Capítulo 28

818 81 16
                                    

~Narra Adele~

Era la primera noche que dormía bien, sin ningún inconveniente, sin ningún contratiempo, ninguna pesadilla. Era una noche tranquila... hasta que el despertador decidió acabar con ella y destruir mi descanso. Abrí los ojos a las seis de la mañana. Aún invadida de sopor y cansancio. Cuando volteé para apagar la maldita alarma todo cayó a mi como un balde de agua fría. La operación, mi voz. Empecé a temblar de la nada, no sin razón alguna, claro que había razón para temblar.
El doctor me había explicado el proceso de la operación y yo simplemente decidí dejar de poner atención a la mitad de la explicación.
Agregó las típicas palabras de aliento: "he hecho esto muchas veces", "muchos cantantes sufren de este problema", "no hay de que preocuparse". Como si no hubiera de que preocuparse en realidad, ¡ja!
No podía levantarme de la cama, o más bien no quería.
A las seis quince mi abuela tocó el timbre, no tuve más opción que levantarme. En cuanto abrí la puerta me saludó con una sonrisa. Si no la conociera me la habría creído, pero bueno, es mi abuela. Está muriéndose de nervios al igual que yo. Le mostré el mensaje que había escrito antes de bajar a abrir la puerta.
"No quiero ir. Tengo miedo"
Me vio con compasión y me abrazó.
—Tienes que mi vida—dijo abrazándome para intentar calmarme. Sus palabras salían apaciguadas—. Es por tu bien. Ya verás, que estarás bien pronto.
Asentí sin separarme, no me tranquilicé ni un poco.

La operación comenzaría a las nueve. Tenía que llegar una hora antes para que me prepararan. Mi abuela me ayudó a hacer una maleta pequeña con dos cambios de ropa, utensilios de primera necesidad, y algo para no estar aburrida los dos días que estaría en recuperación en una hermosa habitación de hospital. Si, eso fue sarcasmo.

Fui directo al armario para sacar la caja con mis cosas antiguas. Encontré la pequeña sudadera de estrellas y el piano que me había regalado mi abuelo en un cumpleaños. Estaba buscando el collar de mi nombre, quería tenerlo cerca de mi. Lo encontré al fondo de la caja, bajo un montón de hojas blancas. Las saqué y me sorprendí al ver lo que eran. El borrador que me dio Laura hacer muchísimo tiempo para que lo leyera. Me sentí muy mal de repente. Nunca lo leí, incluso lo había olvidado. Lo tomé y lo metí a la maleta.
—¿Qué es?—dijo mi abuela cerrándola.
"Un libro que quiero leer"—escribí.
—Buena idea, es un buen entretenimiento.

Liam y Rose llegaron con nosotros al hospital. Jonathan ya estaba en la recepción arreglando todo lo necesario para mi estadía. Lo abracé con fuerza cuando se acercó a mi.
—Te veré en unas horas ¿Okay?—asentí—. No estés nerviosa, se fuerte.
Volví a asentir. Cuando se dio la vuelta para hablar con Rose vi como Simon salía de un pasillo. Traía una pequeña mochila en el hombro. Cuando me vio sonrió ampliamente y no estoy mintiendo cuando digo que vi que sus ojos se iluminaron. Lo mismo me pasó a mi, a diferencia de que mi corazón empezó a latir mil veces más rápido y fuerte.
Me tomó la mano. Quería decirle hola, agradecerle por haber ido a saludarme, pero no podía pronunciar palabra y mi liberta estaba en la maleta. Resoplé frustrada, lo que me costó un gran dolor, no había tomado mis medicinas por instrucciones del doctor.
—¿Lista?—negué—. Deberías estarlo. No te preocupes.
Solo sonreí y desvié la mirada cuando Jonathan me indicaba que lo siguiera.
"Gracias por venir"—pensé. Intenté decírselo a través de un abrazo. Me lo devolvió y me dio un beso en la mejilla que me hizo erizar.
—Estaré esperándote. Cuando salgas, seré el primero en entrar a verte, te lo prometo.
Sonreí para mostrarle mi felicidad por eso, volteé a ver la mochila. Él siguió mi mirada.
—Traigo mi laptop y unas cuantas revistas. Para la espera—sonrió.
Volví a sonreír y volví a abrazarlo.
—Adele, vamos, es hora—dijo Jonathan.
Apreté la mano de Simon para que se diera cuenta de que no quería separarme de él, de que no me soltara.
Tomó mi mano entre las suyas y me vio a los ojos. Sus ojos azules reflejaron su apoyo, su nerviosismo tal vez, pero todo era sincero, de eso estoy casi segura. Aún quería hablar con él, de lo sucedido, no habíamos tocado mucho el tema sobre su compromiso roto, sobre mi ex novio, sobre nosotros, pero no habíamos tenido tiempo suficiente y yo no tengo la voz necesaria para hacerlo. Ese es el mayor problema. A pesar de todo eso se que lo quiero, demasiado, y que estoy agradecida por lo que está haciendo. Saliendo de la operación, después de recuperarme será lo primero que diga. Le diré que lo quiero y que quiero que todo este claro entre nosotros. Será la mejor forma de recobrar mi voz.
Solté su mano y seguí a Jonathan. Vi por encima de mi hombro y confirmé que Simon me veía, esperando a que entrara a la sala, esperando hasta no poder verme. Sonreí nerviosa y él se despidió con la mano antes de levantar el pulgar. Entonces le di la espalda y no volví a voltear.

StarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora