEN

Estaba tan nervioso que creía iba a vomitar. Y eso que no había podido probar bocado desde que recibió la carta, hacía ya cinco horas.
Jensen no llegaría a casa hasta las diez de la noche... Con suerte. Aun así, pese a estar muriéndose por la tensión, Jared no se había atrevido a abrir la carta en casa y enterarse de una vez por todas del resultado de su examen.

Sucedió en ParísDonde viven las historias. Descúbrelo ahora