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Harrison Clark

Miro a la prostituta que se ha acercado a mí coquetamente. La música hace que el éxtasis que me he tomado haga un mejor efecto. Ésta será la de esta noche. Ella pasa sus manos por mi cuerpo excitándome más. Gruño y hago que enrede sus piernas en mi cintura, bésándonos apasionadamente.

Busco a ciegas una habitación y entro en ella. La lanzo en la cama y antes de que me pueda tocar, coloco sus manos encima de su cabeza. Bajo mi pantalón y la penetro fuertemente. Ella gime de placer y yo aumento el ritmo de mis embestidas.

Antes de llegar al clímax, salgo de ella y procedo a colocarme mi ropa. Ella extrañada se levanta y me toma del brazo.-¿A dónde vas sin pagarme?-se cruza de brazos.

Saco $30 de mi billetera y se los doy de mala gana. Salgo por la puerta y me giro para decirle algo.—Otra cosa...—me acerco a ella.—...eso es más de lo que mereces.—Sonrío cínicamente y me volteo para salir de esa horrenda habitación.

—¡Oye!, ¡detente!—oigo a lo lejos su voz. La ignoro y salgo del burdel. Me subo a mi coche y emprendo camino a mi casa. En el camino, oigo un chirrido y luego un golpe. Miro hacia atrás y veo un auto; dentro de éste hay una chica.

Ella baja del auto, se le ve nerviosa.

Bajo del auto y miro la enorme abolladura que esta zorra le ha hecho a mi auto.—Joder, ¿serás estúpida?—le cuestiono.

—Ay Dios.—coloca su cara entre sus manos.—Lo siento, pagaré por los daños lo juro.—saca $300 dólares de su billetera y me los da.

Se los arrebato de mala gana y me dirijo a la puerta de mi auto. Ella se sube al suyo y me doy cuenta que este no enciende. Ella nota que la estoy mirando y se baja del coche.—¡Oye!, necesito ayuda.—se acerca a mí.

—No voy a ayudarte.—respondo seco.—¿Qué horas son estas de salir siendo una chica?—ella me mira mal.

Ella suspira y se queda en silencio. Su respiración se vuelve irregular y niega con la cabeza, al mismo tiempo que somríe a medias.—La vida es una mierda, solo eso te diré.

—¿Por qué dices eso?—me acerco a ella.

—Encontré a mi novio en su cama...—cerró los ojos.—...con otra chica.

—Mírale el lado positivo, si tu novio no te hubiera engañado, no me hubieras conocido.—sonreí.

—Que egocéntrico.—rió.—Bueno, ¿vas a ayudarme o no?—asentí.

—Creo que tendrás que quedarte.—me encogí de hombros.

—¿Qué? No puedes dejarme aquí, ¡es de noche!

—Seguro que te las apañarás muy bien hasta mañana.—me subí a mi auto y me fui.

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Gracias.

Vayan a leer de paso mi otra nueva historia. Lovely Madness. Sé que les encantará.

The Devil in Human FormDonde viven las historias. Descúbrelo ahora