Riker
—Te amo, Riker.
—Yo también te amo. —dije dándole un corto beso en su cuello. Luego nuestros labios se juntaron en un beso bastante electrizante.
Al apartarme de ella, mis mejillas se ruborizaron...
...y las de ella también.
...
Al llegar al aeropuerto, unas fans nos recibieron gritándo nuestros nombres como si fuese el fin del mundo. Jamás había visto más admiradoras esperándo por nosotros en un aeropuerto en todas las giras que habíamos hecho en nuestras cortas vidas, con la diferencia que esa no era una gira, eran nuestras segundas vacaciones en el año. Las giras no hacían nada más ni nada menos que estresarnos y hacer que quisiéramos desaparecer del mundo por un buen rato, es decir, amábamos subirnos a un escenario y hacer lo que más nos apasionaba en la vida: rockear.
—¿Es esa tu valija? — preguntó Rydel con una sonrisa.
—Sí, es mía. — mi cabeza estaba repleta de pensamientos y preocupaciones que esperaba, más adelante, poder olvidar; y era esa una de las causas por la que habíamos venido a Florida.
Olvidarlo todo.
—Escúchenme todos... — anunció Ross —... primero, vamos a descanzar ya que, el viaje fue totalmente agotador. Segundo, no se salgan de control, no vayan a muchas fiestas y recuerden que es nuestro primer viaje sin nuestros padres.
—Fuíste a más fiestas de las que yo mismo fuí en toda mi vida. — le contesté a uno de mis hermanos menores. Claro, yo era el mayor.
—Es porque yo vivo la vida al límite. — se defendió. Y recordé las veces en las cuales lo había descubierto en su habitación acostándose con sus "amigas", que por cierto, sólo aparecian una vez en mi casa; y todas eran distintas.
—Es un gran ejemplo para darle a tus fans, ¿eh? — le reprochó Rocky. Quien, por cierto, no era nada inocente. Siempre que salía de casa, volvía con una u otra chica devorándose a besos.
—¿Pueden dejar de discutir con esas tonterías? ¡quiero dormir! — se quejó nuestro amigo Ellington Ratliff, quien nos acompañaba y por supuesto, era parte de la banda: el baterista.
El más callado era Ryland, nuestro hermano menor, quien no despegaba ni un sólo ojo de su iphone; ni una oreja de sus auriculares. Sonó absurdo, lo sé.
—Se supone que tienen que ser unas geniales vacaciones, ¿de acuerdo? — propuso Rydel.
Y así fue.
...
Habíamos estado toda la tarde en la playa, pero antes, habíamos almorzado en uno de esos restaurantes costosos que nos había recomendado un viejo amigo antes de haber aterrizado en Florida, más bien llamado: el mismísimo paraíso.
Florida era realmente increíble, el sol no dejaba de brillar, y siempre había gente en la calle que te sonreía o hablaba con amabilidad. Amaba ese lugar y sentía la necesidad de quedarme allí para siempre.
—Deberíamos irnos a casa, esta oscureciendo— gritó Rydel mientras reía del chiste que había contado Ratliff hacía unos segundos.
Observé el mar por última vez y me acerqué de nuevo a ellos para volver a casa, pero algo me llamó la atención, pidiéndome que lo mirase una vez más: un sonido, parecía ser un pez que había chocado sus aletas contra el agua, pero no exactamente eso, algo más... fuera de lo común.
—Ahora vuelvo. — susurré.
Olvidé lo que había dicho mi hermana, Rydel, y volví a caminar hacia las orillas del mar dónde provenía el sonido húmedo y algo fantástico.
—¿Hola? — grité. Pero ninguna voz me respondió.
—Hola. — respondió aquella voz tímida y femenina que se encontraba justo a mis espaldas.
Entonces me dí vuelta para observarla: ojos marrones avellana y cabello rojizo, largo hasta la cintura. Quede en un estado de shock al verla. Era una persona perfecta, como la que jamás en mi vida había visto. Sentí algo: sentí que era demasiado hermosa para mis ojos.
La mitad de su cuerpo estaba sumergido en el agua, sólo se podia ver su rostro y la silueta de sus caderas.
—¿No hace mucho frío para nadar? — pregunté sorprendido al saber que yo mismo había entablado una conversación. Pero creía que iba a valer la pena.
—El agua del mar es cálida al atardecer, pero de todos modos, me gustaría salir. —dijo mientras se retiraba del agua y dejaba salir a la luz un par de piernas largas y delgadas.
Su piel era pálida, demasiado blanca, tanto que creí que iba a desmayarse.
—¿Caminarías conmigo? — preguntó sonriendo.
Sin dudarlo, ni tampoco responder, caminé junto a ella mientras mis dedos se llenaban de arena y se mojaban por el húmedo roce del agua, que chocaba contra mis tobillos.
—¿Vives aquí en Florida? — preguntó con aún una sonrisa.
—Estamos... de vacaciones. — dije tímidamente. —¿Y tú? tu piel es demasiado blanca como para estar viviendo bajo el sol todo el tiempo; pero aún así eres muy hermosa.
—Sí, solamente que es muy sensible y no se broncea con facilidad. No hace falta que me hagas cumplidos — su voz era preciosa, mágica.
Pero... me consideraba una persona muy tímida, especialmente con las chicas, y no podía dejar salir una palabra de mi boca, excepto responder sus curiosas e inocentes preguntas. No, definitivamente no era como los otros chicos que se animaban a hablar con cualquier persona que se le cruzara en su camino. Sólo tenía una relación distinta a aquella con mis hermanos, y por eso eramos una banda mundialmente conocida: R5. Era una de las razones por la que teníamos esa facilidad para comunicarnos y reírnos hasta de nosotros mismos; por convivir y estar todo el tiempo juntos.
—Pero realmente eres hermosa — dije mientras me hundía en sus ojos color avellana.
—Gracias — respondió inocentemente luego de unos minutos.
—Lo siento si te incomodé, es decir, no quería hacerlo; fue... extraño. — respondí rápidamente.
Ella asintió y bajó la vista a la arena.
Justo después de eso, mi celular comenzó a sonar, era Rydel:
«¿En dónde estás? te dije que teníamos que irnos.»
—Discúlpame, tengo que irme — dije en un tono de despedida.
— ¿Cómo es tu nombre? — preguntó de repente.
—Soy Riker. — le dije con una cálida sonrisa. —¿Y tú?
—Telxíope. — y volvió a sonreír con aquella brillante sonrisa, y sentía que al verla, no tenía la necesidad de ver otra; sentía la satisfacción de que ya no tenía que hacer o ver nada antes de morir.
—¡Espera! — dijo corriendo detrás de mí.
Me detuve y sostuve su mano esperando a que hablara; pero ella la soltó, dejándome ver como un tonto de nuevo.
—¿En dónde vives?
—¿Por qué? — incorporé sorprendido.
—Me gustaría... volverte a ver.
—También me gustaría pero, me tengo que ir.
Y me alejé de ella, me alejé hundiendo mis pies en la arena preguntándome si la volvería a ver; pero sólo el destino era el encargado de hacerlo realidad.
«Telxíope» memoricé.
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Telxíope (Riker L. fanfict) {Terminada}
Fantasy¿Qué sucede cuando una historia no tiene final feliz?