Especial: Minseok

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¿Qué estaba haciendo Luhan? Era obvia el aura incómoda que lo rodeaba mientras intentaba entablar una conversación con Yifan. ¿Siquiera conocía a ese tipo?

Luego de la fiesta, lo busqué para hablar muchas veces, pero era evidente que me estaba evitando. Necesitaba que aclaráramos las cosas. Yo no podía dejar a Jongdae y tampoco podía perder a mi mejor amigo. Fuera lo que fuese que estuviese confundiendo los sentimientos de Luhan por mí, teníamos que detenerlo, antes de que hiciera flaquear los míos.

El ambiente había sido tenso, probablemente Kyungsoo y Baekhyun habían descubierto lo que pasaba entre nosotros. Cerré los ojos un instante y rogué que no le dijeran nada a Jongdae, era el mejor novio que había tenido y, aunque el beso de Luhan había abierto un camino de incertidumbre en mi corazón, Jongdae me gustaba mucho y no quería herirlo por algo que sólo era confusión.

Cuando Luhan volvió a ignorarme a la salida de la universidad, quise complacer a Jongdae con una cita, para compensar, ya que por algún motivo me sentía incómodo cuando estaba a solas con él desde la fiesta. Por eso propuse una cita doble con la nueva pareja. Luhan y yo habíamos apostado muchas veces sobre la relación extraña de esos dos, pero qué podía decir ahora que nuestra relación también se había vuelto rara...

En el cine me absorbió tanto la película que ni siquiera fui consciente de tomarle la mano a Jongdae, sólo devoré el maíz del balde como un muerto de hambre. Baekhyun y Kyungsoo comenzaron a hacer cosas sucias en medio de la película, estoy seguro que no fui el único en fingir que no me daba cuenta de nada. Un rato después se excusaron y nos dejaron solos, entonces me volví más consciente de mi novio y no me sentí cómodo con ello.

Me maldije porque los nervios harían evidente mi situación y no quería hacer sentir mal a Jongdae, por eso le avisé que iría al baño y escapé. No había pensado en que Baekhyun y Kyungsoo estarían allí, con la puerta trabada. La voz de Kyungsoo se escuchaba sin tener que pegarse a la puerta.

Suspiré y recosté la espalda contra la pared del pasillo. Saqué mi celular y miré los últimos mensajes que le había enviado a Luhan y él no había respondido. No pararía hasta que lo hiciera. Abrí un nuevo mensaje y escribí "¿qué haces?", casual. Era obvio que no respondería un mensaje tan trivial. Frustrado, me senté en el suelo pensando qué debía hacer para que me escuchara.

De pronto mi teléfono vibró. Sonreí al ver su respuesta, aunque Luhan estuviese intentando ser cortante y fuera un simple "nada". "Entonces no tendrás problema con que pase a verte...", respondí. Sabía que eso lo espantaría, pero debía intentarlo. Me sorprendió que el celular vibrara otra vez. "Quizás" fue su respuesta y todo lo que necesité para levantarme y volver a la sala para decirle a Jongdae que había recibido un llamado urgente de Luhan y tenía que irme. Pensé que lo entendería, siempre éramos así, nunca había intervenido. Sin embargo frunció el ceño.

—¿En serio? ¿Ahora? Estamos en una cita, Minseok.

—Lo siento, te compensaré. Sonaba grave... —mentí algo desesperado.

—De acuerdo... —aceptó sin mirarme a los ojos.

—Gracias. —Le di un beso en la mejilla y me fui.

Sabía que no estaba bien. Que no era lo correcto mentirle a mi novio, ocultar cosas y dejarlo plantado. Sabía que Jongdae no era tonto y que él no estaba bien, pero en ese momento me preocupaba más arreglar las cosas con mi mejor amigo.

Cuando llegué a su casa, Luhan estaba despeinado como si recién se levantara, con una camiseta holgada y unos shorts. No me dio tiempo a saludarlo, tomó mi muñeca y me metió a la casa. Mi espalda chocó con la pared y mi quejido fue silenciado por sus labios, devorándome con ansias. Intenté apartarlo.

—Qué haces... —Logré decir en medio de sus besos—. Tus papás...

—No están —respondió y continuó, encerrándome contra la pared.

—Basta. —Lo empujé—. No vine para esto.

—¿Entonces por qué viniste? —preguntó con frialdad.

—Porque tenemos que hablar, quiero que solucionemos esto...

—No hay solución —dijo de mal humor y se dio vuelta para subir la escalera.

Lo seguí a su habitación con la esperanza de que podamos tener una conversación seria. Se lanzó en la cama, manteniendo la expresión de fastidio. Me quedé parado en la puerta frotando mis manos nervioso.

—Tenemos que descubrir qué es lo que te está confundiendo, Lu, no vamos a arruinar nuestra amistad por un capricho...

—No es un capricho, Minseok. —Se sentó en la cama para verme a la cara—. No estoy confundido y no voy a dejar de sentirlo mágicamente. Te amo. Y no es algo reciente, créeme que tuve tiempo para pensarlo.

—¿Entonces por qué lo dijiste ahora? Estaba tan bien con Jongdae, y tú simplemente viniste a hacer todo un embrollo.

—¿Un embrollo? ¿Por qué? ¿Estás dudando de tus sentimientos? —Se levantó y caminó hacia mí.

—No, no estoy dudando.

Tomó mi rostro, nuestros cuerpos estaban a una distancia muy corta.

—¿Estás seguro?

Tragué duro. No, no estaba seguro, era evidente, no podía mentir sobre ello. Volvió a besarme, pero esta vez fue como caricias sobre los labios. Y sin poder evitarlo, moví los míos suavemente para seguir su ritmo. Los besos de Luhan expresaban mejor que las palabras lo que sentía y estaba seguro que jamás había recibido unos como esos, tan llenos de amor, incluso dudaba de que Jongdae lo hubiera hecho.

Tiró de mí suavemente hasta la cama y nos volteó antes de empujarme contra el colchón y posicionarse sobre mí para continuar besándome. Sus labios eran cada vez más exigentes y las manos recorrieron mis costados y mis muslos con timidez. No había manera de seguir fingiendo que nada de eso me gustaba al punto que me era casi irresistible, y por eso había llegado hasta allí, pero algo en el fondo de todo eso se sentía vacío.

Interrumpí el beso abruptamente. Luhan me miró a los ojos y cada miembro de mi cuerpo cayó inerte en el colchón.

—Te amo —murmuró, el miedo tomando control de sus pupilas, que recorrían todo mi rostro.

—Yo no.

Alejó sus manos y se sentó en el borde de la cama.

—Vete, Minseok —dijo con la voz débil.

Quise gritar que no, que no me iría hasta que lo solucionáramos porque era mi mejor amigo y no estaba dispuesto a perderlo por nada; pero no podía ser tan egoísta, no más. Salí corriendo de allí antes de que mis lágrimas hicieran acto de presencia; Luhan era tan bueno que hubiera sido capaz de dejar a un lado su corazón roto para consolarme, pero entendí que esta vez se había ido todo al demonio y que por una vez yo no podía hacer nada más que apartarme.

¿Qué es el amor?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora