Telxíope
Los destellos de luz que florecían en la superficie de las intranquilas aguas lograban detectarse mientras me encontraba en la profundidad.
—Tenemos que hablar. — dijo Tania mientras nadaba hacia la orilla.
Por lo tanto, la perseguí esquivando algunas algas marinas que se me interpusieron en el camino.
—¿Qué sucede? —su rostro tenía un rasgo de nervios.
—No puedes volver a ir a la ciudad, padre ha sospechado y estoy segura de que se ha dado cuenta.
—Prometiste que no le dirías nada. — me quejé. —Confié en tu palabra y lo único que has hecho fue mentirme.
—No le dije nada, Tel, lo juro... pero no puedo volver a ocultarlo si vuelves a salir. Tú sabes perfectamente de lo que él es capaz.
Asentí sin agregar nada más.
Me senté en una grisásea roca y observé el agua que rosaba mi cola verde musgo.
—¿Vas a... — comenzó Talia de nuevo pero no pudo terminar de formular la pregunta ya que le llamó la atención el papel que saqué de mi abrigo: aquel había estado arrojado en la arena toda la noche.
—¿Tienes un celular? —le pregunté inocentemente.
Su rostro se transformo en uno serio y confuso.
—¿Para qué?
—Necesito... hacer una llamada. — Aquello había sido lo más estúpido que había dicho en toda mi vida. Pero necesitaba hablar con Riker, aunque no fuesemos de la misma especie, mejor dicho, yo era una especie.
—Ligeia conoce a un par de humanos, estoy segura de que alguno de ellos tienen, pero, ¿no tienes un amigo humano también?
—Es a él a quien quiero localizar. — me levanté de la roca e intenté volver a sumergirme en busca de mi amiga Ligeia pero el brazo de Talia en mi hombro me detuvo.
—¿Qué te había dicho? no intentes formar una relación con algún humano. Son peligrosos, no sabes de las cosas que pueden llegar a hacernos, si se enteran de que estan justo en frente de una sirena podrían venderte, usarte, manipularte y hasta llegar a matarte, que es lo más probable. Para ellos somos sólo dinero, eso es todo para ellos, no les importa nada más que el dinero, Tel.
—Pero Riker no va a enterarse de que soy una sirena, yo quiero ser su amiga, ¿es tan malo es ser amiga de un humano?
—Telxíope. — dijo una voz gruesa, ronca y perturbante.
Sabía perfectamente que estaba por venir, pero no tenía miedo. Hasta incluso las aguas turbias dejaban la impresión de que padre estaba enfadado, pero seguía sin asustarme, sentía más miedo de los sentimientos que sentía hacia Riker: aquellos no eran manejables y no me permitían ser yo misma.
Me sumergí en el mar y moví mis brazos y cola para iniciar a nadar tan profesionalmente como cada sirena podía hacer, eso era algo positivo.
Al cabo de un segundo, luego dos, estaba en frente del poder absoluto de una criatura enorme, mucho más que Talia y yo juntas: Poseídon.
—¿De qué humano estais hablando?
Mi voz temblo por unos momentos pero la recuperé totalmente al comenzar a hablar.
El orgullo, la sinceridad y la más libre expresión siempre habían estado de mi lado, había sido castigada varias veces por eso, castigos realmente dolorosos, pero no dejaba que me quitaran las virtudes más valiosas que alguna vez podría haber tenido: aquellas me permitían ser quien era.
—He salido a la playa y hablé con un humano, sólo eso, padre.
En los ojos de Poseídon había terror y un profundo odio, despreciaba a los humanos con su alma. ¿Tendría alma? no lo sabía, pero si la tuviese, estoy segura de que la utilizaba para odiarlos.
—Te aseguraré de que sea la última vez. — su horrenda mirada se apartó de la mía, mientras me dejaba intrigada de lo que pasaría con Riker.
Necesitaba volver a verlo.
Habían transcurrido dos largos días y me sentía completamente sola. No me permitían hablar con nadie, ni siquiera con mis amigas y/o hermanas que a veces se acercaban para hablarme, pero padre les decía que un gran castigo caería sobre ellas si hablaban con la traidora, más precisamente: yo.
Tampoco había logrado preguntarle a Ligeia lo del celular de sus amigos humanos, fue ahí en donde sentí una gran injusticia: ¿por qué ella podía hablar con sus amigos y yo no? jamás había sido castigada. Quizás era porque Poseídon siempre había poseído una leve preferencia por ella y la dejaba hacer lo que ella quisiese.
El sol del atardecer caía lentamente en el horizonte y me invadía una tristeza rotunda.
Entrecerré mis ojos por unos pocos segundos, pero al volver a abrirlos sentí la presencia de alguien a mis espaldas, siguió con un corto suspiro acompañada de la tranquila respiración de esa misma presencia.
—No sé que me hizo venir hasta aquí, pero te encontré.
Reconocí la voz en cuestión de lo que tarda un gallo en cantar a la mañana, tenía un sonido diferente, pero era la misma, la misma de la última vez.
—No sabía que volveríamos a encontrarnos. — contesté sin sorprenderme.
Su sonrisa iluminó mis ojos.
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Telxíope (Riker L. fanfict) {Terminada}
Fantasy¿Qué sucede cuando una historia no tiene final feliz?