Harrison Ford
—¡Mierda!—pateé la mesa que se encontraba a mi lado.
Ella no me puede delatar a la policía, tengo que asegurarme de que no lo haga.
Tomé las llaves de mi auto, la pistola y me dirigí hacia su casa. Estacioné el auto en la otra calle y me oculté detrás de un arbusto frente a su casa.
No voy a dejar que Amber se salga con la suya.
Un auto llega, es el de Amber. Empuño mi pistola, pero no la cargo ni le quito el seguro. Mi intención no es hacerle daño.
Escucho la puerta de su auto cerrarse y la principal abriéndose. Es mi oportunidad.
Salgo del arbusto y me coloco detrás de ella.
—Espera.—hablo.
Amber para en seco y antes de que se voltee para verme, la detengo.
—Quédate de espaldas.
—¿Harrison?—voltea levemente la mirada.
Me acerco mas a ella y coloco la pistola en su nuca.—Entra.—su respiración se vuelve irregular.
—Harrison, baja el arma.—quité el seguro.
Escuché como empezó a llorar. Si supiera que la pistola está vacía y no tiene balas. Sólo la traje para asustarla y que fuera mas fácil todo.
—Tu no vas a decir nada de lo que John te dijo y mucho menos irás a la policía.—pasé el arma por su cuello y la coloqué en su sien.
—Harrison.—su respiración se encontraba agitada.
—¿Entiendes verdad?—cargué el arma.
—¡No!
—De rodillas.—exigí. Ella solo se digno a mirarme.—Amber, pon tus rodillas en el puto suelo o te juro que te mato aquí mismo.
Dicho esto, Amber obedeció mi comando.
—No tienes que hacer esto así Harrison, baja el arma, podemos hablarlo, por favor.
Coloqué el arma en su frente y tiré del gatillo. Amber tenía sus ojos cerrados y temblaba mucho. Acto seguido, reí. Su cara de espanto era graciosísima.
—La próxima vez no estará vacía, ¿entiendes?
—Vete al diablo.—masculló.
—Yo SOY el diablo dulzura, pero te puedo hacer llegar al cielo.—ella seguía en el suelo, así que la tomé del brazo y la levanté.
Ella me empujó mientras corría hacia otro lugar. Como reacción, fui detrás de ella.
Amber Thompson
Corrí hacia mi habitación y cerré con cerrojo. Tenía miedo de lo que podía hacerme Harrison. Él golpeó a mi hermana y casi la mata, no puedo confiar en el.
—¡Amber!—unos golpes provenientes del otro lado de la puerta, que está amenazando ser derribada, se escuchan.—Abre la puerta.—me posicioné detrás de ella, para proporcionarle tan siquiera un poco de sostén a la misma.
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The Devil in Human Form
Short Story"Sueña princesa, sueña. Jamás me fijaría en una chica como tú."