Visita de media noche

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Habían pasado 3 días desde que Ciel se encontraba encerrado en la torre de castigo, sólo recibía sus alimentos por la ventanilla que estaba en la puerta, no tenía visitas de nadie y su padre tampoco se acercaba a él.

Su pequeño cuarto contaba con una cama y el diminuto baño rústico, nada parecido al cuarto principal con las comodidades que él estaba acostumbrado, sin dudas su padre estaba siendo muy extremista con ese castigo y restricción.

"Lo desconozco totalmente no parece que sea el mismo que yo conocía" es lo que pensaba el aburrido y preocupado Ciel mientras se asomaba por la ventana.

- Los días se me hacen eternos, sin nadie con quién hablar y sobre todo sin ti... Donde rayos  estás estúpido demonio ?- dejo salir un pequeño suspiro, las esperanza de ver nuevamente al mayor cada hora que pasaba se hacía más distante, ahora dudaba si de verdad le había importado algo.

Sentado en la mesa principal, se encontraba Vincent y Elizabeth comiendo lo que los sirvientes les habían preparado por almuerzo. Él permanecía serio y no tocaba el tema con nadie, la rubia tampoco se animaba a preguntar por su prometido ni cual seria el día en que termine su castigo.

- Lizzy, me he tomado el atrevimiento de adelantar la boda entre Ciel y tú, cómo están las cosas no me quiero arriesgar a que él haga una tontería -

Dejando caer su tenedor al suelo la joven se quedó callada al escuchar la noticia, amaba a Ciel por sobre todas las cosas pero era obvio que él no a ella.

- Pero...Será una boda forzada, tío Vincent, tú sabes lo que sucedió en ese bosque y yo no fui la que salvó a Ciel -

- No se diga más al respecto, mi hijo es el próximo sucesor al trono y gobernará este reino, no puedo permitir que una tontería de chico inmaduro  arruine todo y necesito que tú estés a su lado -

No le quedó más remedio que aceptar, sabía que el rey tenía un carácter difícil y no quitaría el dedo del renglón con su decisión.

La noche ya estaba en su máximo esplendor, la luna iluminaba el cielo sin nubes dando un paisaje muy bello. Ciel estaba acostado en su cama, después de cenar una taza de leche y un bollo, no le quedó más remedio que tumbarse en la cama ya que no tenía ni un libro que leer.

- Son tan largas las horas...Estúpido Sebastian- cerro los ojos molesto tratando de conciliar el sueño.

- Vaya vaya,  que palabras tan amorosas - la voz aterciopelada sonó en la habitación y con un gran susto el chico se levantó de su cama, ahí estaba él, parado en la ventana mirándolo tranquilamente.

- ¿Se...Sebastian ? Que demo...- no pudo terminar la frase cuando ya estaba entre los brazos del mayor.

- ¿No es obvio? Vine a rescatar a mi "princesa" -  con un sonrojo el ojiazul desviaba la mirada, su corazón estaba latiendo con fuerza, sin duda se sentía feliz al verlo de nuevo pero tenía también coraje por los días que lo dejo sólo.

- ¿Porque tardaste tanto en buscarme ? Acaso no estabas seguro de venir...- alejándose del abrazo camino a sentarse en la orilla de la cama, el demonio caminó y se arrodilló para tomarle la mano y mirarlo directo a los ojos.

- Lo siento, tenía que asimilar muchas cosas dentro de mí, por ese motivo tarde estos días en buscarte yo solo quería estar seguro de algo pero...-

- ¿Pero que ? Habla de una vez !!-

- Eso quiero saber, dímelo realmente que deseas tú de mí ? - esa pregunta lo dejo en silencio, lo necesitaba con él pero ¿porque? Se supone tenía sus sentimientos definidos pero le era difícil hilar las palabras adecuadas sin cometer un error.

Érase Una Vez... Un Príncipe Y Un DemonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora