Capítulo 11. Corazones Destruidos. (Marcos)

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Tenía muchas cosas dentro de mi, tantos sentimientos que desahogar y en verdad no había una maldita persona a la cual decírselo.

Mi novia... Si asi se puede llamar a la chica que solo te ve una vez al día y a mucho te da un beso de despedida antes de ir a su trabajo. Ella solo tiene cosas más importantes que hacer, ya no es como antes, mo compartimos en las noches, ni reímos de los malos chistes, solo cosas puntuales y obligatorias.

El resto del grupo, al carajo...

Todos ocupados en sus vidas perfectas, todos viviendo un romance perfecto, Sebastián e Isis, Dan y Francis, hasta el Christian, debe estar buscando relación con Adriana, en fin, todos en sus vidas haciendo labores de importancia y yo frustrado en un maldito campo de cosecha, sin hablar con nadie, solo pensando en las personas que han muerto y morirán.

Me levanté antes que Ashley y Christian, ellos seguían en plena siesta.

Sin mucho que hacer puse mis botas marrones y mi sombrero de trabajador tomé mi franela y al abrir la puerta para salir. Algo me detuvo.

- ¿Por que sales sin despedirte? ¬ Ashley me pregunta, pareciera que estuvo despierta todo este tiempo, no tenía voz de recién despierta

- ¿Para que despedirme? ¬ Le pregunté sin voltear a verla - Esta noche te volveré a ver, o tal vez mañana...

- (.........................)

- De todas formas ¿Para que quieres? Te da igual, como el resto de nuestra relación ¬ culmino y cierro la puerta con la incógnita de lo que pudo haher pasado

Neeeeeck...

No me hizo sentir diferente por lo que le dije, más bien, peor... Christian pudo haber escuchado y la cosa se pudo haber complicado.

Seguí mi rumbo en la soledad, todo estaba vacío, no habían muchas personas transitamdo a esa hora de la mañana.

Me senté en la palza a esperar que la hora llegase para empezar a trabajar.

Algunas personas caminaban por el liso suelo de Arcadia, se escuchaban los zapatos relucientes pisar y los tacones resonar.

Saludé a Gabriel que iba de paso, estaba en su labor de guía el era un sujeto muy ocupado.

En el momento pasó una amiga, Adriana, ella se acercó rápidamente a mi, y más al darde cuenta de mi triste depresión.

- ¿Marcos? ¿Qué haces aqui tan temprano? ¬ Adriana

- Pues... Esperando a que abran las puertas de la zona de campo ¬ expliqué sin mucho detalle

- ¿Estas bien? ¬ Adriana

- Mejor... No puedo estar ¬ resalté la piadosa mentira, no quería decirle lo que mal me tenía

- Te ves triste, muchos estamos tristes, pero me preocupa que no me digas lo que sientes, desde hace días te veo asi ¬ Adriana

- Pues... Necesito espacio Ana, no quiero hablar de eso ¬ Le interrumpo, se que ella tenía buenas intenciones, pero mi furia era tan grande que no quería descargarme con ella

- En... Entiendo... ¬ Adriana se retira

En ese momento me sentí valiente y solo a la vez, tener que dejar mucho a un lado por mi actitud desafiante y melancólica.
Era brusco, pero era lo mejor.

Al hacerse la hora ingresé a mi trabajo, en la zonas de cultivo de tomate.

Tenía que sembrar algunas semillas y recoger la siembra del mes anterior, con toda esta carga por delante comencé para que rindiera el tiempo.

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