Desastre

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El rubio en el cuerpo del ojeroso preparaba los alimentos, era una escena un tanto extraña. Además de que ambos creían que el capitán y la navegante estaban en su estado normal, ahora ellos estaban en una situación tan complicada que casi entendían como se habían sentido ellos durante todo ese tiempo que no habían estado en sus respectivos cuerpos.

La comida al fin estuvo, los tripulantes comenzaron a llegar a la cocina poco a poco y fueron tomando asiento, esperando a sus demás nakamas y la orden de poder comenzar a comer.

Todos incluidos el cocinero y el ojeroso degustaban de los alimentos, tenían que fingir pues no era algo que fuera fácil de explicar.

—Ero-cook ¿y el sake? —pregunto levantándose de su asiento esperando la respuesta de este.

El cocinero lo miro, no podía decirle donde estaba debido a que no se encontraba en su cuerpo y que el ojeroso respondiera sería aún más extraño.

El ojeroso miraba al peli-verde confundido, sabía que estaba mirando al cuerpo de aquel rubio pero ¿Ero-cook? ¿qué clase de apodo era ese? Se limitó a solo mirarlo ¿Cómo reaccionaría el rubio? No le había preguntado nada acerca de cómo actuar pues no sabía que cierto marimo le molestara de esa forma.

—Zoro-kun —le llamo la arqueóloga, pudo notar que el cocinero no tenía intención de decirle tal cosa, este la miro

—Tsk... ¿Qué quieres mujer? —no estaba molesto aun, no podía hablar con ella como su pareja ya que nadie sabía de aquella historia

—Es muy temprano para beber —sonrió, el espadachín solo giro la mirada

—Entonces lo buscare yo mismo —y se puso en marcha

El rubio sabía que su reserva de alcohol del peli-verde se había terminado pero no podía decirle nada, también sabía que si no hacía nada terminaría bebiendo el que utilizaba para cocinar.

Y así fue, al no encontrar su sake decidió beber el que el rubio guardaba, sabía que no debía tocarlo pero las ganas de llevar alcohol a su boca eran más grandes, además de que el cocinero le había visto tomarlo sin decir nada.

La hora del desayuno termino, todos a excepción del cocinero y el ojeroso salieron de la cocina, tenían que conversar, no podían dejar las cosas como estaban, al menos debían intentarlo.

Por su parte el capitán y la navegante se encontraban en la parte trasera del barco ambos bastante deprimidos, la felicidad y sus cuerpos les habían durado tan poco. Estaban dudosos de contárselo al rubio y compañía ya que probablemente les causarían más problemas, pero el dejarlo en secreto y no hacer nada también les daría problemas.

—Nami, ¿Qué deberíamos hacer? —pregunto esperando esta tuviera la respuesta

—Sigo pensando Luffy —dijo un poco molesta —No podemos decírselo a Sanji-kun ni a Torao, ya no querrá ayudarnos

—Pero Torao es buena persona —sonrió

La navegante solo lo miro ¿por qué confiaba tanto en él? Era su enemigo, ambos eran piratas que iban tras el mismo objetivo, por una parte, entienda que su capitán tenía exceso de confianza, pero por otra le daban ganas de golpearlo.

¿Qué era lo que debían hacer para poder volver a su estado normal?

La navegante estaba cansada de pensar, ella era la única que aportaba algo en esta situación, no esperaba que el capitán dijera algo, pero tampoco esperaba se quedara sentado sin nada que hacer. Debían apoyarse o no podrían volver a la normalidad, de nuevo.

¿Qué es esto? LuffyxNamiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora