Especial: Luhan

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Estaba jodido. No, más que eso: estaba jodidísimo. Mi amor no correspondido no era sólo mi mejor amigo, sino que era un cachetón hermoso que conseguía novio fácilmente y esta vez parecía haber encontrado a su media naranja. Y eso me aterraba. Necesitaba hacer algo para llamar su atención. Necesitaba conquistarlo antes de admitir lo que sentía porque sino lo perdería todo.

Sin embargo, cuanto más atrevido intentaba ser, más tímido era realmente. Iba trazando una línea invisible entre nosotros que marcaba un límite que sólo yo podía romper, pero no me animaba. Entonces comprendí que era un cobarde y que lo mejor sería olvidarme de él. La fiesta de Oh se me presentó como una oportunidad para conocer a otras personas, pero como no tenía amigos más allá de Minseok, no se me ocurrió mejor idea que invitar a Kyungsoo y Baekhyun, los mejores amigos de Jongdae, mi rival. Pero lo más estúpido fue haberlo hecho sin mirar alrededor primero.

Jongdae escuchó mi plan y terminé invitándolos a él y Minseok también. Quería morir. No quería verlos pegoteados toda la noche mientras yo me ahogaba en un vaso de alcohol, deprimido y solo. Tampoco podía contar con Baekhyun y Kyungsoo. Aunque con el segundo me llevaba bastante bien, últimamente estaban raros y presentía que harían de las suyas en la fiesta.

El día llegó y, como Minseok no iría a arreglarse a casa, necesitaba que otra persona fuera para motivarme a ir a la fiesta a la que yo los había invitado porque realmente había perdido todas las ganas. Invité a Kyungsoo y, gracias a que Byun se lo pidió más tarde, vino. La charla con él era amena, me transmitía mucha paz. Mis preocupaciones se desvanecieron y me sentía más relajado mientras nos estábamos cambiando. Entonces reparé en unas manchas rosadas en su pecho y de alguna manera todo encajó en mi cabeza: Chanyeol y Kyungsoo habían terminado hacía casi tres semanas, hacía dos que él y Baekhyun estaban muy acaramelados...

—¡Kyungsoo! ¿Baek te ha hecho eso?

Me miró estupefacto.

—¿Cómo sabes que fue él?

—Acabas de confirmar todas mis sospechas. —Sonreí—. Quién hubiera imaginado que esa pequeña diva sería toda una fiera.

—No le digas así. Sólo yo puedo.

—Aww, eres muy lindo. —Le pellizqué las mejillas.

—¡Suelta ya! —Apartó mis manos sin delicadeza.

Su expresión no tenía precio. Un Kyungsoo sonrojado no era algo que uno pudiera pagar y tomar asiento para verlo. Era una oportunidad entre miles. Me reí a carcajadas por lo cómico que se veía con el ceño fruncido y la cara como tomate. Me gané un par de golpes por eso, pero terminamos riéndonos juntos.

—No le digas a los chicos —pidió mientras se secaba unas lágrimas y dejaba de reír—. Creo que Baek no quiere que nadie lo sepa.

—¿Por qué piensas eso?

—No sé. Quizás no quiere que surjan rumores raros o se avergüenza de mí —respondió con un pequeño puchero del que (creo) no fue consciente.

—¿Baekhyun? ¿Avergonzarse de ti? —pregunté incrédulo—. Jamás. ¿Has visto su sonrisa cuando te tiene cerca? Ni en diez mil siglos, Kyungsoo. En todo caso, deberían hablarlo.

Él asintió poco convencido, pero decidí zanjar allí el tema. Tampoco teníamos tanta confianza como para insistir. Terminamos de vestirnos y caminamos las tres cuadras a la casa de Oh Sehun, Minseok me había dejado un mensaje de que habían llegado. Kyungsoo parecía nervioso.

Entramos y el lugar era un caos. Si dijera un mar de gente me quedaría corto. Pasamos un buen rato intentando desplazarnos por el lugar, buscando a nuestros amigos, sin separarnos. Después de veinte minutos encontramos a Minseok y Jongdae bailando. Sentí un sabor amargo en la boca. Minseok sonrió y saltó al verme, se acercaron a nosotros como pudieron contra la corriente de personas. Se veía particularmente emocionado, probablemente porque no salía hace mucho y le gustaba mostrarse con Jongdae.

¿Qué es el amor?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora