Rojo pasión

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El día estaba soleado y la gente caminaba alegre por el pequeño pueblo, algunos comprando en los puestos de frutas y otros más en alguna taberna o local de comida. Los dos jóvenes salían rumbo al bosque donde se encuentra un pequeño lago rodeado de unos hermosos sembradíos de rosas pues a la fallecida reina le gustaba ir seguido de día de campo.

- Aquí está muy bien, voy a colocar el mantel y tomaremos el té mi querido Ciel - muy animada la rubia se sentaba delicadamente en el pasto cubriendo la hierba con un mantel color azul oscuro y adornado con una cesta llena de bocadillos y la tetera de porcelana.

- Lizzy alguna vez tus padres fueron al sur del bosque?-

-  He....realmente no lo creo Ciel, al parecer ese lugar está prohibido entrar, ¿Acaso nunca viste los letreros de advertencia?-.

Con curiosidad el joven miraba a lo lejos donde los árboles se alzaban más alto y se marcaba el tono verde más oscuro.

- Pues en realidad no, mi padre sólo me dijo que ese lugar estaba abandonado por ser muy peligroso, culpa de los animales salvajes-.

- Ay no que horror yo siempre supe que en ese lugar viven seres horribles como brujas y duendes que susto - se quejaba la jovencita.

El ojiazul torció la boca mirando con burla a su prometida - Lizzy esas cosas no existen no seas incrédula, mejor sirve el té y comamos -.

Regresando al castillo la joven mujer caminaba con una botella de vino y dos copas en la mano, llegó a la habitación real y entró sin tocar la puerta.

- Vincent no saliste ni a desayunar no crees que te vas a enfermar si sigues así ?-.

El hombre sentado en la cama con un libro en las manos medio meneo la cabeza, aún se mostraban algunas ojeras en su rostro pues difícilmente dormía por las noches debido a la profunda tristeza que no dejaba salir.

- Lo siento Angelina pero no me siento muy bien y no quiero que Ciel me vea de este modo -

- Ashh vamos quita esa cara ¿Quieres acompañarme con una copa? Sólo será un momento, tú debes de relajarte un poco no quieres que Ciel se sienta preocupado por ti, no te parece? -

Se acercó y se sentó en la cama y retiro el corcho de la botella, con mucha discreción saco una pequeña botellita con un líquido color negro, dejando caer unas gotitas en una copa, sirvió el vino y entregó a Vincent una de las copas.

- Aquí tienes, hasta el fondo veras que te asienta bién -  animada entregaba la copa.

- Está bien Angelina, sólo para darte gusto y darte las gracias pues estas semanas te quedaste al cuidado de Ciel -.

Chocaron las copas y bebieron un gran trago así pasaron unos 40 minutos y sin darse cuenta la botella estaba vacía, el mareado Vincent se dejó caer en la cama abrumado pues aunque estaba acostumbrado a tomar vino se sentía extraño y como si fuera un sueño lejos de la realidad.

Medio cerraba los ojos, cuando sintió unos húmedos labios besando su cuello y las manos le acariciaban su pecho.

- Vincent, dejá que te haga olvidar a mi hermana, sabes que desde niña te amé con locura-

La candente mujer pelirroja se bajó los tirantes de su vestido dejando sus grandes senos al descubierto, tomo las manos del ebrio hombre y los colocó sobre los suaves pechos, como un felino sigiloso se subió sobre el pecho de esté para montarlo.

- Ahhhh... Que grande es, que envidia le tengo a Rachel ... Ahhgg ahora eres mío -

Movió sus caderas de arriba abajo, como alguien que cabalga una bestia, se escuchaba el chocar de sus sexos entre gemidos y la lubricación de ambos, el hombre no sabía si soñaba o era real pero estaba invadido de una extraña exitacion que lo poseía.

- ... ¿Eres tú...Rachel?- Preguntaba exitado y confundido.

- No amor yo soy tu nueva mujer yo soy tu nueva reina y tu nueva dueña...- en una última arremetida llegó al orgasmo dejando toda su semen dentro, se retorcía con placer y gemía de gusto acercándose a besar los labios de Vincent y éste como por arte de magia le correspondió. " Echo está ahora eres mío mi amor " pensaba con malicia la mujer lamiendo los labios del hombre con una mirada maliciosa y triunfante.

Pasaron alrededor de una hora y la mujer salió del cuarto ya arreglada y con la ropa acomodada, el rey dormía plácidamente en su cama y un hombre misterioso caminaba al encuentro de la pelirroja.

- ¿Siempre si pudo ? - ella lo miro con enojó pero mostró una sonrisa pícara.

- Así es mi fiel sirviente, ese brebaje que me diste funcionó perfecto y con esa entrega él quedó atrapado en mis manos-. El misterioso sirviente se sonrió con picardía  mostrando unos ligeros colmillos.

- Vaya, ese hombre debe ser suculento de probar, lástima que no me va a tocar a mi saber que tan bien lo hace -

Cállate Grell, tú solo estas para servirme ese es nuestro acuerdo ¿entiendes ? -

- Pfff....ya lo sé, sólo que no hay más hombres guapos por aquí y eso me desagrada -. Se arreglaba los lentes haciendo un puchero ante tal regaño.

los dos caminaron rumbo a la sala principal para seguir con su plan.

El sol se ocultaba en el horizonte rodeado de las nubes de tonos grises, ambos jóvenes regresaban a paso lento rumbo al castillo después de su día de campo. Ciel entró primero y se encaminó a su cuarto pero fue llamado por su padre, se acercó y  lo vio sentando en la mesa principal junto a su tía, lo más extraño era ver que ambos estaban tomados de la mano.

- Ciel hijo mío, tenemos que hablar y darte una buena noticia, verdad mi amor ?- miraba a la pelirroja con mucha dulzura como si se amaran de hace años.

- Querido no lo digas así, me avergüenza delante de Ciel -. Sonreía con malicia la mujer.

El chico con duda y evidente molestia torció la boca mirando a los dos con enojó.

- De que están hablando, en este momento quiero una explicación - molesto y sin entender nada.

- Bien, veras hijo mío, creo que no podemos seguir así de este modo y tu necesitas una presencia femenina y maternal a tu lado yo lo pensé mucho y que mejor que tú tía para ser mi nueva esposa -. Con una gran sonrisa beso la mejilla de la mujer como si fuera algo muy normal.

Ambos jóvenes con sopresa miraban al feliz rey muy emocionado y no sabían que responder, el chico miro con furia a la pelirroja.

- ¡Estas loco!  No puedes hacer a un lado la memoria de mi madre y casarte en tan poco tiempo -

Dió la media vuelta y salió corriendo a su habitación seguido por la rubia. Ambos adultos no prestaban mucha atención ante el enojo del chico, Vincent parecía otro, entre risas y besos se dejaba manipular por su fémina acompañante y está solo se dejaba  tocar  mostrando una mirada de triunfo.

Dejando por un momento en el olvido el berrinche de su sobrino, con malicia sólo pensó "ya me encargaré de ti si no me aceptas ".

En el cuarto lloraba con enojó, abrazando su almohada casi mordía la tela para que nadie lo escuchara, tuvo que correr a su prometida a gritos para que ella no lo viera en ese estado, tenía rabia y odio hacia los dos adultos no quería verlos juntos y pisotear el recuerdo de su fallecida madre.

- ¡¡Te odio padre, maldita bruja trepadora !!!- entre sollozos y lágrimas se quedó dormido pensando en el vago recuerdo de cuando eran una familia feliz.

Érase Una Vez... Un Príncipe Y Un DemonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora