CAPÍTULO 1: Bienvenida a Red fox

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Desde que vi la publicación en la página Web, supe que era ese el apartamento que queríamos con mi mejor amiga.

Tamara o Tam como solía llamarla, me había seguido en esta loca aventura de salir de nuestra ciudad natal y embarcarnos hacia nuevos horizontes. Tam desconocía los motivos por los que realmente yo deseaba salir de allí, sin embargo, fiel a sus sentimientos, estaba allí en aquella gran ciudad. Junto a mí.

Llegar a Red fox era un reto, un campus grande y lleno de posibilidades nos esperaba.

Iniciamos nuestro primer año de universidad y para poder valernos habiamos encontrado dos modestos trabajos, por mi parte trabajaba de 6pm hasta las 3am en un café bar, situado en el centro. Era buen sitio y con lo que me pagaban podía pagar un buen apartamento, además de pagar mi carrera y Tamara trabajaba en la tarde en una pastelería, le iba muy bien. Tan pronto como conseguimos aquellos trabajos, se nos hizo más fácil dejar la residencia.

En la residencia no alcanzamos nisiquiera a durar un mes, ya que se nos hizo muy complejo coexistir con tantas personas, darse baños cómodos, entre otros muchos beneficios que ofrecía el calor de un apartamento. Y lo habíamos logrado, habíamos conseguido un apartamento cómodo, apenas tenía 2 alcobas, una sala de estar chica y baño. Eso era mejor que compartir un baño con 10 personas.

—Lauren, por fin independencia—Dijo Tamara tumbándose sobre el Sofá

Era una suerte haber encontrado un apartamento amoblado y a tan bajo costo. Estaba situado en un barrio de estrato medio, el único inconveniente que tenía, es que había que subir 6 pisos para poder llegar. Aunque la vista era maravillosa y compensaba aquel esfuerzo.

—Mañana será el primer día en la universidad—Dije sentándome a su lado

—Mañana podremos conocer chicos muy guapos—Sentenció ella con una sonrisa picara

Tam era una coqueta por naturaleza, a diferencia mía, ella amaba las fiestas, el alcohol y ser el centro de atracción de los chicos y casi siempre se salía con la suya. Cuando le plantee la idea de irnos de la ciudad, casi muere de felicidad. Aunque Tamara no conocía los verdaderos motivos de querer salir de casa, había estado conmigo en momentos críticos y viceversa.

Éramos polos opuestos, pero justamente era eso lo que nos hacía amigas

—Bien para ti Tam—Me levanté del sofá—Espero que encuentres al amor de tu vida

—Yo también lo espero—Dijo ella con un suspiro.

La mañana pasó muy rápido. Me levante y tome un baño. Nuestro apartamento no tenía todos los lujos, pero al menos era totalmente independiente y eso me hacía feliz. Tomé mi mochila y salí directamente para la Universidad.

Cuando llegué fue un momento mágico. No porque fuera primípara o algo así. Ya tenía algunos semestres de una ingeniería, pero con el cambio de vida, decidí empezar por lo que siempre me había gustado, el área de talento humano.

La primera clase era de principios económicos. Me dirigí al salón y lo primero que vi fue a un grupo de chicas con escotes pronunciados, al lado del profesor. Un tipo calvo y con una gran panza que no les era para nada indiferente. Tomé mi asiento en la primera fila.

Durante la clase una de las chicas que había estado coqueteándole al profesor no había parado de mírame. Se me hacía raro, porque ella no tenía nada que envidiarme. Tenía una cabellera color rojizo y unos ojos color miel, sin nombrar que tenía un cuerpo de infarto. Aunque su cuerpo no era algo que yo tuviera que envidiar, lo único que nos hacía diferente es que yo no me arreglaba y tampoco usaba ropa ajustada al menos para ir a estudiar. Ella sí.

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